viernes, 19 de abril de 2019

Un mundo irreal


Un mundo irreal



Estamos en un mundo irreal. Es la decadencia del capitalismo en su máxima expresión, el viejo capitalismo está desapareciendo, las fábricas duran poco, los obreros están sometidos a una inestabilidad creciente, la relocalización debilita mucho la organización obrera. La automatización, la inteligencia artificial, etc., están desarrollando una capacidad de producción monumental, donde el trabajo humano se vuelve cada vez más innecesario. Aumenta la desocupación en todos los países, todos los parámetros en los que se referenciaba la población se han modificado radicalmente o han desaparecido.

El Estado nación está en crisis. Se piensa que el país en que vive cada uno es eterno, que Argentina va a ser siempre Argentina, con todo su territorio. Y no es así. Los planes de balcanización de muchos países, en los que está en primera fila el nuestro, son una estrategia del gran capital norteamericano y sus socios del resto del mundo. Es claro que se quieren quedar con la Patagonia, es probable que fabriquen un miniestado en el norte para quedarse con el litio, o alrededor de Vaca Muerta, etc.

También se cree que las responsabilidades por todos los males del pueblo se deben exclusivamente a gobiernos, sectores sociales, o personas que están dentro del país. Del capital extranjero, el que opera en el país y el que está afuera no tienen ninguna referencia.

No conocen los golpes blandos, las guerras de 4ta., 5ta., y 6ta. generación,  han naturalizado la invasión de EEUU a cualquier país, en general no se sabe quién es Gene Sharp, ni Sherman Kent, ni muchos otros que han planificado operaciones de destitución de gobiernos y el reemplazo por otros adictos en todo el planeta, aprovechando la supertecnología que se viene desarrollando, creando permanentemente formas de agresión psicológica, de propaganda, de sanciones económicas, de endeudamiento, para cobrarlo después con los recursos naturales, etc., etc. No, nuestro país se maneja con absoluta libertad en el mundo. Los gobiernos tienen todo el poder, el gran capital no existe, etc.

El tiempo histórico es diferente al tiempo de una persona individual, incluso el de una sociedad de conjunto. Cincuenta o cien años para nosotros es una eternidad, es todo nuestro período de vida, pero para el devenir histórico pueden ser sólo minutos o segundos. En la URSS, por ejemplo, comenzó a restaurarse el capitalismo cuando Stalin subió al poder. Tardó 70 años para imponerse efectivamente. Pero en lo central las causales ya estaban al asumir Stalin. En los últimos cincuenta años ha habido una ofensiva inédita en el planeta por parte del gran capital, cuyo objetivo es quedarse con todo. Nuevamente, para el proceso histórico son unos pocos minutos. En la izquierda hay quién dice, por ejemplo, que el pronóstico de que habría una Tercera Guerra Mundial como resultado del enfrentamiento de los grandes monopolios, fue desmentido por la historia que ha transcurrido después de la 2da Guerra Mundial No tienen en cuenta, por ejemplo, que durante los años subsiguientes las guerras entre potencias se han realizado a través de terceros países, debido a circunstancias históricas específicas. Bastaría comparar el número de muertos de todos los países invadidos por EEUU, Francia, Inglaterra, etc., con los muertos en la segunda guerra mundial y se verá que la guerra entre grandes monopolios a través de sus Estados ha continuado bajo distintas formas.

Todo esto es provocado por la caída irreversible de la tasa de ganancia, que ha introducido al gran capital en una crisis permanente.

La revolución tecnológica permanente ha permitido a los capitalistas automatizar cada vez más la producción, prescindiendo progresivamente de la mano de obra, y fabricando una cantidad descomunal de productos que añaden un segundo problema: la crisis de sobreproducción. Es decir, producción de enormes cantidades de mercancías sin nadie a quién venderlas. No es el origen de la crisis, pero es una complicación adicional muy importante

El tamaño actual de las grandes empresas ocasiona que el mercado mundial no alcance para vender la sobreproducción, y que todos los recursos naturales sean imprescindibles para que el capital mantenga y aumente su escala de producción.

Esta concentración y centralización del capital se revela en la ola de fusiones y adquisiciones entre las más grandes empresas del mundo.

En esta situación al gran capital no le queda otra alternativa que saquear al mundo. No hay que olvidar que la primera causa del problema es la baja permanente de la tasa de ganancia.

Ningún país está a salvo del saqueo del gran capital. Considerar cada país por separado, es perder toda perspectiva de lo que pasa en el mundo. Y de esta manera no se puede entender lo que sucede en cada uno de ellos.

Macri, Bolsonaro, y muchos otros cumplen en lo fundamental las directivas del gran capital mundial. Por eso se dice, con razón, que son gobiernos de ricos para ricos.

Están también los que opinan que el gobierno de Macri fracasó, que se equivocó, que realizó un montón de promesas y no sólo no pudo cumplir ninguna sino que hizo todo lo contrario. Es un profundo error, un desconocimiento de los planes que implementa la ofensiva mundial del gran capital.

El objetivo del gobierno de Macri, es decir del gran capital mundial, es apoderarse de todos los recursos naturales, o sea, de todo el país.

La destrucción progresiva y masiva de todo el tejido social no es un accidente, es el objetivo central del gobierno. Y en esto está triunfando.

La dictadura militar no destruyó este tejido social. Ahora se prueba un nuevo tipo de golpe de Estado, sin usar directamente las Fuerzas Armadas, un golpe blando, disimulado bajo una cáscara de democracia.
El objetivo central es despejar el camino para el saqueo del país No es una casualidad, la misma política, aplicando distintos aspectos de la misma metodología, la han venido practicando en otros países. Es lo que están haciendo en Venezuela.

Para cumplir este objetivo necesitan lograr una derrota estructural de todo el pueblo, de manera de que no pueda reaccionar, obligarlo a someterse al saqueo. Buscan provocar la miseria, el desamparo, la impotencia, para poder apoderarse del país sin mayores problemas, en forma duradera.

No se puede comprender de otra manera. Ya han muerto una cantidad indeterminada de jubilados con la mínima, por falta de medicamentos, de atención médica adecuada, etc. Hace poco tiempo habían muerto 120 personas esperando la aprobación de la solicitud de pensión por discapacidad.

Los tarifazos y los créditos UVA obligan a las familias a abandonar sus viviendas. Los despidos la dejan sin trabajo.

Todo esto no es casual, no es que el gobierno no lo sepa, es su deliberada intención.

Sin ingresos, sin empleo, sin vivienda, sin atención de la salud, aumentando la miseria generalizada, a extremos de que no les pueden dar de comer mínimamente a sus hijos, somete a la impotencia, a la resignación, a la degeneración social.

Frente a esta situación provocada, que producen actos desesperados en la población, utiliza la represión presentándola como una forma de defender la seguridad de los ciudadanos. Mayor cinismo, imposible, pero el capital siempre ha utilizado esta metodología.

Recientemente una jubilada se arrojó a las vías de la línea C del subte, se salvó de la muerte porque la conductora logró frenar a tiempo. Estos casos no son aislados. Cuántos se han producido ya no lo sabemos, no hay encuestas. Pero hay muchos. Y son un síntoma inequívoco de lo porvenir. 

En general se piensa que la Argentina seguirá eternamente siendo lo que es. La lucha por un país mejor se enmarca dentro de la visión de una Argentina eterna, tal cual es hoy, con su territorio, sus provincias, sus poblaciones, su organización sindical, sus partidos políticos, etc.

Pero este ideario de país no está en los planes del gran capital mundial. Junto con la derrota estructural tienen el plan de partir el territorio en pequeños estados, para poder explotarlos cómodamente, sin nadie que le ponga límites. Esta balcanización complementa y profundiza la estrategia de derrota estructural.

La mayoría de la población visualiza un país eterno, inalterable, en el que se puedan llevar a cabo las medidas de lucha como las que estamos acostumbrados, recurrir a paros, movilizaciones de multitudes, entre otras formas de protesta, y un tejido social suficientemente fuerte como para que no pueda ser destruido.
Pero si tratamos de imaginarnos una Argentina balcanizada, a la manera de Yugoslavia, que también fue planificada y ejecutada por el gran capital, estaremos en condiciones de mejorar sustancialmente nuestra capacidad de defensa. Dividir al país en pequeños territorios modifica la relación de fuerzas entre la burguesía y el proletariado, se reduce enormemente la masa de clase media, cambia totalmente la situación.

Mientras el gran capital mundial avanza con sus proyectos de derrota estructural y de balcanización, entre otros, todos se consideran más o menos seguros, en un país eterno, territorialmente inmodificable.

Los hechos, poco a poco, irán descorriendo el velo de los ojos de la población, pero en política es necesario darse cuenta a tiempo para poder elaborar una estrategia que derrote los planes del enemigo.
Tal como viene desarrollándose la situación, llegaremos tarde. En la Alemania nazi muchos tomaron conciencia recién en los campos de concentración. Que no nos suceda lo mismo.

Carlos A. Larriera
19.4.2019