sábado, 8 de diciembre de 2012

La clase obrera como combatiente de vanguardia por la democracia


6.12.12
Críticas a “Las razones de la clase trabajadora” de Gustavo Robles

La clase obrera como combatiente de vanguardia por la democracia

Carlos A. Larriera

No se analizará en este escrito todo el artículo de Gustavo Robles, publicado en Rebelión del 21.11.12. Solamente se hará  hincapié en algunos conceptos erróneos que desarrollaremos a continuación.

Gustavo Robles, por ejemplo, dice:

“¿Así reparten la riqueza los K?”

Los K no son los dueños de la riqueza. Da la impresión de que Robles comparte —junto con la mayoría de la izquierda y muchos progresistas—[1] la idea de que el gobernante de turno tiene todo el poder.

Los K no tienen todo el poder, no son dueños de la riqueza, y mucho menos pueden disponer de la riqueza a su antojo.

No podemos acá extendernos mucho en citas para demostrar que el marxismo no atribuye ese poder a los gobiernos democrático burgueses, sino a la clase capitalista como tal.

Se puede mencionar la famosa frase de Engels acerca de que la democracia burguesa es la forma más perfecta de dictadura de la burguesía,[2] de lo que se desprende inevitablemente que un gobierno democrático burgués no puede nunca tener el poder suficiente como para gobernar a favor del pueblo y en contra de la clase capitalista.

Es tradicional también en el marxismo que un partido verdaderamente socialista no puede asumir por elecciones a un gobierno democrático burgués, pues estaría gobernando inevitablemente para la burguesía y en contra de los trabajadores, en lo esencial.

Y habría que citar también todo lo dicho por Lenin en El estado y la revolución sobre el estado capitalista y los gobiernos democrático burgueses.

Bastan estas citas recordatorias para que quede claro que nunca un gobierno democrático burgués puede tener el poder suficiente para gobernar a favor de los trabajadores. Nunca tiene todo el poder.

Basta decir, por otro lado, que esto es evidente a simple vista en todos los gobiernos democrático burgueses, Obama, por ejemplo, no tiene todo el poder en EEUU.  Ni mucho menos.

Robles habla de la vergonzosa jubilación mínima de $ 1.880. Es indudable que es muy poco, pero es más que los $ 150 fijos durante 10 años del Menem-cavallismo.

“El no menos vergonzoso salario mínimo de $2875”

Es inobjetablemente bajo, pero si ese importe en negro a eso hay que agregarle la asignación universal por hijo. De cualquier manera entre el salario mínimo en negro y/o la asignación universal por hijo los sectores más pobres de la población comen, no comían en el 2001.

“Por supuesto, todo esto se da en el período en que los empresarios, financistas, banqueros y buitres de la Bolsa se llenaron los bolsillos como nunca antes, según palabras de la propia presidenta.”

No hay duda de que estos empresarios se llenaron los bolsillos, pero a diferencia de la década del ’90, no pudieron impedir una distribución del ingreso mucho mayor, y esa es una de las razones de su odio al gobierno.

Habría que preguntarle a Robles si cree que no hay un gran sector del gran capital más concentrado que quiere voltear a este gobierno.

¿No existe este sector?

Este sector es indudable que existe, y no es —como se dice muy apresuradamente muchas veces— solamente Clarín, eufemismo que oculta que detrás de Clarín está ese gran capital concentrado destituyente que abarca a muchas empresas nacionales y, sobre todo, multinacionales.

En última instancia Robles –como gran parte de la izquierda y el progresismo- acusa a este gobierno de ser un gobierno capitalista, lo cual es evidente, y el mismo gobierno no sólo lo reconoce, sino que lo publicita. Y todo gobierno capitalista implica la existencia de todos los males que Robles detalla.

Esto sin entrar a analizar en detalle la exactitud de las cifras que proporciona Robles, su relación con otras variables, etc.

Es evidente que este gobierno, como cualquier otro gobierno democrático burgués, no tiene el poder suficiente para eliminar el trabajo en negro, duplicar o triplicar el salario mínimo y la jubilación mínima, etc., etc.

Pero está por lo menos implícito en el texto de Robles que el gobierno tiene ese poder.

Este gobierno lo que publicita, o por lo menos muestra sin poder evitarlo, es que favorece a todos los sectores de la burguesía, incluidas las PYMES, tratando al mismo tiempo de aumentar la distribución del ingreso. Es lo que llama crecimiento con inclusión social, cosa que sólo concreta, por supuesto, en pequeña medida.

Pero esa pequeña medida es una diferencia abismal en relación la década del ’90.

Para lograr mejores niveles salariales, trabajo en blanco 100% etc., habría que avanzar en la lucha de clases contra toda la burguesía, pero este gobierno es partidario confeso de la conciliación de clases.

Y si este gobierno optara por desarrollar la lucha de clases, debería inevitablemente desarrollar un movimiento revolucionario obrero y de todos los trabajadores que no existe en este momento. Pero, repetimos, este gobierno es partidario de la conciliación de clases.

Autorestringido el gobierno en esa conciliación de clases, es evidente que si quiere aumentar la redistribución del ingreso, no lo puede hacer de un día para el otro, y en el mejor de los casos esa redistribución del ingreso tendrá siempre los límites impuestos por esa política de conciliación de clases.

Pero no se puede negar que con todas esas limitaciones este gobierno busca aumentar la redistribución del ingreso, y lo ha logrado en alguna medida.

Y además no se puede dejar de ver la abismal diferencia entre la política social de este gobierno y la de los gobiernos de la década del ’90.

Robles, como gran parte de la izquierda y el progresismo, le pide al gobierno kirchnerista que sea un gobierno socialista revolucionario. Pero no lo pide con esas palabras. Lo pide como si este gobierno, sin dejar de ser un gobierno capitalista, sin dejar de tener la relación de fuerzas que tiene dentro del conjunto de la burguesía, que por cierto no es de supremacía ni mucho menos, pudiera otorgar al conjunto de la población el nivel de salarios, jubilaciones, en fin, el nivel de vida digno por el cual todos luchamos.

Lenin diferenciaba con una dedicación extrema todos los diferentes sectores en que se desarrollaba la lucha interburguesa, y cuál debía ser la actitud del proletariado ante ese panorama.

Hay que tener en cuenta las recomendaciones de Lenin en relación a continuar la lucha contra Kerensky durante el avance de Kornilov. Salvando todas las distancias abismales de situación, lo que tienen de útil esas recomendaciones es que subraya que lo que cambia es la forma en que se continúa la lucha contra Kerensky, a la vez que se hace eje en la lucha contra Kornilov, que era un peligro mucho más inminente y decisivo para ese momento.

En el apartado La clase obrera como combatiente de vanguardia por la democracia (Lenin, Obras Completas, Editorial Cartago, Buenos Aires, 1969, segunda edición, págs. 475/491.) Lenin dice, entre otros conceptos los siguientes:

“Todo el mundo está de acuerdo” en que es necesario desarrollar la conciencia política de la clase obrera. ¿Pero cómo hacerlo y qué se requiere para ello? La lucha económica sólo “lleva a pensar” a los obreros en la actitud del gobierno hacia la clase obrera, por eso, por más que nos esforcemos en “imprimir a la propia lucha económica un carácter político”, jamás podremos, en el marco de tal tarea, desarrollar la conciencia política de los obreros (hasta el grado de conciencia política socialdemócrata),[3] pues dicho marco es demasiado estrecho.

Y más adelante:
“La conciencia política de clase sólo puede llegar al obrero desde el exterior, es decir, desde un campo ubicado fuera de la lucha económica, al margen de la esfera de las relaciones entre obreros y patronos. La única esfera de la que se puede extraer estos conocimientos es la de las relaciones de todas las clases y capas con el Estado y el gobierno, la esfera de las relaciones de todas las clases entre sí. “ (subrayado C.A.L.)

Y en la página 480:
“no es socialdemócrata quien olvida en la práctica que “los comunistas apoyan cualquier movimiento revolucionario”, que, por lo tanto, debemos exponer y subrayar nuestros objetivos democráticos generales ante todo el pueblo, sin ocultar ni un solo instante nuestras convicciones socialistas. No es socialdemócrata quien olvida en la práctica que su deber consiste en ser el primero en plantear, acentuar y resolver todos los problemas democráticos generales. (subrayado C.A.L.)

¿No es acaso esta ofensiva destituyente un problema democrático?

¿No hemos estado siempre, desde la izquierda, contra los golpes militares que derrocaban gobiernos democrático-burgueses?

¿No establecimos siempre una clara diferencia entre un gobierno democrático-burgués, y una dictadura militar? ¿Aunque los dos sean distintas formas de la misma dictadura de la burguesía?

¿Se puede negar que hay un intento destituyente innegable, por parte de gran parte del capital concentrado?

¿No es la primera obligación de un socialista verdaderamente revolucionario oponerse de todas las formas posibles al intento destituyente de gran parte del capital concentrado?

Tal vez Robles argumente que no se está viendo que el capital concentrado está defendido justamente por este gobierno.

En ese caso habría que aclarar cómo es que el capital concentrado quiere destituir a este gobierno. La respuesta inevitable es que una gran parte (no todo) del capital concentrado quiere destituir a este gobierno.

Lo que niega Robles es la lucha interburguesa. Y junto con esta negativa también niega que haya sectores de la burguesía menos peligrosos, en la coyuntura, para los trabajadores, que otros sectores del capital concentrado. No ver esas diferencias, y no ayudar a ver esas diferencias al conjunto del proletariado, es imperdonable para cualquier socialista revolucionario.

Por el contrario, Robles dice:
Después, por supuesto, podemos hablar de la composición de los convocantes, de los cuales nadie podrá decir -más allá de las simpatías u odios que despierten- que no tienen influencia en las masas obreras.”.

O sea la unidad de acción con cualquiera, aunque responda justamente a intereses radicalmente opuestos a la clase obrera. La clase obrera no tiene que tener conciencia de con quién se moviliza, etc.

Aparentemente acá hay una influencia de Nahuel Moreno, quién mantenía la concepción equivocada y reduccionista de que todo lo que sea movilización es revolucionario, y que hay que movilizar, movilizar, movilizar, en unidad de acción con cualquiera que se movilice.

Dicho sea de paso, los convocantes, hasta donde yo sé, no dirigen ningún sindicato obrero, son sindicatos de trabajadores asalariados no obreros, no industriales (camioneros, judiciales, bancarios, etc.), por lo cual no veo cómo se puede hablar de influencia indudable de esos dirigentes sobre las masas obreras. (subrayado C.A.L.)

Es obvio que las aspiraciones o posicionamientos políticos de quienes encabezaron la jornada de protesta son de lo más disímiles, muchos son impresentables e incluso la mayoría van detrás de opciones patronales.(subrayado C.A.L.)

O sea, no importa que la mayoría de las motivaciones del “paro” sean patronales. Un paro obrero con motivaciones patronales.¿No sería más coherente decir que una relativamente pequeña porción de trabajadores asalariados fue utilizado para defender intereses patronales? ¿No es evidente que más que un paro era un lock-out?

Todo esto está relacionado con negar en los hechos la lucha interburguesa, y negar también la política abiertamente destituyente de una gran parte del capital concentrado, y lo que es peor llevar adelante una política que impida, en lugar de ayudar, al proletariado a tomar conciencia de esto.

lo fundamental de esta jornada de protesta que ha tenido alto acatamiento, es que ha puesto a la clase obrera otra vez en el centro de la escena.” ¿Cómo puede poner a la clase obrera en el centro de la escena si sólo participaron algunos pocos sindicatos no-obreros?

Quiero limitarme, hasta donde esto sea posible, a las palabras de Gustavo Robles. Pero es obligatorio señalar por lo menos que este llamado paro fue un acto más de la campaña destituyente del capital concentrado.

Es evidente que el paro no surgió desde las bases. Es innegable que la clase obrera no participó. Fueron pocos gremios. No tenían prácticamente consignas genuinas. Es una consigna genuina estar en contra del impuesto a las ganancias aplicado al salario, pero no es cierto que hubo un movimiento poderoso surgido de las bases que tenía como eje central, por encima de todas las demás reivindicaciones, esta reivindicación. Sería más realista decir que fue la única consigna real que pudieron enarbolar.

Decir como Micheli que la movilización era por hambre, es a todas luces una ficción. No es que no haya pobres que tengan hambre, pero está lejos de ser el problema generalizado que era en el 2001, y no es cierto que haya un poderoso movimiento de base motorizado por el hambre. Es evidente que Micheli buscaba sacar de la galera alguna consigna real, dado que la orfandad de consignas reales dejaba muy a la vista que en realidad se trató de la utilización de trabajadores para la campaña destituyente.

No se trata de defender a este gobierno, tampoco de renunciar un milímetro a la independencia de clase, tampoco se trata de postergar cualquier lucha concreta por salarios, contra despidos, trabajo en negro, tercerización, etc, por temor a “desestabilizar” a este gobierno, ni nada parecido.

Se trata de que una de las tareas obligatorias de los socialistas revolucionarios es oponerse a todo intento destituyente del capital concentrado.

Y sobre todo a ayudar al proletariado a tener la mayor claridad sobre la lucha interburguesa, el rol de cada uno de los sectores de clase, etc., en la lucha de clases actual, y ubicar sus luchas y la forma de sus luchas con la mayor claridad posible en ese marco.



Carlos A. Larriera
6.12.12










[1] La derecha destituyente dice lo mismo, con la diferencia que sabe que no es cierto, en el caso de la derecha destituyente no hay  ingenuidad ni miopía política, como parece haberlo en gran parte de la izquierda y el progresismo. En la derecha destituyente hay intereses creados, los intereses de gran parte del capital internacional concentrado.
[2] Federico Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, en Obras escogidas de Marx y Engels, Tomo II, Editorial Fundamentos, 1975,  págs. 339 y ss.
[3] Obviamente, en ese momento se llamaba socialdemócrata al socialismo revolucionario, a lo que hoy se denomina, por ejemplo, bolchevismo.

viernes, 21 de septiembre de 2012


La estimulación del odio y del egoísmo dio su primer fruto


El cacerolazo y la marcha a Plaza de Mayo del jueves 13 amerita extremar la objetividad en el análisis acerca de su significación político-social.

A medida que pase el tiempo se irán acumulando comentarios al respecto, y podremos tener una perspectiva más clara acerca de la naturaleza de lo sucedido. Ahora sólo podemos intentar hacer algunas reflexiones que nos parecen necesarias.

Que sea una minoría, como dijo el ministro Abal Medina, es un hecho que por sí mismo no significa que la marcha no tenga su importancia. Es peligroso minimizar el hecho, y también peligroso sobredimensionarlo. Es cierto que fue una marcha mayoritariamente de clase media de cierto nivel de ingresos para arriba.[1] De hecho en los barrios de Buenos Aires que se mencionaron, no se incluyen los barrios más pobres como La Boca, Barracas, Parque Patricios, Pompeya, y muchos otros. Es la misma franja de la sociedad que estuvo haciendo pequeños cacerolazos cada tanto en los últimos tiempos.
Pero hay que tomar debida nota que hubo un salto cualitativo, no en la composición social, sino en el hecho de que esa protesta aislada y muy minoritaria de los cacerolazos anteriores, ahora emergió como una marcha bastante numerosa a Plaza de Mayo, y marchas proporcionalmente equivalentes en varias ciudades del resto del país.

Tampoco fueron movilizaciones masivas que explotaron por todo el país. De hecho sobra gente de esa franja de clase media en Córdoba, Rosario y Mendoza, como  para organizar marchas de 10, 15 o 20.000 personas. Y en otras ciudades y pueblos marchas más o menos equivalentes, ponderando al tamaño de cada localidad.

Lo importante no es evaluar si son grupos minoritarios o mayoritarios. Lo que hay que poder decir es la potencialidad de crecimiento, de repetición, que tiene este tipo de marchas. Y hacer un buen diagnóstico acerca de las motivaciones y el contenido de las mismas.

En realidad son marchas sin reclamos concretos. La mención a la inseguridad, la inflación, y la re-reelección no pueden considerarse tales. La inseguridad es mundial; en la Argentina surge mucho antes del 2003, y este gobierno hizo más que ningún otro anterior por reducir la inseguridad al aumentar el bienestar de gran parte de la población (jubilación, salario, AUH, etc.), es decir, reducir el problema social, y por lo tanto la base principal desde donde crece la inseguridad.[2]

La inflación no la provoca el gobierno sino la extranjerización y oligopolización de la economía. Se puede acusar a este gobierno de no solucionar el problema, pero no de crearlo.

Acerca de la posibilidad de re-reelección sólo han habido algunas voces del kirchnerismo que mencionaron el tema. Las elecciones son recién en el 2015. Lo único concreto  es que los medios de comunicación (grupo Clarín, La Nación, Perfil, etc.,) es decir, los voceros del capital concentrado destituyente, han instalado el tema de la re-reelección como si fuera un hecho objetivo de la realidad.

La administración del dólar tampoco es un motivo real, aunque gran parte de la clase media lo viva como una agresión a su libertad y su economía.

La falta de libertad, el autoritarismo del gobierno, la defensa de la república, también son ficciones que no tienen que ver con la realidad. Por el contrario, este es el gobierno más democrático en toda la historia argentina. Pruebas sobran.

No hay reclamos por la desocupación, por el salario, por la educación, por la salud, por la vivienda. No hay reclamos democráticos generales, como fueron las marchas contra el indulto en la época de Menem.

Son marchas sin reclamo concreto. ¿Entonces por qué las marchas?
Es impensable que por la administración del dólar o la inflación, o la inseguridad, etc., esa franja de clase media se movilice en forma conjunta. Esos reclamos existen, pero no pasan de quejas individuales o grupales.

En realidad, los que leen las marchas como reclamos concretos son los medios de comunicación destituyentes.[3] Y son estos medios de comunicación los que vienen trabajando, desde el 2008 por lo menos, para promover el odio y el egoísmo de estos sectores de la población. Lo que no habían logrado hasta ahora es que esa estimulación se transformara en una marcha conjunta de cierta envergadura. Estas marchas son el primer fruto de esa estimulación del odio y del egoísmo que se viene promoviendo desde hace mucho.

¿Por qué odio y egoísmo? Se podría decir que no hay odio, que sólo hay algo de bronca. Pero sí hay odio. Todos los epítetos hacia la presidenta implican odio, no sólo bronca. Decir “que se vaya con Néstor”, también implica odio. No todos en la marcha destilarán odio, pero muchos sí. También egoísmo porque no hay ninguna reivindicación social. Sólo quejas individuales, como en el caso del dólar. Esto lo dice muy bien de la Serna en el diario Página 12 del sábado 15.9: “reclamos individuales, la marcha del “yo”, no había un “nosotros’”, etc.

Y agregaría la falta de información o la ignorancia, porque todas estas quejas no tienen fundamento dirigirlas al gobierno. La queja por la inflación corresponde hacerlas a las empresas oligopólicas que controlan el mercado y por lo tanto los precios. El reclamo por el dólar habría que hacerlo a los exportadores y otros, que dejan gran parte de los dólares que cobran en el exterior, o a los que fugan grandes cantidades de divisas con fines puramente especulativos a través de los bancos, etc. Nadie se pregunta por qué hay inflación, y por qué hay necesidad de administrar el dólar, simplemente toman la propaganda de los medios destituyentes y culpan exclusivamente al gobierno.

Lo importante es saber qué o quién genera la movilización. Un reclamo contra el desempleo, por salarios, por salud, por vivienda, por educación, sí puede ser espontáneo y autogestionado, porque responde a necesidades vitales que obliga a la gente a movilizarse para lograr satisfacerlas, aunque sea parcialmente.

Pero la estimulación del odio y el egoísmo por parte del poder económico concentrado destituyente, a través del grupo Clarín, de La Nacion y de Perfil, tiene razones muy concretas. La más inmediata es la tan mencionada del 7 de diciembre, cuando el grupo Clarín deberá desprenderse de la mayoría de sus medios de comunicación cumpliendo con la ley de medios. Pero la razón de fondo y más general, es la necesidad de saqueo del poder económico concentrado. Este poder económico está compuesto por las multinacionales a las cuáles “sólo le interesa el país” para obtener materias primas, por un lado, y vender sus excedentes por el otro. Es decir, saquear al país. No le interesa lo que pase con la población, ni el desarrollo del mercado interno. Las materias primas que necesitan son agrícola ganaderas o extractivas como petróleo, gas, oro, litio, etc., para lo cual no necesitan el poder adquisitivo de la población argentina.

Este plan de saqueo, similar pero peor al de la dictadura y la década del ’90, no puede ser blanqueado, no puede mostrarse en un programa que gane las simpatía de la población, pero necesita un apoyo de una parte importante de ella, tanto para destituir de alguna manera al gobierno, como para derrotarlo electoralmente. Dado que el apoyo no puede lograrse prometiendo satisfacer reclamos como empleo, salud, educación, etc., lo único que queda es exacerbar las pasiones más negativas de la población y generar un apoyo ciego, absolutamente acrítico que sirva como masa social para instalar un gobierno que lleve adelante sus planes de saqueo.

Esta es una vieja política, muy conocida, maravillosamente ninguneada por la prensa opositora. En un artículo anterior referido a los pogroms se habla de algunos aspectos de esta política.[4] La referencia en esta nota a la base social de Napoleón III es bastante ilustrativa, por ejemplo, aunque no sea exactamente el caso de esta marcha. Existe odio en muchas personas por diferentes razones.

La oposición destituyente necesita recurrir a la estimulación y potenciación de ese odio o resentimiento que ya existe, en alguna medida, en mucha gente.

Y esa estimulación también se apoya en el egoísmo que esa misma gente tiene. Muchas personas de estos sectores de clase media normalmente piensan nada más que en su conveniencia personal inmediata, y se quejan cuando sienten que esta conveniencia es vulnerada.[5] Pero no se preocupan para averiguar las verdaderas causas de sus pesares, y no les importa la existencia de la mayoría de la población asalariada, trabajadora, o pobre.[6]
Sin embargo este odio y este egoísmo por sí solos no pueden llegar nunca a generar grandes movimientos sociales. Necesitan ser estimulados permanentemente, para que se traduzcan en algo parecido a un movimiento social.

Se puede afirmar que por sí solos los que marcharon el jueves no crecerán como movimiento opositor. Pero precisamente el problema radica en que la marcha no fue algo absolutamente espontáneo, sino que fue el primer fruto de una estimulación masiva efectuada durante años. Y el verdadero peligro es que esa estimulación masiva va a continuar porque responde a intereses del capital concentrado destituyente, intereses a los que no puede, no quiere, ni querrá renunciar.

Esto no significa que esta estimulación, inevitablemente, genere un importante movimiento social destituyente, pero sí implica que va a seguir incrementándose, y es necesario estar concientes de los peligros que eso implica.

Esta dinámica que impulsa la derecha es un peligro cierto, aunque potencial. No se puede hacer un pronóstico pesimista, no se puede anticipar que la derecha logrará un movimiento masivo basado en la estimulación  del odio y el egoísmo ciegos, y en el desconocimiento. Pero tampoco se puede ignorar su peligrosidad.

Carlos A. Larriera
16.9.12  



[1] Esto no quiere decir que pueda haber habido gente de otros sectores sociales.
[2] No estamos diciendo que los pobres sean los culpables, sino que la pobreza masiva facilita a los narcotraficantes, a los policías corruptos, etc., reclutar gente sumida en la desesperación.
[3] Repito la palabra destituyente, porque es necesario tomar conciencia plena de la existencia de una voluntad destituyente en gran parte de la oposición, la oposición de derecha.

[4] En Rebelión, Pogroms, patotas, y otras variantes de fuerzas de choque fascistas o proto-fascistas, Carlos A. Larriera, 13.12.11
[5] Es cierto, relativamente, que la clase media que posee un cierto excedente de ganancias, es susceptible de sufrir una excesiva presión impositiva por parte del gobierno. Esto es un fenómeno mundial bajo el capitalismo cada vez que algún gobierno intenta llevar adelante algún grado de distribución del ingreso. Esto se debe a que a cualquier gobierno capitalista le resulta difícil, si no imposible, cobrarle impuestos a los que verdaderamente pueden y deben pagarlo, los ricos. Y la franja de la clase media con cierto excedente no tiene forma de defenderse de la presión impositiva. Hasta qué punto este gobierno puede evitar esta problemática es algo a analizar, en la realidad actual, y en la dinámica futura.
[6] Esto no quiere decir que todos los que concurran a esta marcha y a las que puedan venir tengan estas características, pero sí que ese es el contenido general que tiene y tendrá la base social de estas marchas, y el sentido en que se las estimula permanentemente. Otros integrantes tendrán distintos grados de bronca y egoísmo. Algunos estarán confundidos por su falta de conocimiento de la realidad socio-económico-política, etc. 

jueves, 19 de enero de 2012

Pogroms, patotas y otras variantes de fuerzas de choque fascistas o proto-fascistas

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=141196


13-12-2011

Pogroms, patotas y otras variantes de fuerzas de choque fascistas o proto-fascistas

Carlos A. Larriera
Rebelión


Las patotas que atacaron a los docentes frente a la Legislatura porteña el jueves 1º de diciembre de este año no son una invención nueva. Atraviesan toda la historia del capitalismo. Estas patotas son una de las tantas variantes de fuerzas de choque que usa el poder capitalista contra la protesta social, o simplemente contra la organización social. Sería adecuado llamarlas en la actualidad fuerzas de choque fascistas, semi-fascistas o proto-fascistas. Una historia de estas fuerzas de choque sería muy útil para la comprensión de la realidad social. Una historia que resuma todos y cada uno de los “pogroms”, que, con distintos nombres ha habido en la historia.
El nombre de “pogrom” fue acuñado en la Rusia zarista, donde existían las llamadas centurias negras, fuerzas de choque que organizaban los llamados pogroms, matanzas de obreros e intelectuales instigadas por las autoridades zaristas. [1]
En un sentido general podríamos asimilar estos pogroms con todas las fuerzas de choque que actúan siempre en algún momento bajo el capitalismo. Para esto el capitalismo recluta todo tipo de individuos marginales, suficientemente degradados durante su vida como para prestarse a estas acciones. Es algo característico de este tipo de “organizaciones”. “Los vagabundos, maleantes y pillos ingresan al servicio del Estado”, decía Lenin. [2]
“Simultáneamente con el manifiesto constitucionalista de la autocracia, comenzaron las precauciones autocráticas contra la constitución. Las centurias negras desplegaron una actividad jamás vista en Rusia. Noticias sobre matanzas, pogroms, y ferocidades inauditas llueven desde todos los rincones de Rusia. Señorea el terror blanco. Donde puede, la policía levanta y organiza los bajos fondos de la sociedad capitalista, para robos y violencias, emborracha a la escoria de la población urbana, organiza pogroms antijudíos, incita a apalear a los “estudiantes” y a los sediciosos, ayuda a “enseñar” a los gentes de los zemstvos (gobiernos locales).” [3]
También Luis Bonaparte gobernó (1851-1870) apoyándose en los marginales, los desclasados, en el lumpenproletariado. “Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués [4] arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, esclavos huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores maquereaux, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos; en una palabra, toda es masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de Diciembre…” “…Este Bonaparte, que se erige en jefe del lumpemproletariado, que sólo en éste encuentra reproducidos en masa los intereses que él personalmente persigue, que reconoce en esta hez, desecho y escoria de todas las clases, la única clase en la que puede apoyarse sin reservas, es el auténtico Bonaparte…” [5]
Habría que agregar los ataques de las fuerzas de choque fascistas y nazis a locales partidarios, a reuniones, a movilizaciones, de la socialdemocracia y de los partidos comunistas en Italia y Alemania. Una muy buena ilustración de esto aparece en la película Novecento de Bernardo Bertolucci, al describir los “pogroms” dirigidos por el personaje interpretado por Donald Sutherland.
Aquí también en la Argentina, las fuerzas de choque que se utilizaron en la represión y muerte de los obreros huelguistas en la Semana Trágica de enero de 1919, hechos a los que se hace alusión en Ala de criados, obra teatral de Mauricio Kartun.
Las Tres A de López Rega en la Argentina de los ’70. La “meditación” de Mariano Grondona, refiriéndose a López Rega, es ilustrativa del rol que le adjudicaba el poder económico a esta organización genocida: “Hay hombres (se lee en la Meditación) cuyo destino es hacer la tarea. Otros tienen la vocación de coronarla.” [6]
Y cita Hugo Presman: “Dijo entonces [Mariano Grondona] en su revista 'Carta Política', en 1974: 'López Rega ha promovido o facilitado una serie de desenvolvimientos que se aprueban en voz baja y se critican en voz alta. La firmeza ante la guerrilla, la desideologización del peronismo, la recuperación de la Universidad, pasan por el discutido Ministro - Secretario. De la estirpe de los Ottalagano y los Lacabanne, López Rega es de esos luchadores que recogen por lo general la ingratitud del sistema que protegen. De éste material está hecha la política... Hay hombres cuyo destino es hacer la tarea. Otros tienen la vocación de coronarla...
López Rega cumple al lado de la presidenta el papel de meter la mano en tareas antipáticas, haciendo de pararrayos de la crítica. Sería por lo menos arriesgado prescindir, hoy, de este servicio... López Rega ha contribuido como actor y como blanco alternativo a apuntalar el poder de la presidenta. Los tutores que no son árboles, ayudan a los árboles a crecer' . Las tareas antipáticas es un eufemismo grondoniano que significaba la existencia de bandas paraestatales que asesinaban a mansalva.” [7]
La patota/barra brava que atacó a los docentes que se manifestaban en la Legislatura porteña es un ejemplo de este tipo de acciones, salvando las distancias. Parecerá exagerado lo que decimos. No ignoramos que hay grados de represión. Existen todos los grados y los matices. Pero el origen y el objetivo de estas fuerzas de choque es el mismo.
Si bien las patotas que atacaron a los docentes no llegaron a matar a ningún docente, otras patotas más o menos similares, parecidas, equivalentes, sí lo hicieron, como sucedió con el asesinato Mariano Ferreira en octubre de 2010, que estaba defendiendo la lucha de los trabajadores mercerizados del Ferrocarril Roca, o los asesinatos el 23 de noviembre de 2010, en La Primavera, Formosa, de Mario López y Roberto López, integrantes de la comunidad Qom, en Formosa, etc.
¿Cuál es esta raíz común, este origen común? ¿Qué se busca con estos “pogroms”? En adelante usaremos la expresión fuerzas de choque de tipo fascista, o simplemente fuerzas de choque. Algo se busca. Es evidente que son instrumentados desde el poder. ¿Qué poder? El poder capitalista. ¿Qué interés tiene este poder para impulsar estas fuerzas de choque?
En primer lugar: desalentar a mucha gente y obligarla a desmovilizarse, o a rendirse, a abandonar su residencia o su lucha.
Esto es lo que buscaban lograr con los docentes frente a la Legislatura esta semana. Desanimar el movimiento, las movilizaciones, etc.
Obviamente los docentes se han vuelto a movilizar en repudio. Pero ¿qué pasa si estas fuerzas de choque actúan cada vez que se movilizan los docentes? Un primer efecto es que mucha gente se desmovilice. Un segundo efecto es que se produzca un salto cualitativo en la lucha docente, se solidaricen otros sectores de la población, crezca el volumen de la movilización, e, incluso, se organicen formas de defensa legítima contra estos ataques, ejerciendo violencia sobre ella, desalentando a estas fuerzas de choque, que por su esencia son cobardes. Pero también puede ser que los docentes no atinen a defenderse, sufran pasivamente cada ataque, y junto con su desmovilización progresiva se produzca un desánimo, primero, y luego una sensación de impotencia y derrota, al no encontrar la dirección política de los docentes la forma de frenar y contrarrestar estos ataques, y continuar y elevar la calidad de su lucha política en contra de la eliminación de las juntas de calificación.
El segundo efecto es el logrado por el fascismo italiano y el nazismo alemán. Las fuerzas de choque atacando protegidas por el estado capitalista. La impotencia de las direcciones políticas socialdemócrata (reformista) y comunista (stalinista reformista) para enfrentar estos ataques, combinada con la impotencia política general de estas direcciones frente a la crisis capitalista, su imposibilidad de dirigir una salida revolucionaria, fueron desanimando paulatinamente a obreros y trabajadores, concluyendo con su completa derrota política, su absoluta impotencia, y el triunfo del fascismo y el nazismo.
La importancia de historiar todo los casos de pogroms o fuerzas de choque radica justamente en que ayudaría enormemente a visualizar que son creadas por el propio capitalismo, que en su búsqueda de defender intereses económicos indefendibles e inconfesables, y frente a la movilización, revuelta, rebelión, cada vez más masiva y democrática de la población, instrumenta estas fuerzas de choque como única forma de derrotar la lucha del pueblo.
Es grave que cada vez que actúa una fuerza de choque no se tenga claro en la conciencia colectiva de qué se trata. Esto revela indubitablemente que no está adecuadamente tratado el tema.
El hecho de comparar la patota/barra brava contra los docentes, las Tres A, y las fuerzas de choque del fascismo italiano y el nazismo alemán, no es casual, ni exagerado.
Después de escribir el primer esbozo de este artículo, leí en Miradas al Sur del domingo 4.12.11, un artículo de Ricardo Ragendorfer, La matriz futbolera del ejército pretoriano de Mauricio Macri, en el que se refiere al violento desalojo del 7 de diciembre de 1970 en el Parque Indoamericano, y revela que el fiscal Sandro Abraldes concluyó que la Metropolitana fue responsable de los disparos que causaron la muerte de Bernardo Salgueiro y Rossemary Chura Puña. Agrega Ragendorfer que en el operativo habían participado “un ejército de matones sindicales, barrabravas y punteros oscilantes entre el duhaldismo y el PRO”. Y nombra los barrabravas que participaron en ese operativo, y también los que integraban la patota que agredió a los docentes frente a la Legislatura porteña. Habla de “grupos de choque”, y dice que “Los barrabravas son para el PRO lo que la SA para el Partido Nazi: un violento grupo de choque al servicio de los intereses más abyectos. Todo un estilo para hacer política”, entre otros conceptos. [8]
El “grado” de violencia, de muerte y destrucción, es diferente, pero las razones subyacentes son las mismas. La diferencia está marcada por la mayor o menor necesidad del poder económico capitalista de recurrir a este tipo de acciones en cada momento histórico y en cada país.

Notas
[1] Ver V.I. Lenin, Obras Completas, Tomo IX (junio-noviembre de 1905), Editorial Cartago, Bs. As., 1969, segunda edición corregida y aumentada, p.482, nota 29.
[2] Idem, págs. 197 a 201, artículo Las centurias negras y la organización de la insurrección.
[3] Idem, pág. 454, artículo Se aproxima el desenlace.
[4] Libertinos (N. de la Red.) (de la edición citada más abajo)
[5] Carlos Marx y Federico Engels, Obras escogidas, Tomo I, Editorial Fundamentos, Caracas/Madrid, 1975, El dieciocho brumario de Luis Bonaparte (Capítulo V), págs. 299/300.
[6] Mariano Grondona en Carta política, fines de 1974, artículo Meditación del elegido, citado por José Pablo Feinmann en su artículo Los que hacen la tarea, publicado en Página 12, 18.11.2007
[7] Publicado en: http://www.diariomardeajo.com.ar/apropositodemarianogrondona.htm , Prensa Alternativa , A Propósito de Mariano Grondona y otras estrellas de la Tribuna de Doctrina, Por: Hugo Presman (especial para ARGENPRESS.info)
[8] Ver también mi artículo Villa Soldati, lo que tenemos que tener en cuenta, Rebelión, 17.12.10
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