jueves, 31 de agosto de 2017

Adoctrinar o educar a los niños

Adoctrinar o educar a los niños


En los programas radiales progresistas muchos oyentes llaman despotricando contra el tratamiento del tema de la desaparición forzada de Santiago Maldonado en las escuelas a donde van sus hijos, en el Día Internacional de la Desaparición Forzada de Personas instituido por las Naciones Unidas.

La repuesta más inmediata de todo el pueblo democrático es que esos padres son de derecha, que reivindican el genocidio, etc. Esto es totalmente cierto, pero surge la pregunta acerca de si esta respuesta es suficiente para desnudar completamente el sentido de la oposición de esos padres, de manera que, incluidos sus hijos, pudieran comprender en profundidad lo que está en juego.

Si se recurre a un pensamiento formal, limitado solamente a las formas del pensamiento, todo puede llegar a interpretarse como que tiene el mismo valor, reivindicar la aparición con vida de Santiago Maldonado o no, y ambos serían pensamientos legítimos, ¿cómo puede un niño saber cuál es el correcto? ¿Cómo puede saberlo un espectador imparcial, si este pudiera existir?

De manera que no basta para desnudar la profunda perversidad de la posición de esos padres definiéndolos como de derecha, hay explicar en profundidad en qué consiste, explicar que su discurso es formalmente democrático solo en apariencia, hay que profundizar más, hay que explicar todo de manera que nadie pueda decir: “Bueno, yo opino esto, vos opinas lo otro, eso es la democracia”. Con ese argumento se puede “legitimar” en apariencia la protesta de los padres y la actitud de algunos maestros de repetir las palabras de la dictadura “Santiago Maldonado está en París”, “se fue de viaje a tal lado”, “es un discurso político para hacer quedar mal al gobierno”, “No estamos en democracia?” “¿No puede cada uno decir lo que quiera?” “¿Por qué obligar a los maestros que opinan distinto a hablar de la “supuesta” desaparición de Santiago Maldonado?” “Esto es adoctrinar a los niños, ésa no puede ser la tarea de los maestros”, etc.

Lo que pasa es que el lenguaje formal no alcanza para acceder a la verdad, para percibir la realidad tal cuál es. En primer lugar los maestros que reclaman por la aparición con vida de Santiago Maldonado no “adoctrinan” a los niños.

En psicología se dice que los niños hay que hablarle de algunos temas, como por ejemplo el sexo, en la medida que ellos pregunten. ¿Y qué tiene de raro que pregunten por Santiago Maldonado? Es inevitable. Es algo que está sucediendo. Y en primer lugar la propia familia ha denunciado la desaparición. ¿Por qué razón se puede hablar, por supuesto que con toda justificación, de una joven que hace días que no aparece en su casa, como noticia policial, y no se puede hablar de Santiago Maldonado, sobre quién hay testigos que vieron que se lo llevaba la Gendarmería Nacional?

Si a los niños hay que contestarle determinados temas “de adultos” hasta dónde ellos pregunten, hablar de la desaparición de Santiago Maldonado está también dentro de ese esquema.

Lo que sucede es que los conflictos son reales, hay enfrentamientos entre distintos sectores sociales, y no se puede acusar a un sector de defender su posición cuando el otro defiende el suyo. La lucha ideológica es inevitable. Y es inevitablemente una lucha política. Las distintas ideologías responden a intereses materiales de cada uno de los sectores de clase, no son un invento intelectual. Habrá que adecuar lo que se dice a lo que los niños pueden comprender, pero es obligatorio hablar de todo con ellos.

Se puede resumir lo que es la política con la pregunta ¿Qué hacemos? Qué hacemos con la salud, qué hacemos con la educación, qué hacemos con la economía del país, qué hacemos con todas y cada una de nuestras necesidades sociales. De manera que la política es inevitable, y todos la llevan a cabo constantemente, porque todos se hacen esas preguntas y todos las contestan, mal o bien, de una manera u otra.

Decir que los maestros “adoctrinan” a los niños por lo de Santiago Maldonado es negar una lucha social que se da en la realidad a todos los niveles. La derecha sí necesita adoctrinar, en el sentido de machacar y machacar con el mismo discurso el cerebro y el corazón de los niños hasta que logra que éstos lo internalicen. Al maestro le alcanza con mostrar los hechos de la realidad y explicar cómo se relacionan.
Y para saber cuál es la verdad, para que los niños puedan formar su propio juicio sobre lo que sucede se necesita ir más allá del pensamiento formal, se necesita conocer los hechos reales, y a partir de ahí sacar las conclusiones. Es conocido que los niños no se fijan tanto en lo que dicen sus padres sino sobre todo en lo que hacen, o sea, en sus actos.

La derecha siempre ha acusado a los distintos representantes del pueblo de los pecados que ella misma comete. La corrupción es infinitamente grande en el gobierno de Macri, se puede decir que es su fundamento, su accionar cotidiano. Pero acusa al gobierno anterior de corrupción aunque todavía no pudo aportar ninguna prueba, a pesar de contar con casi todo el aparato mediático y gran parte del sistema judicial.

La desaparición de Santiago Maldonado es una acto terrible de represión que se enmarca dentro de la ofensiva generalizada contra los mapuches, que se viene agudizando hace rato, que no fue generada por actitudes condenables de éstos sino que obedece a una sola causa: que los grandes capitales, sobre todo extranjeros, necesitan las tierras de los mapuches para explotarlas de distintas maneras, minería a cielo abierto, petróleo, cría de ovejas (Benetton, 100.000 ovejas), etc. ¿Por qué justo ahora hay tal ofensiva cuando hace más de un siglo que no existía a este nivel, aunque siempre han estado siempre marginados? Porque el capital concentrado busca desesperadamente nuevas fuentes de ganancia, y hace un siglo estaba ocupado en otros negocios y su avance sobre los pueblos originarios eran menos furibundo que en la actualidad. Pero no es un problema sólo de Argentina, en todo América Latina se da este fenómeno, y hay luchas de resistencia de los pueblos originarios en todo el subcontinente. Y también en Norteamérica.

El gobierno anterior no pudo impedir en su totalidad este proceso, aunque realizó algunas reformas para morigerarlo. Pero este gobierno tiene la política deliberada de satisfacer la demanda de los grandes capitales de apoderarse de todo el territorio mapuche. Es a todas luces una nueva campaña del desierto.

No se puede saber si el gobierno, a través de su Ministerio de Seguridad, mediante la palabra de la ministra Patricia Bullrich ordenó solamente a la Gendarmería ser “dura” en la represión, o incluyó la orden específica de matar a alguien. Pero es evidente que alguna de las dos posibilidades existió.

Hay muchas posibles razones por las cuales el gobierno se niega a devolver con vida a Santiago Maldonado, ante todo el gobierno quiere ratificar su política represiva y convencer a los pueblos originarios y a toda la población argentina que no tiene límites en su política, buscando de hecho intimidar y en segundo lugar desanimar toda resistencia a la ocupación de tierras por el gran capital. En ese panorama general a Santiago Maldonado pueden haberle sucedido distintas cosas en manos de la Gendarmería, no sabemos cuál fue en realidad.

Es evidente que hay una ofensiva no sólo represiva sino de discurso, de mensaje del gobierno, con lo que la discusión en el seno del pueblo se hace inevitable. Es necesario tener claro que quién genera tanto la represión como el discurso es el gobierno, el gran capital, y la defensa de la aparición con vida de Santiago Maldonado, el reclamo generalizado y multifacético de gran parte de la población es una respuesta a esa agresión gubernamental, que se realiza cumpliendo las demandas del capital concentrado.
Hay que decir entonces que la lucha política existe, que es provocada hoy en particular por la ofensiva del gobierno contra los derechos de la población, y que esto los niños deben saberlo, como deben saber tantas otras cosas propias del mundo adulto, pero de una forma que pueda ser comprendida y asimilada a su edad. El niño debe participar de la vida adulta como niño, porque de hecho vive la vida adulta como niño, sufre las consecuencias de las acciones de los adultos, y lo que vive debe poder explicar hasta donde un niño puede comprenderlo.

Los niños deben participar de la vida de los adultos, porque es la realidad en que se mueven y que afecta permanentemente sus vidas. Deben ayudar a colgar la ropa lavada, aunque sólo cuelguen a medias una sola prenda y después se vayan a jugar, y al rato vuelvan, y así. Lo mismo cuando el padre arregla el coche, o cuando alguien cocina, etc. Entran y salen, colaboran con algo, se aburren y se van, pero van conociendo de esa manera poco a poco el mundo. No se trata de que los niños se comporten como adultos, pero tampoco puede ocultárseles lo que sucede en la realidad adulta, que es también su propia realidad.

En última instancia todas son manifestaciones más o menos soterradas, más o menos abiertas, de la lucha de clases. Esa es la explicación de fondo. Pero la derecha niega la lucha de clases, y la clase media progresista no la tiene en cuenta expresamente en sus análisis, sin bien habla de enfrentamiento de intereses y denuncian mucho de la política del gran capital. Pero al no ubicarse decididamente desde la perspectiva de la lucha de clases, que es lo que realmente está sucediendo, aunque las formas en que se manifiesta abiertamente sea menor o mayor según la coyuntura, la clase media progresista no puede explicar con toda la profundidad necesaria la verdadera naturaleza de los enfrentamientos sociales.

La negación de la existencia de la lucha de clases se manifiesta tanto en la conversación cotidiana, como en todos los análisis políticos, sean tanto del progresismo como de la derecha, aunque de una manera muy distinta. Por eso la población piensa sobre la base de la aparente inexistencia de la lucha de clases. Y de esa manera no se puede llegar a comprender cabalmente la naturaleza de los enfrentamientos sociales que padecemos.

Pero no es solamente el gran capital lo perjudicial, es todo el capitalismo, desde el momento que se basa en la explotación humana. Sobre esas bases el capitalismo no puede gobernar con la verdad, necesita mentir y engañar, y también reprimir, no solamente los grandes capitales, sino todo el capitalismo. Las PYMES que hoy está siendo destruidas por el gran capital si pudieran desarrollarse terminarían siendo también ella capital concentrado, grandes capitales. Es la naturaleza del capitalismo. Lo cual no quiere decir que hoy tengan la misma política depredadora del gran capital, y que pueden, por ahora, muy restringida y tibiamente, defender algunos aspectos democráticos.

Los gobiernos del capital concentrado como el actual, no se preguntan cómo hacer para que la población tenga una buena salud, para que funcione bien la economía, sino como hacen para saquear a toda la sociedad sin que esta se rebele de una manera inmanejable. Pero la mayoría de la población cree que un gobierno, sólo por el hecho de serlo, piensa en el mejoramiento del nivel de vida de toda la población, y si no lo logra es porque se equivoca en su política, simplemente, pero no porque tenga otra política.

Y en la medida que los hechos de la realidad pueden llevar a una gran parte de la población a darse cuenta en qué consiste realmente la política de un gobierno como el actual, éste inventa un chivo expiatorio, p. ej., gobierno anterior, el kirchnerismo en general, diciendo que “se robaron todo”, cuando nadie que afirma esto pueda dar un solo ejemplo, fundamentado, de algo que se hayan robado. Y cuando este gobierno roba prácticamente en todos sus actos, y hay denuncias fundamentadas sobre la mayoría de ellos.

No nos podemos quedar en el “razonamiento” formal frente a las acusaciones de la derecha de querer “adoctrinar” a los niños. Es necesario partir de la base de que los enfrentamientos existen en los hechos y que es inevitable y obligatorio que se hable de eso de alguna manera con ellos.

Carlos A. Larriera

31.8.2017



lunes, 28 de agosto de 2017

Es imperioso ganar la batalla ideológica (“cultural”)

Es imperioso ganar la batalla ideológica (“cultural”)



¿Cambiemos está creando una nueva cultura? ¿Podría ganar las elecciones en octubre sin fraude? ¿La gente se está volviendo individualista? ¿Existe una batalla cultural? ¿Están tratando de eliminar la solidaridad en el seno de la población?

Que hubo fraude en las PASO de agosto de 2017, hace dos semanas, no puede haber duda. Que el fraude fue de proporciones tampoco. Que Cristina Kirchner (CFK) ganó en la provincia de Buenos Aires es indiscutible. De acuerdo con los informes sobre el recuento de votos está ganando por más de 50.000 votos y todavía falta completar el conteo.[1]

Pero las opiniones al respecto son variadas: que no hubo fraude, que hubo pero no influyó en el resultado, que Cambiemos está instalando una nueva cultura individualista en el país, que se ha convertido en un partido nacional, que lo que definió las elecciones es el muy elaborado discurso macrista, etc.

Antes que nada hay que aclarar qué se entiende por batalla cultural y qué por lucha ideológica.

Batalla cultural sugiere una lucha por obtener mayores conocimientos generales, pero se hace en abstracto, como si fuera puramente una lucha de ideas sin sustento material. Lucha ideológica se refiere a que los distintos intereses materiales de cada una de las clases sociales y sectores de clase generan determinadas ideologías para justificar y defender estos intereses. Entre éstas la única que se puede considerar verdadera es la que representa las necesidades estratégicas de la clase obrera, que al mismo tiempo representan de la forma más profunda y completa los intereses fundamentales de todos los que viven de su trabajo.

Diferenciar batalla cultural de batalla ideológica implica por lo tanto tener en cuenta los intereses y recursos materiales en juego.

Que hay que ganar la batalla “cultural” (ideológica) contra el macrismo, representante político del capital concentrado, es totalmente cierto, necesario y perentorio.

Pero que esa batalla “cultural” la está ganando el macrismo meramente con su discurso no es cierto, aunque ese discurso tiene hoy una efectividad enorme. En líneas generales la burguesía mundial lo fue elaborando y mejorando a través de siglos, y hoy se vale de la propiedad casi absoluta del aparato tecnológico de los grandes medios de comunicación, no solamente en Argentina sino en todo el mundo, para potenciar esa batalla “cultural”. Pero no solamente utiliza los medios de comunicación para comunicar mentiras, falsedades, calumnias, etc. de todo tipo, incluso hasta las más deleznables. Se vale también de todo otro tipo de delitos, como el reciente fraude electoral en las PASO, que no solamente fue una descomunal manipulación mediática, sino directamente fraude al falsear la cantidad de votos, porque no hay que dejar de tener en cuenta que si Unidad Ciudadana no estuviera controlando el recuento de los votos con toda probabilidad el escrutinio definitivo arrojaría resultados bastante similares al provisorio.

Hay que tener en claro que la batalla cultural (ideológica) no se da en igualdad de condiciones. Se la realiza sobre bases materiales sideralmente diferentes entre el macrismo y la oposición progresista y de izquierda, que con todos sus matices y diferencias coincide en el objetivo general de elevar el nivel de vida de la población, mientras Cambiemos sólo busca maximizar las ganancias del conjunto del capital concentrado internacional incluyendo su fracción local, a costa precisamente de bajar el nivel de vida de la mayoría de la población, incluyendo poco a poco también a la clase media media y la clase media alta, sectores de clase que todavía no han sentido todo el rigor del llamado “ajuste”, un eufemismo de saqueo.
La batalla ideológica que hay que dar y ganar, y a la cuál hasta ahora la oposición que está a favor del pueblo no la ha llevado a cabo en la medida necesaria, implica lograr que la mayoría de la población tenga claro cómo funciona realmente la sociedad, tarea que no es fácil ni realizable sin un gran trabajo y debate que llevará una buena cantidad de tiempo. Por de pronto tenemos que tener en cuenta los siguientes puntos:

—La existencia material determina en gran medida la conciencia.

—A medida que la situación material cambia tiende a cambiar la conciencia.

—Cambiemos está creando pobreza y miseria de abajo hacia arriba. Primero los que ya estaban en la miseria empeoran su situación, los pobres caen en la miseria, la clase media baja va cayendo poco a poco en la pobreza, la clase media media y la clase media alta van sufriendo cada vez más el deterioro de su situación económica. Por eso la conciencia actual inexorablemente va a ir modificándose a medida que más sectores sean afectados por el deterioro económico, social y democrático. Es necesario tener en cuenta la película y no solamente la foto.

—El discurso de Cambiemos hoy está engañando a mucha gente y posiblemente muchos de ellos mañana se desengañarán y su adhesión actual probablemente se transforme en un futuro cercano en un odio profundo.

—La eficacia del discurso de Cambiemos igualmente no puede subestimarse, tiene un grado elevado de influencia en una parte de la población. Se apoya en todos los sentimientos negativos y retrógados que existen soterradamente en buena parte de la sociedad, y en la represión con la que busca sumergir a la población en el miedo y la resignación.

— Frente al monopolio cuasi absoluto de los medios de comunicación por la derecha es casi imposible ganar la batalla cultural. No se puede hablar de ésta como si fuera meramente un problema de lucha ideológica en igualdad de condiciones, sino que hay que tener muy claro que es todo lo contrario, una lucha desigual a causa de la influencia de los medios de comunicación de la derecha, basado en la propiedad privada de éstos.

—Para la población en general lo que sale en Clarin, La Nacion, TN, Canal 13, Radio Mitre, etc., es la noticia, son los datos de la realidad que informa cotidianamente la prensa. No piensan que es una campaña política apoyada básicamente en la mentira, la difamación, etc. Esto es muy difícil combatirlo.
—En la oposición, tanto en el kirchnerismo, como en la izquierda, y en el resto de la clase media progresista no se ha buscado suficientemente la forma de contrarrestar la desventaja material sobre la que se asienta la lucha ideológica. Buscar la manera de vencer la influencia de ese cuasimonopolio mediático es fundamental.

—La batalla cultural de Cambiemos se apoya en la incentivación de los sentimientos más retrógados de los miembros de la sociedad: individualismo, egoísmo, falta de solidaridad, creer que cada uno sale adelante solamente con su propio esfuerzo, la “meritocracia”, la tentación de echarle la culpa de toda la situación económica a un chivo expiatorio, sin detenerse mucho a pensar, aunque es necesario tener en cuenta que la verdadera información no es la más accesible, y que para acceder a ella es necesario buscarla expresamente. Por otro lado a un gran porcentaje de la población la situación económica y las condiciones de trabajo y de vida le imposibilitan hacerlo.[2]

—No se debe perder de vista que no existe una batalla ideológica en igualdad de condiciones, esto se debe tener siempre presente en los análisis de la situación, en caso contrario se cae en el error de creer que “la gente es así” con lo cual nos colocamos en un callejón sin salida. Paulo Freire decía: “no somos así, estamos así”; nos colocan en el estado actual en el que estamos.

—La  izquierda no da la batalla cultural (ideológica) y por lo tanto la clase obrera tampoco. Faltando esto es casi imposible ganarle ésta a la derecha.

—En la Rusia de principios de siglo no pudo triunfar ni el nazismo (las centurias negras) ni el resto de las ideologías burguesas porque el partido bolchevique ganó la batalla ideológica. Esto se menciona poco y nada, pero es el pilar fundamental para el triunfo de la Revolución Rusa, y la ausencia de una política como la bolchevique fue la que permitió el triunfo del nazismo en Alemania y del fascismo en Italia, ante la claudicación en toda la línea de los partidos de izquierda, tanto la socialdemocracia como los stalinistas.
—Gran parte de la clase media ha despertado a la vida política, asume como propio el mensaje del kirchnerismo de crecimiento con inclusión social pero al ser este un movimiento de clase media no podrá ganar a largo plazo la lucha ideológica, porque fracasará en mayor o menor medida en su política de reformas, no las podrá llevar a cabo en plenitud sobre la base del Estado capitalista. Sin la intervención política de la clase obrera es imposible el triunfo.

—El capitalismo no cierra, el plan de la derecha es incompatible con la “paz social”, es tal el deterioro del nivel de vida que provocará cada vez más que solamente podrá sobrevivir creando miedo y resignación en el conjunto del pueblo.

Si no se tiene esto en cuenta se cae en la fantasía de que este gobierno puede llegar a cambiar de política solamente con lograr reclamos masivos, aunque estas movilizaciones sean imprescindibles. El capital concentrado internacional que es el que está realmente detrás del gobierno de Macri, no está dispuesto a cambiar su política y realizará todos los fraudes, represiones, amenazas, compra de funcionarios, y todo tipo de acciones deleznables con tal de mantenerse en el gobierno, sea con Macri o con otro.

—También es erróneo decir, como se lo hace habitualmente, que tal o cual candidato ganó legítimamente las elecciones por el voto popular. Si bien el kirchnerismo jugó limpio en las elecciones, y no lo hace el macrismo, ninguna elección, aún en las democracias burguesas más radicalizadas puede considerarse legítimamente democrática.

—Para que eso suceda todos los habitantes sin excepción deberían tener el mismo acceso a la información, tendrían que poder visualizar la realidad tal cual es y no caer en el engaño de la derecha, necesitarían tener los mismos medios materiales para organizar su campaña electoral, contar con una justicia realmente imparcial, debería existir un sistema de votación directa en el cual todos los ciudadanos puedan elegir democráticamente a sus candidatos, habría que elegir un gobierno realmente del pueblo, sin división de poderes entre el ejecutivo y el parlamentario, cuyos integrantes fueran removibles y reemplazables en cualquier momento, es necesario que sea un solo país y no veinticuatro estados como es actualmente, reemplazándolos por autonomías regionales voluntariamente centralizadas,[3] debería ser un solo parlamento, no tiene que existir la cámara de senadores, que siguiendo la constitución norteamericana está destinada a garantizar el poder de la clase dominante de cada provincia-estado, sería necesario una reforma constitucional, prácticamente una nueva constitución, basada en los intereses del pueblo que vive de su trabajo y no en los de la clase dominante como es primordialmente la constitución actual. Además de todo esto se deberían dar muchas otras condiciones que sería largo de enumerar y difícil de descubrir.

Si hablar de elecciones verdaderamente democráticas es falso en cualquier democracia burguesa, llamar así a las elecciones que ha ganado Cambiemos es más falso todavía. Frente al fraude de las últimas elecciones a las PASO, resurge la sospecha de que hubo fraude en las elecciones anteriores, tanto el ballotage Scioli-Macri, como las elecciones en la ciudad de Buenos Aires, y en general en todas las que intervino Cambiemos. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que hubo una diferencia amplia pero no decisiva en las primarias a favor de Scioli, y que si Cambiemos lograba realizar algunos fraudes parciales a lo largo del país podría haber ganado como ganó en el ballotaje, por un punto y medio de diferencia. Es muy posible que en las provincias de Córdoba y Jujuy, donde la diferencia fue abrumadora, el fraude haya tenido que ver en alguna medida. Pequeñas cantidades de fraude habrían sido suficientes.

—Por todo esto decir que el éxito que está teniendo en buena medida Cambiemos en la batalla cultural (ideológica) se basa solamente en la eficacia de su discurso no responde a la realidad. Ha tenido una efectividad muy importante que no se puede desconocer, pero basada en toda la serie de ventajas materiales que hemos estado enumerando, y que es imperioso encontrar cómo contrarrestarlas.

—Un movimiento de clase media, por más progresivo y bien intencionado que sea, no le puede ganar la batalla cultural (ideológica) al capital concentrado internacional dueño de todos los medios de comunicación, y de la mayoría de las empresas del país, empezando por el campo, las exportadoras y los bancos. Solamente la clase obrera tiene potencialmente fuerza para hacerlo, pero necesita la existencia de un partido verdaderamente socialista, lo que no existe en la Argentina ni en el mundo, y es muy improbable que llegue a existir en los próximos años.

—Por todo esto la batalla cultural, es decir la batalla ideológica, que es la principal, la más importante, la decisiva, es muy difícil de ganar con la actual relación de fuerzas política. El kirchnerismo por su característica de clase media no podrá hacerlo, aunque puede dar la batalla por un tiempo. Debería de transformarse e impulsar la lucha de clase del proletariado y el conjunto del pueblo trabajador, es decir, debería metamorfosearse en un verdadero partido socialista. Lo utópico de esta hipótesis es innecesario demostrarlo. Esto no quiere decir que deje de ser imprescindible para todo socialista la unidad de acción con todo el progresismo que cree en la posibilidad el crecimiento con inclusión social en su plenitud, luchando juntos para que este objetivo se cumpla al máximo posible. El único ejemplo en la historia en el que un líder democrático burgués se trasformó en socialista fue Fidel Castro, cuya política consistía en derrocar a Batista e instalar una democracia burguesa que garantizara el bienestar del pueblo.[4] Después de dos años de gobernar se convenció de la imposibilidad de hacerlo sin expropiar al gran capital y asumió esa tarea.


—La batalla “cultural” (ideológica) es imprescindible darla, pero no se puede pensar, como lo hacen muchos, que depende solamente de una competencia, en “igualdad de condiciones”, de la capacidad discursiva de la derecha, del progresismo y de la izquierda cuando las bases materiales para hacerlo son sideralmente a favor de la derecha.

—Todo el progresismo no diferencia la democracia burguesa de una verdadera democracia, y no se plantea lo realmente necesario que consiste en que todas las reformas y radicalizaciones que se vayan realizando constituyan fundamentalmente pasos hacia una verdadera revolución democrática. Además afirma que estos cambios deben hacerse desde el Estado, que es el Estado el que debe estar presente, el que garantiza el crecimiento con inclusión social. Pero actúa como si ignorara que bajo el capitalismo todo Estado es el aparato de dominación de la clase capitalista, en particular del capital concentrado, y que los distintos gobiernos pueden tener un cierto grado de autonomía política, pero en lo fundamental es el capital el que es dueño del Estado, y sin desmantelar este aparato estatal y reemplazarlo por un Estado realmente del pueblo es imposible lograr verdaderos cambios radicales a favor de la población. La cuestión del Estado es decisiva, pero el progresismo la ve simplemente como un cambio de gobierno a través de estas elecciones restringidas y desparejas de la democracia burguesa mientras se mantiene el mismo aparato de dominación estatal de la clase capitalista.

Sin ganar la batalla ideológica es imposible que la lucha de la población que vive de su trabajo logre un Estado verdaderamente democrático, porque no tendrá la conciencia suficiente de la necesidad imperiosa de realizar las tareas que se requieren para lograrlo.

Carlos A. Larriera

27.8.2017
Artículos del autor en Rebelión y wwwnudosgordianos.blogspot.com (sin punto entre www y nudos gordianos)



[1] Principalmente por los informes del programa El Destape de Roberto Navarro.
[2] Se puede leer una excelente explicación de Florencia Saintout de cómo influye el discurso mediático del macrismo sobre la población en Revista Contraeditorial, sábado 19 de agosto de 2017, año 1, nro 1, entrevista de Victor Hugo Morales a Florencia Saintout “Formo parte de una generación que en los ’90 terminó creyendo que nada se podía hacer”.
[3] C. A. Larriera, ¿Federalismo o 24 Estados?, Rebelion, enero 2016.
[4] Joseph Morray La segunda revolución cubana. Ediciones Iguazú, Buenos Aires. 1965.


viernes, 18 de agosto de 2017

¿Estamos en una derecha democrática, compasiva y continuadora de políticas sociales?





¿Estamos en una derecha democrática, compasiva y continuadora de políticas sociales?





El artículo de José Natanson El macrismo no es un golpe de suerte publicado en Página 12 el 17.8.2017 tiene una cara positiva y otra profundamente negativa.  

La parte positiva es que se pone el acento en la efectividad del discurso del macrismo, siguiendo las indicaciones de Durán Barba y otros publicistas, mencionando los sectores sociales en los que este discurso puede influir, señalando que intentan crear una nueva ideología, y que se apoyan discursivamente en hechos como el narcotráfico, irresuelto en el gobierno anterior, tarea imposible dentro del capitalismo.

Hace tiempo que es necesario  poner en primer plano lo peligroso y efectivo de este discurso porque hasta ahora no ha habido clara conciencia de su peligrosidad ni se ha trabajado con suficiente eficacia —aunque hay destacadas excepciones— en la elaboración y difusión de un contra discurso específicamente direccionado a desarmar su capacidad de influenciar explicando su falsedad. Aunque esto es extremadamente difícil de lograr frente al cuasimonopolio mediático que trasmite este discurso, sostiene al gobierno e invisibiliza todas sus medidas regresivas.

Adjudicar a ese discurso la causa principal de los triunfos electorales del macrismo es exagerado, no se corresponde con la realidad, y enmascara —aunque sea involuntariamente— razones más importantes que están detrás de los resultados electorales.

Lo más negativo de este artículo se pone en evidencia en frases como “expresa una nueva derecha: democrática, dispuesta a marcar diferencias económicas con la derecha noventista, y socialmente no inclusiva pero sí compasiva.”, o “El de Macri es un neoliberalismo desregulador, aperturista, anti-industrialista y, por supuesto, socialmente regresivo, pero no privatizador ni anti-estatista.”, o “pero es una derecha democrática y renovada”.

Aunque tiene frases que intentan relativizar estas posiciones, como, por ejemplo, “Pero el objetivo de esta nota no es denunciar la simulación de Cambiemos ni desnudar la oscuridad de su alma verdadera sino entender por qué sus propuestas resultan convincentes, indagar los motivos profundos de su eficacia, entender por qué funciona.”, o “(la manipulación del escrutinio bonaerense desmiente este supuesto higienismo)”. El sentido general del artículo tiende a presentar al macrismo como democrático, aunque de derecha, una contradicción en los términos. Habría que explicar qué es una derecha democrática. Porque si es un gobierno de derecha es la defensa de los intereses de una minoría enriquecida contra el conjunto del pueblo, de manera que nunca puede ser “democrática” si se toma este término en un sentido aunque sea aproximado al de una verdadera democracia. Lo negativo de esta enunciación es que califica al gobierno de Macri como democrático, lo cual se contrapone con todos los datos de la realidad. Cuando lo que hay que denunciar es que este gobierno es una dictadura en cuotas, un experimento nuevo en la historia mundial que consiste en ejercer el gobierno como una dictadura militar, en la que se van anulando todos los derechos civiles y democráticos, pero manteniendo lejanamente las formas de una democracia burguesa.

Que el discurso del macrismo sea efectivo y hay que tomar buena nota de ello es totalmente cierto. Pero que  implique que sea una variante de derecha de la democracia, que sea compasiva, que no repita el noventismo —cuando en realidad es una versión corregida y aumentada del mismo— es irremediablemente un engaño al lector, cuando lo que se necesita hacer perentoriamente, superando el discurso macrista, es revelar la verdadera naturaleza del macrismo, sus verdaderos objetivos, las causas materiales de su política, y el grado de represión que está dispuesto a desarrollar para conseguir sus objetivos.

Frente a las revelaciones cada día más amplias y fundamentadas del tremendo fraude realizado por el gobierno que pone en evidencia que CFK ganó por un amplio margen no es serio afirmar que todo el mérito del triunfo electoral del macrismo se basa fundamentalmente en su discurso.

No hay forma, por más buena voluntad que se tenga, de interpretar este artículo meramente como destinado a desnudar la eficacia del discurso macrista.

El artículo no se basa en las causas económicas, materiales de las políticas del macrismo ni del kirchnerismo. Desde el lugar en que se sitúa es inevitable que hable solamente de factores políticos básicamente supeestructurales, y se pierda la conciencia de los verdaderos intereses en juego, aunque el discurso macrista tenga efectos concretos en distintos sectores de la población.

Las críticas que se pueden hacer son innumerables, superan la extensión razonable de este artículo. Lo que sigue pretende ser un resumen sucinto de muchas de ellas, sin necesariamente vernos obligados a citar frases específicas.

No se puede afirmar a priori que la preocupación por el narcotráfico supera la preocupación por el aumento de la pobreza, el desempleo, la miseria, la suspensión o rebaja de gran parte del pago de los medicamentos a los jubilados, la baja de la capacidad de compra de las jubilaciones al ajustarse por debajo de la inflación, el cierre masivo de PyMES, y tantos otros retrocesos en curso de manos de este gobierno.
Las crecientes y fundadas denuncias de fraude que implican que en realidad ha existido un amplio triunfo de Cristina Kirchner (CFK) en la provincia así lo demuestran.

No es cierto que el macrismo haya decidido prolongar la AUH, las jubilaciones, las cooperativas, etc., lo que pasa es que no puede darlas de baja de un solo golpe porque no tiene la relación de fuerzas suficiente, ante las masivas movilizaciones en contra de sus medidas regresivas. Pero las está desmantelando, sin dudas. Lo mismo se aplica a la privatización de las escuelas, de los hospitales, etc., ¿Cómo puede ser que esto no se vea? ¿O es que se ve pero se expresa mal? Pero al decir “el gobierno ha decidido prolongar el generoso entramado de políticas sociales” está muy claro que se afirma que no está en los planes del gobierno desmantelarlas.

Es cierto que “si se hubiera comportado de otro modo probablemente no hubiera ganado todas las elecciones porteñas desde 2007 y quizá tampoco la Presidencia”, aunque sin “quizá”, pero entonces no se puede afirmar “ha decidido prolongar…”, esta es una afirmación de una voluntad expresa, no hay forma de interpretarlo de otro modo.

El hecho de que las masas agitaran “Macri basura/vos sos la dictadura” no puede tomarse como que el kirchnerismo reducía su visión a esa verdad. Se ignora o se pasa por alto que en el peronismo conviven sectores de la burguesía y gran burguesía, que desde los ’70 se incorpora una buena parte de la clase media, y que en todas sus etapas incluyó a gran parte de la clase obrera. El aparato del PJ responde al capital, al igual que la superestructura del radicalismo. El gobierno de CFK representa las aspiraciones de una gran parte de la clase media progresista de elevar el nivel de vida de la población, con las limitaciones de intentarlo dentro del capitalismo y sin permitir el protagonismo de la clase obrera. El peronismo de Perón podía ser denominado, con grandes reservas, nacional y popular, pero el kirchnerismo, también con reservas, se puede considerar nacional, popular y democrático. Y los intereses estratégicos de la  clase obrera no se ven representados adecuadamente en el peronismo, aunque pertenece a él en gran medida por falta de una alternativa mejor, la cual debería aportar la izquierda, pero que en los hechos está muy lejos de ayudar a la clase obrera a incorporarse a la lucha política.

Esta visión de bases materialistas, no es la visión, evidentemente, de este artículo, que pone en una misma bolsa a todos los sectores del peronismo. Lo que está ausente en este relato son los intereses materiales del verdadero poder en este gobierno, que es el capital concentrado y centralizado internacional (CCyCI) que por sus necesidades de saqueo mundial no puede ser nunca una “derecha democrática”.

¿Cómo se puede hablar de democrática aunque se le agregue de derecha frente a la monstruosidad que han estado haciendo con Milagro Sala y la desaparición forzada de Santiago Maldonado? A lo que hay que agregar la acción cada vez más represiva de la gendarmería, sustituyendo cada vez más el rol del aparato militar y para-militar de la última dictadura. Tampoco se pueden ignorar los permanentes ensayos represivos del gobierno, buscando asustar y desanimar la resistencia social. Numerosos casos, como la represión a los docentes cuando instalaron la escuela itinerante así lo atestiguan.

El nivel represivo que se ha ejercido sobre Milagro Sala, salteando todas las normas institucionales vigentes, es un verdadero paradigma de la política del conjunto del gobierno nacional y no solamente del gobernador Morales.

La Tupac Amaru dirigida por Milagro Sala ha hecho una obra social monumental, en base al trabajo, al sudor y al esfuerzo de todos sus integrantes, creando cooperativas de vivienda que ha construido barrios enteros, y fábricas textiles, metalúrgicas, de bloques de cemento, de adoquines, piletas, anfiteatro para espectáculos infantiles, plazas con mesas y sillas, etc., etc.[1] Muchos militantes del trabajo barrial en otras provincias se han acercado a la Tupac para aprender cómo han logrado hacer y siguen haciendo semejante obra. Morales ha dicho que con Milagro libre no puede gobernar. Y tiene razón, ¿cómo va a gobernar frente a un movimiento social que realiza todas las obras que el gobierno debería realizar y no realiza, y no tiene intenciones de realizar porque obedece a otros intereses que son los capitalistas? Y que la Tupac es un problema nacional para el  conjunto del capital concentrado lo prueba el hecho de que se estaba extendiendo cada vez más a otras provincias. Esto se contrapone con la política del gobierno de desmantelar todas las reformas que han favorecido el nivel de vida de gran parte de la población, eliminar toda redistribución del ingreso, y utilizar el aparato del Estado y los recursos impositivos para financiar y subsidiar al CCyCI.  Y para esto necesita un nivel de represión de proporciones muy grandes.

Santiago Maldonado es un desaparecido por obra del aparato del Estado. Toda la lucha por su aparición con vida es fundamental y debe continuarse y aumentarse hasta conseguir efectivamente su aparición con vida. Ésta lucha es en primer lugar por Santiago Maldonado, pero también para resguardar la vida y la libertad de todo el pueblo en el presente y en el futuro.

Teniendo en cuenta todo esto ¿cómo se puede hablar de derecha democrática”, realizando todo un discurso que está atravesado explícita o implícitamente por esa misma idea?

Cómo se puede hablar así cuando este gobierno ha violado todas las normas institucionales vigentes hasta su asunción, que ni siquiera son verdaderamente democráticas, sino democrático burguesas, con todas las restricciones que esto implica. Los ejemplos de esta política gubernamental son innumerables: la anulación con simples decretos de gran parte de las leyes votadas por el parlamento en el gobierno anterior, la presión sobre el poder judicial, la destitución de un miembro del Consejo de la Magistratura producida en estos días, la aprobación de la Corte Suprema del 2x1 a los genocidas, etc., etc.

La anulación uno por uno de todos los derechos es la política de este gobierno, que no es una alternativa democrática de derecha, sino que es una paulatina instauración de la más autoritaria de las dictaduras.

Carlos A. Larriera
18.8.2017



[1] Datos obtenidos del libro Milagro Sala de Sandra Russo, del año 2010, de lectura obligatoria. Ver entre otras págs. 134 a 138. A la fecha de la detención de Milagro Sala seguramente habrían desarrollado muchos más emprendimientos. El gobierno de Morales está destruyendo toda esta obra. 

miércoles, 16 de agosto de 2017

Nuevo blog nudos gordianos en elaboración




 Nuevo blog Nudos Gordianos en elaboración

Tengo un nuevo blog Nudos gordianos en elaboración para poner todos aquellos artículos que no he tenido tiempo material para elaborarlos debidamente, y no hay garantías de que lo tenga alguna vez entre otras razones por lo cambiante de la situación nacional e internacional.

La idea de publicar los artículos en elaboración se debe a que pienso que algunas cosas pueden ser útiles para que otros las aprovechen para analizar la realidad o para realizar sus propios aportes.

Lo comunico en mi blog Nudos Gordianos para que todos estén enterados.

Carlos A. Larriera
16.8.2017