jueves, 30 de agosto de 2018

La profundizacion del saqueo va cambiando, con distinta velocidad, las conciencias


La profundizacion del saqueo va cambiando, con distinta velocidad, las conciencias



Desde que se instaló la posibilidad de un triunfo del macrismo en las elecciones del 2015, los sectores progresistas y de izquierda comenzaron a hablar críticamente de lo que llamaron “ajuste”. La palabra saqueo no se utilizaba, y entonces quedaba diluído el verdadero significado de la ofensiva del gran capital internacional sobre la población argentina (y a nivel mundial).

Hoy se habla cada vez más de saqueo lo que es un indicativo de que paulatinamente las conciencias van tomando nota de a poco, parcial y contradictoriamente, pero conciencia al fin, de que esto no es un “ajuste” sino un saqueo.

El marxismo explica que la existencia es el principal determinante de la conciencia. Por esa razón todos tenemos, en un determinado momento, una conciencia que se corresponde con toda la experiencia vivida hasta el momento. 

Cuando suceden cambios bruscos en la situación, tendemos a analizarlos e interpretarlos según la visión de la sociedad que nos había generado nuestra existencia hasta ese momento, lo cual por supuesto, nos conduce a una interpretación equivocada o al menos parcial y limitada de la nueva realidad. A medida que esta nueva realidad se va transformando cada vez más plenamente en nuestra nueva existencia, ésta comienza a ser determinante en nuestra conciencia, y entra en conflicto con la conciencia derivada de la existencia anterior.  Es así que se producen las más variadas combinaciones de la conciencia previa con la nueva conciencia que va surgiendo a partir de la nueva existencia.

Todo esto es en realidad mucho más complejo, porque la nueva existencia no ocupa generalmente toda la escena completa, conviven, luchando, la existencia anterior que va pasando a segundo plano con la nueva existencia, lo que lleva a distintos momentos de la conciencia: confusión, conflicto, mezcla multifacética de lo viejo y lo nuevo, etc., que se resume en el hecho de para llegar a la plena conciencia que esté acorde con la nueva existencia se tarda mucho, la nueva realidad avanza en la mayoría de las personas más rápido que la conciencia de ellas y la vieja conciencia implica un paradigma (en el sentido que le daba Thomas Khun)[1] que es demasiado estrecho para interpretar lo nuevo.

En política, como en la guerra, como en toda lucha, es imprescindible prever lo que va a suceder para poder anticiparse y elaborar los mecanismos necesarios para derrotar la ofensiva del adversario, en este caso, del gran capital internacional.

La tarea de prever es una función fundamental de los dirigentes políticos, es una responsabilidad ineludible, e imprescindible para el conjunto de la población. 

Tomar conciencia de que va a haber un golpe de estado cuando este ya ha sucedido, es una derrota, el pueblo se encuentra en una situación de pérdida de vidas, de cultura, de situación económica, etc., y sometido a la dictadura encuentra muy difícil y costoso en términos sociales revertirla.

Hay cambios que son poco menos que imposibles de revertir. La destrucción de Irak por Estados Unidos, por ejemplo. La separación por parte de Estados Unidos de la provincia de Panamá de Colombia, para crear un nuevo Estado y poder así construir el Canal de Panamá. Los millones de migrantes que hoy huyen del genocidio bélico que está llevando a cabo Estados Unidos en Medio Oriente y en parte de Asia, como Afganistán. El culturicidio que significó la última dictadura militar argentina, que no es una interpretación sino una sumatoria de hechos materiales cuya lista completa es todavía poco conocida. ¿Cómo será el próximo culturicidio con la desaparición de la educación pública (primaria, secundaria y universitaria)?.

La lista es interminable, y no está en la conciencia de la población, salvo como hechos aislados, que se registran en forma muy incompleta y anárquica.

En el golpe militar de Pinochet la clase obrera y gran parte de la población, habían previamente tomado conciencia, en gran medida, del peligro pero no lo suficiente como para llevar adelante una lucha victoriosa contra el golpe. La población alemana no tenía conciencia del verdadero contenido del nazismo, como la italiana no la tenía del fascismo. Tampoco, durante la última dictadura militar, había conciencia de la profundidad de la represión y destrucción de la vida económica y social del país. Se pensaba que era una nueva dictadura de Onganía, que sólo había que esperar que se agotara, y el país volvería a emerger sin haber sufrido demasiados cambios. 

Es una constante política que los pueblos se enteren demasiado tarde del verdadero carácter de cada una de las ofensivas del capitalismo sobre sus condiciones de vida. Y es inocultable la responsabilidad que tienen en esta ignorancia e imprevisión de los  pueblos los políticos progresistas y la izquierda reformista, una de cuyas principales tareas debe ser prever en sus líneas generales, cuáles son los planes del enemigo del pueblo, el capitalismo. Y también se pone en evidencia, más allá de toda duda, de que no existe una verdadera izquierda anticapitalista y revolucionaria.

La conciencia del verdadero carácter del saqueo que está llevando adelante el gran capital internacional en todo el mundo es todavía precaria, muy incompleta e insuficiente. No se puede entender lo que sucede y va a suceder en el país sino se piensa en términos mundiales. En la mayoría de la población la visión queda encapsulada en los límites de nuestro territorio.

En la lucha sindical se pueden ver claramente estos mecanismos. Tomemos el caso de Hugo Moyano. Éste es un burócrata sindical, es decir un dirigente que negocia con la patronal de una empresa, con una cámara empresaria, y con el Estado, ventajas económicas a cambio de mantener en un nivel moderado las luchas de los trabajadores que dirige. Para esto necesita tener cierto grado de combatividad, porque de otra manera nadie de su empresa o sindicato lo seguiría. Siempre poniéndole a la lucha un límite aceptable para los patrones. Se lo podría definir como alguien mitad dirigente sindical y mitad empresario, porque poco a poco transforma las ventajas económicas de distinto tipo a las que va accediendo con esta metodología, en la creación de empresas capitalistas. 

Hay burócratas sindicales que se han convertido totalmente en empresarios, como es el caso de Cavalieri en empleados de comercio, o lo fue el de Jorge Triaca padre, en el gremio UOyEP, Unión de obreros y empleados del plástico. Y hay dirigentes sindicales relativamente moderados, pero sin obtener ventajas económicas, ni buscar conseguirlas.

El distanciamiento de Moyano del kirchnerismo pareció responder, en lo fundamental, a un corrimiento casi total hacia su existencia empresarial, abandonando en gran medida la lucha sindical.

Hoy ha vuelto a colocarse en la primera fila de esa lucha, recolocándose como dirigente sindical (sin perder su carácter burocrático), figurando como parte de la dirección de la Multisectorial 21F. 

Una explicación tentativa de este funcionamiento pendular es que bajo el kirchnerismo podía dedicarse completamente a su tarea como patrón sin perder toda su influencia en el gremio de camioneros, ahora dirigido por su hijo Pablo Moyano, y en el conjunto del sindicalismo. La profundidad creciente del saqueo lo pone en una situación en la cual no tiene mucho lugar como empresario, debido a que el capital centralizado mundial viene por todo, y por otro lado si no se pone en primera fila en la lucha sindical casi con seguridad perderá toda influencia en los trabajadores. Es esta encrucijada lo que lo ha llevado a su retorno a la “combatividad”. Pero su accionar fundamental seguirá siendo pendular si la coyuntura se lo permite, perspectiva en este caso muy remota frente a la ofensiva saqueadora sin freno que estamos padeciendo. Podemos tomar esto como ejemplo de cómo los cambios en la existencia provocan cambios en la conciencia. Con seguridad Moyano no se imaginaba que esta situación se iba a producir.

Volviendo al principio de la nota, muchos sectores sindicales y políticos de la oposición todavía hablan de “ajuste” y no de saqueo, con todo lo que éste último significa.

La fuerza, el motor de la resistencia de los trabajadores está en las bases, que viene reclamando cada día más intensamente la unidad de acción y medidas efectivas contra el saqueo. La multiplicidad de fuerzas sociales, sindicales y políticas que se han unido en la Multisectorial 21F no puede tener otra causa que la combatividad y perseverancia de las bases trabajadoras. 

De cualquier manera la lucha no puede limitarse al plano sindical, es una lucha profundamente política, la cual no se puede ganar solamente con paros y movilizaciones, aunque éstos son necesarios e imprescindibles. Se necesita mucho más. Tampoco alcanza con un triunfo electoral. Es necesario avanzar hacia una revolución democrática y social. 

Las nuevas situaciones siguen anticipándose marcadamente a la toma de conciencia del pueblo, y de sus dirigentes, obstaculizando en extremo la posibilidad de tener las tácticas y la estrategia adecuadas como para vencer en esta lucha.

Carlos A. Larriera
20.8.2018




miércoles, 29 de agosto de 2018

Ganar las elecciones no alcanza

Ganar las elecciones no alcanza


La lucha que está llevando adelante el pueblo es objetivamente política, no solamente sindical o social.
La lucha de clases está hoy focalizada en la ofensiva mundial del gran capital. No solamente de algunas grandes empresas sino de todo el capital concentrado mundial. Esta lucha es una guerra, y hay que reconocerlo así. Guerra impulsada por el poder económico mundial para saquear el planeta, balcanizar los países, dividirlos y repartirse los pedazos (como ocurre en Medio Oriente hoy, o entre los años 1991 y 2001, en las guerras internas yugoslavas, llamadas también nuevas Guerras de los Balcanes).
La política es economía concentrada, y la guerra es la continuación de la política por otros medios.
El hecho de que hasta ahora esta guerra en Argentina (no así, p. ej., en Medio Oriente) haya sido desarrollada utilizando medios “pacíficos”, como el blindaje mediático, la utilización de gran parte del aparato judicial, y el cuasi fraude electoral, junto con promesas de un cambio para bien absolutamente mentirosas, no implica que no se pueda continuar con represión masiva y guerras civiles generadas desde el exterior.[1]
Es una guerra contra el pueblo. Y como toda guerra no respeta ningún Estado de derecho, ningún régimen republicano.
La táctica elegida hasta ahora es una dictadura de hecho (a través de DNU, jueces serviles, blindaje mediático, etc.) bajo formas democráticas residuales. Las grandes movilizaciones del pueblo, junto con la resistencia empresa por empresa frente a los despidos, y gremio por gremio en las paritarias, han servido hasta ahora, para ralentizar la ofensiva del gran capital que utiliza para ello a este gobierno.
Todas estas luchas pueden demorar pero no impedir la profundización de la ofensiva, debido a que la dimensión descomunal del gran capital mundial lo obliga a saquear el planeta para mantener una tasa de beneficio proporcional al tamaño de ese capital.
Por eso su política no es casual ni coyuntural sino permanente y inclaudicable hasta conseguir sus objetivos. Una derrota electoral en 2019 no cambiará sus planes, los continuará por otros medios, como mínimo con una feroz ofensiva destituyente como durante el gobierno anterior.
Además este gobierno dejará un país tan destruido que levantarlo va a ser mucho más difícil que después del 2001, más aún porque utilizarán todos los medios para impedirlo.[2]
No son diferencias de matices entre las políticas de los dos gobiernos que se dirimen aplicando y respetando las leyes vigentes. El gran capital no aceptará de ninguna manera el retorno de algún tipo de populismo o progresismo.[3] Y además el populismo/progresismo no puede pensar ni siquiera en moderar la ofensiva externa sin apoyo masivo y extremadamente activo de una holgada mayoría de la población.
Por todo esto hay que tener claro que la lucha es política, una lucha de poder, de quién es más fuerte para imponer su política. Confiar que ganando las elecciones del 2019 se puede volver a un relativo “Estado de bienestar” es un razonamiento formal y alejado de la realidad. La lucha es mucho más profunda y radical. Es impulsada por el gran capital mundial, no por el pueblo, que tradicionalmente ha sido combativo pero asombrosamente pacífico, que no conoce de qué forma masiva enfrentar la ofensiva exterior.
Si no empezamos por saber quién es el verdadero enemigo, ni qué planes tiene, ni cuáles son las razones que lo impulsan, la derrota es inevitable. Hasta ahora toda la estrategia política tanto del progresismo como de la izquierda se basa en ganar las elecciones del 2019. Es formal e insuficiente, revela un desconocimiento de la verdadera naturaleza del ataque que estamos sufriendo.
Las estadísticas que indican que una buena parte de la población cree que las condiciones económicas empeorarán, es un dato que apunta objetivamente a señalar un comienzo de resignación en el pueblo, porque considerar que la situación va a empeorar implica también considerar que el pueblo no lo podrá impedir.
Por ahora es solamente un signo de alerta. Implica que el pueblo no sabe bien por qué pasan las cosas que pasan, ni con qué política enfrentarlos. Mientras esto no se revierta, el peligro de la derrota y la consiguiente resignación, lo que la transformaría en estructural y permanente, es una perspectiva imposible de ignorar.
La mayor parte de las declaraciones de los políticos opositores tienen un contenido de denuncia de lo que pasa, de informe, y la respuesta a la que recurren son paros y movilizaciones, los que son necesarios pero insuficientes porque la ofensiva es para quedarse con todo el poder, no solamente para cambiar algunas cosas.
El objetivo de este artículo no es ofrecer soluciones, planes alternativos que sean realmente eficaces, sino poner en evidencia que no hay una política ganadora en la oposición, y que la gran lucha del pueblo, por lo tanto, no tiene la orientación política necesaria.
Hay que tener una política mucho más profunda que meramente ganar las elecciones. ¿Cuál es esa política? ¿A qué poder enfrentamos? ¿Qué necesidades lo impulsan? ¿Qué objetivos tienen? ¿Cómo llegar a saberlo? ¿Y cómo trasmitir este nuevo conocimiento al conjunto de la población? ¿Qué forma de lucha superior debemos implementar?

Carlos A. Larriera
29.8.2018




[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245443, 20.8.2018,  Chau Unasur, adiós a la paz, ¿Sudamérica será zona de guerra?Aram Aharonian
[2] Como dice Claudio Scaletta refiriéndose a un eventual futuro gobierno progresista: “…el futuro demandará una cohesión política fuerte. El gobierno popular de la tercera década del siglo, a diferencia del actual oficialismo, deberá hacer frente a una pesadísima herencia económica de alto endeudamiento y desarticulación productiva y social. No serán tiempos de medias tintas ni de gobernar con el enemigo adentro. Podría pensarse que cuando el objetivo principal es construir el regreso al poder son tiempos de taparse las narices, pero la historia es rica en contra demostraciones sobre lo peligrosas que pueden resultar las alianzas Frankestein…” Claudio Scaletta, Diversidad, pasado y futuro, Suplemento CASH de Página 12, domingo 25.2.2018, contratapa.
26.11.2013, “Brzezinski hizo estas declaraciones en el marco del Foro Europeo para Nuevas Ideas (European Forum For New Ideas, EFNI), una organización que aboga por la transformación de la Unión Europea en un superestado federal, es decir, el mismo tipo de “control externo” burocrático que Brzezinski mencionó en su discurso. En este contexto, según el político, la “resistencia populista” podría ser un gran obstáculo para la imposición de un nuevo orden mundial.” También en https://actualidad.rt.com/actualidad/view/111579-brzezinski-resistencia-populista-orden-mundial
Brzezinski, el cerebro geopolítico de ObamaGermán Gorraiz LópezRebelión, 15.9.2013


martes, 28 de agosto de 2018

No es lo mismo dominar que saquear

No es lo mismo dominar que saquear



Ya en la antigüedad, en las polis griegas, se diferenciaba entre conquistar otra región, manteniéndola en funcionamiento y conquistar, arrasándola y haciéndola desaparecer como sociedad.
Atenas, por ejemplo, era relativamente democrática al interior de la polis, entre otras cosas porque era una minoría la que discutía en asambleas. Las mujeres, los esclavos y los extranjeros estaban excluídos. Pero era imperialista en su política exterior. 
Entre los políticos y periodistas hoy en día existen opiniones que ignoran o niegan el saqueo mundial que está llevando a cabo el capital centralizado. Teniendo en cuenta el significado de la palabra saqueo, incluso existen quiénes ignoran realmente ese accionar. El gran capital internacional, siempre tuvo una política de dominación sobre el resto del mundo, pero no necesariamente en el nivel del saqueo actual. Por eso no es lo mismo dominar que saquear.[1] [2]
Todos los analistas están de acuerdo en la existencia de la dominación internacional del poder económico. Pero pocos la caracterizan como saqueo. La diferencia es fundamental. De alguna manera es una diferencia similar a la que existía en la Grecia antigua. Saquear tiene que ver con arrasar, no dejar nada de la estructura productiva y social de un país o región. Dominar significa quedarse con la parte del león de una sociedad que conserva su funcionamiento básico.
La asunción de Trump como presidente de los Estados Unidos tiene que ver con una división división del gran capital norteamericano entre los llamados globalismo o americanismo[3]. El primero está más a favor de dominar para apropiarse de las riquezas del mundo buscando aliados subordinados para lograr esta dominación. El americanismo, uno de cuyos representantes es Trump, está más a favor de apropiarse de estas riquezas derrotando a los distintos países con la guerra directa, están a favor de fortalecer el poderío económico y militar de EEUU para llevar a cabo una ofensiva unilateral tanto en el aspecto económico como el militar.
Igualmente no hay una diferencia tajante entre ambas partes.
Comprender los distintos significados de dominar y saquear no es una diferencia de matiz o una discusión académica. Tiene que ver con la supervivencia de millones de personas, con la partición de países enteros, por ejemplo, con la eliminación del pueblo argentino tal como existe ahora, dividiendo al país en partes y con ellas a la población. La capacidad de resistencia disminuiría drásticamente, junto con la miseria concomitante.[4]
Podemos comparar en alguna medida con las dictaduras de Onganía y Videla. Más allá de sus intenciones la dictadura de Onganía-Levingston-Lanusse lo que hizo fue congelar los partidos políticos y los sindicatos, pero no los destruyó. Una vez que cayó la dictadura volvieron a funcionar los mismos con relativa facilidad.
Muchos deben hacer creído que la dictadura de Videla tendría igualmente una función “congeladora” y no más que eso, cuando era una dictadura que planificó de entrada la destrucción de industrias, sindicatos y personas, buscando destruir, entre otras cosas, la capacidad de organización y lucha del pueblo argentino. 
Desde este punto de vista los 30.000 desaparecidos son un hecho revelador. ¿Cuál era la necesidad de hacer desaparecer 30.000 luchadores sociales? La explotación capitalista siempre existe, pero no necesariamente con ese grado de represión. Evidentemente la diferencia era cualitativa. Había un plan de destrucción masiva, que en la dictadura de Onganía, si bien pudo haber intenciones similares, no llegaron a concretarse en esa dimensión. Y ese plan de destrucción masiva no podía tener otro objetivo que allanar el camino al saqueo. Lo prueba que la continuidad de la política de la dictadura fue el gobierno de Menem-Cavallo, seguido durante De la Rúa, y recobrando fuerzas e incorporando nuevas tácticas en el gobierno actual. 
Visto en perspectiva la necesidad de saqueo para el gran capital se fue haciendo más apremiante a través de los años, consecuencia directa del aumento exponencial de la concentración y centralización económica del gran capital internacional, y por lo tanto de una dimensión acorde de la tasa de ganancia.
No es lo mismo dominar que saquear. Vienen por todo, arrasando con la organización social del país, liquidando su industria y partiéndolo para repartirse los pedazos sin que los pueblos puedan resistir. Esta no es la visión que tienen la mayoría de políticos, sindicalistas y analistas en general.[5]
Muchos registran y denuncian la destrucción de los derechos sociales, económicos y políticos de la población, pero no hay en general una caracterización de que estamos frente a un saqueo, y que necesitamos tener una política a su altura.

Carlos A. Larriera
2.8.2018



[1] "El neoliberalismo no es una teoría del desarrollo, el neoliberalismo es la doctrina del saqueo total de nuestros pueblos." Fidel Castro, Discurso en la clausura del IV Encuentro del Foro de Sao Paulo, 1993,
(http://www.fidelcastro.cu/es/discursos/clausura-del-iv-encuentro-del-foro-de-sao-paulo-efectuada-en-el-palacio-de-convenciones, Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la clausura del IV encuentro del Foro de Sao Paulo, efectuada en el Palacio de Convenciones, el 24 de julio de 1993.)

[2] http://kontrainfo.com/thierry-meyssan-argentina-objetivo-las-guerras-actuales-eeuu-no-dominar-los-paises-sino-destruirlos/, Thierry Meyssan en Argentina: “Guerras actuales son para destruir a los países, no dominarlos”, por Stella Calloni y Bean Gibbons / Zoom

[3] Germán Gorraiz López, ¿Han caído Rusia y China en la trampa siria de EEUU?,
https://www.alainet.org/es/articulo/192243; Gabriel Esteban Merino, Los tratados comerciales y las luchas globales en la era Trump, Realidad Económica n° 313, 1° de enero al 15 de febrero de 2018. Ver libro Crisis financiera global,  la lucha por la configuración del orden mundial, por Gabriel Merino y Walter Formento.
[4] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245443, 20.8.2018,  Chau Unasur, adiós a la paz, ¿Sudamérica será zona de guerra?, Aram Aharonian
[5] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=241443, Se otorgaron créditos impagables para cobrarlos en especie, C.A.Larriera