El
capital concentrado y centralizado internacional (CCyCI) logró finalmente una
devaluación importante dado que el valor del dólar pasó de 6 pesos en noviembre
de 2013 a 8 pesos ayer 24 de enero de 2014[1]. Para frenar el
crecimiento cada vez más acelerado de la brecha cambiaria el gobierno decidió fijar
el dólar en 8 pesos, lo que también por otro lado constituye un contraataque de
su parte. De poder mantener el Banco Central esa cotización todos aquellos que
apostaron a más de 8 perderían dinero. Si esto sucediera sería una advertencia
para todos los especuladores con el valor de la divisa. También puede suceder
que el CCyCI mueva todas sus fichas para que el lunes 27 de enero se produzca
una demanda extraordinaria de dólares con la finalidad de bajar una gran
cantidad de reservas del Banco Central y poner al gobierno en una nueva
encrucijada, porque es obvio que éste no puede dejar que las reservas bajen más
allá de cierto límite. Pero si esta demanda extraordinaria no se produce,
evidentemente bajará el dólar blue y, en principio, tenderá a estabilizarse en
un cierto precio bastante más bajo que 13 pesos el dólar. Esto sería un afianzamiento
relativo del gobierno en caso de producirse.
Ahora
bien, el panorama que se abriría en estas circunstancias es el del
encarecimiento generalizado de las importaciones, con sus potenciales efectos
inflacionarios. Por otro lado los exportadores obtendrían una gran
competitividad cambiaria. Pero la propia industria exportadora y la dedicada
exclusivamente al mercado interno verían encarecidos sus insumos. Y también
sucedería esto con el comercio. Por otro lado, de trasladarse a los precios el
aumento del costo de las importaciones, también se elevarían los precios de
aquellos productos de íntegra producción local, por un efecto “contagio”. Si
todo esto sucediera, habría una inflación generalizada, que podría ser moderada
o acercarse al porcentaje de la devaluación, o aún más. Esto afectaría a los
salarios que podrían llegar a ver muy disminuido su poder adquisitivo real.
Este punto también fue uno de los objetivos del CCyCI: establecer muy bajos
salarios. Otro de los objetivos del CCyCI fue la ganancia que obtienen muchos
de sus integrantes, como los grandes exportadores.
Todo esto
plantea un panorama nuevo e incierto. El primer dato que hay que tener en
cuenta es si efectivamente el gobierno logra anclar el dólar en 8 pesos, con la
aceptación principalmente del conjunto de la burguesía y la clase media. Que
esto suceda es muy problemático, en los próximos días se verá.
También
habrá que estar atento a las nuevas ofensivas del CCyCI, y a las respuestas del
gobierno a estas ofensivas o a nuevas iniciativas del equipo gobernante.
Si se
estabiliza el dólar a 8 pesos, habrá que ver en cuánto tiempo se concretan en
una dimensión significativa los planes del gobierno de inversiones y créditos
extranjeros para fortalecer las reservas, suficiente para conseguir un nivel de
reservas que pueda resistir los ataques del CCyCI.
Si esto
sucede, el gobierno obtendrá una fortaleza relativa que le permitiría en alguna
medida avanzar en su plan de crecimiento industrial con inclusión social,
aunque probablemente está inclusión se verá bastante disminuida.
Justamente
impedir el avance del plan de industrialización del gobierno fue una de las
razones fundamentales para esta ofensiva renovada destinada a agrandar a
niveles insostenibles la brecha cambiaria que ha venido realizando el CCyCI. A
pesar de todas sus debilidades, si el gobierno logra con préstamos no leoninos,
e inversiones para infraestructura y desarrollo industrial, en primer lugar un
gran nivel de reservas, y en segundo lugar avanzar en el crecimiento industrial,
el CCyCI se verá dificultado para ejercer su hegemonía en forma indiscutible y
directa. A esto hay que agregar que a medida que transcurra el tiempo el
gobierno podría ir concretando su objetivo de profundizar la sustitución de
importaciones, tanto en energía, como en la industria en general, pasando por
la industria electrónica. Si se lograra una importante sustitución de
importaciones aumentaría significativamente el superávit comercial. Con el
dólar estabilizado habría posibilidades de que bajen los exacerbados gastos por
turismo y tarjeta de crédito en el exterior, de que los importadores no anticipen
sus importaciones y que los exportadores no demoren la liquidación de sus
exportaciones, y la desesperación por el blue podría moderarse notoriamente.
Este
posible panorama difícilmente sea bien visto por el CCyCI, porque consolidaría
al gobierno, aumentaría su base social y en consecuencia, sus votos podrían
mantenerse o aumentar y por lo tanto subirían las posibilidades de un triunfo
del FPV en las elecciones del 2015 con un candidato comprometido con el crecimiento
con inclusión social (CIS), y el CCyCI vería postergada la posibilidad de una
influencia directa y total sobre el futuro gobierno. Para evitar este panorama,
y reemplazarlo por un futuro gobierno electoralmente elegido fiel y sumiso al
CCyCI es que éste ha desatado toda esta campaña devaluatoria que ha concluido,
al menos por ahora, con el dólar a 8 pesos.
También
hay que tener en cuenta otra de las herramientas del CCyCI, una alta inflación,
que en estos momentos es muy posible que suceda. La causa principal de la
inflación es la extranjerización y oligopolización de la mayor parte de la
producción industrial, situación que este gobierno hereda de la dictadura
militar y el menem-cavallismo. Los oligopolios pueden aumentar los precios
discrecionalmente, y cualquiera sea el gobierno tiene muy pocas posibilidades
de impedirlo dada la naturaleza del capitalismo. Alta inflación y pronunciada
brecha cambiaria son los arietes del CCyCI para crear una situación económica
insostenible para el gobierno, y de esa manera lograr un total dominio sobre él.
Sea el actual o el surgido de las próximas elecciones, gane el FPV o la
oposición.
Hay que
esperar entonces probables nuevas ofensivas del capital concentrado. Que esta
ofensiva existe lo corrobora la maniobra de la Shell difundida en los medios de
comunicación. El hecho de pedir comprar 3.500.000 de dólares a 8,70 cuando
estaba a 7,30 es una prueba irrefutable de su intencionalidad.
La
respuesta del gobierno, derrotado en su primer intento de reducir la brecha, ha
sido muy riesgosa, ha pagado el costo político de aceptar una devaluación
impuesta, contradiciendo sus promesas de no devaluar y ha abierto la puerta
para una inflación acelerada que reduzca el salario real y complique para la
adquisición de insumos a la industria, y también al comercio, aunque el
gobierno se favorece al ganar en competitividad la industria para exportar al
exterior, favoreciendo la estrategia de obtención de más divisas y la
sustitución de importaciones.
Pero las
políticas del gobierno siguen centrándose en medidas que eludan un
enfrentamiento más o menos directo con los empresarios, en particular el CCyCI.
Las medidas que se necesitan tomar son la estatización del comercio exterior y
los bancos, única manera de optimizar su control, aunque nunca se lo podrá
lograr completamente bajo el capitalismo. El gobierno se niega a tomar estas
medidas, así como se niega a ayudar a elevar la conciencia de la población
sobre el problema, con lo que se priva del apoyo necesario para tomarlas y
potencia su situación de debilidad frente a la ofensiva del CCyCI.
Con qué
rapidez aumentarán las divisas con inversiones y créditos extranjeros, hasta
qué punto se mantendrá estable el dólar en 8 pesos, cuál será el aumento de la
inflación y la caída del salario real, cuánto perjudicará a la industria y el
comercio el aumento del valor de los insumos y los bienes, qué nuevas ofensivas
y boicots implementará el capital concentrado, son las incógnitas que se irán
develando en los próximos días y semanas. Cualquier cambio pronunciado en
cualquiera de estas variables distorsionará toda la situación actual y
entraremos en otra muy distinta.
Carlos
A. Larriera
25.1.14
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