Restricción externa (escasez de
divisas), autoabastecimiento energético
La
izquierda actual no realiza ninguna campaña política relacionada con la
restricción externa, o con el autoabastecimiento de combustible y energía, o
sobre la sustitución de importaciones.
No
son los únicos problemas sobre los cuales la izquierda actual no reclama ni
propone nada.
Es
legítimo pensar que consideran a estos temas
como problemas interburgueses en los que no hay que involucrarse. Pero este
argumento no cierra si tenemos, por ejemplo, el antecedente de las largas
campañas que ha hecho la izquierda actual contra el pago de la deuda externa,
que también puede ser considerado un problema interburgués (y en realidad lo
es, como todos los otros mencionados).
Por
otra parte el marxismo, sin tomar
partido por ningún sector burgués, debe no obstante estar muy atento a todas
las divisiones y enfrentamientos de la burguesía local y mundial, y
aprovecharlos de la mejor manera. Sin hacer esto la revolución social no podrá
nunca realizarse con éxito.
Además
todas las luchas por todo tipo de reivindicaciones que se realicen bajo el
capitalismo serán inevitablemente luchas por reformas, precisamente por
realizarse bajo la dominación del capital. La diferencia entre marxistas y
reformistas es que el marxismo busca siempre la mejor reforma, la más radical,
etc., y en todo momento mantiene, explica y hace pública su estrategia
revolucionaria.
El
problema de la restricción externa (la escasez de divisas) es una valla que hay
que superar inexorablemente si se quiere que crezca la producción, el empleo,
etc. Luchar por la mejor manera de superar la restricción externa bajo el capitalismo cae dentro de la
lucha por reformas, pero es una lucha imprescindible. Tan imprescindible que
inevitablemente continuará durante la construcción del socialismo vía
revolución social, y perdurará por mucho
tiempo. En ese período lograr superar la restricción externa será vital.
La
izquierda actual actúa como si realmente considerara que “mientras peor mejor”,
da la impresión de que se limitara a apostar a que fracase el kirchnerismo,
anunciando permanentemente el agotamiento del mismo, y pensara que en esa
circunstancia automáticamente la izquierda pasaría a ser el principal referente
de la clase obrera y el conjunto del pueblo. Pareciera pensar “cuando fracase
definitivamente el kirchnerismo la única alternativa será la izquierda”.
La
historia ha desmentido enorme cantidad de veces este tipo de pensamientos. Como
ejemplo, el fracaso de la socialdemocracia alemana lo incentivó y lo aprovechó
al nazismo, no la izquierda, entre otras razones porque la izquierda no cumplió
su rol adecuadamente.
No
tiene sentido desear que al gobierno le vaya mal, incluyendo de hecho que el
problema de la restricción externa sea insostenible, que no haya
autoabastecimiento energético, etc. Esto ocasionaría no solamente un deterioro
en el nivel de vida de todos los trabajadores, sino una debilidad cada vez
mayor del país frente al capital concentrado y centralizado (CCyC)
internacional. Y si ya estuviéramos en la época de construcción del socialismo,
nos encontraríamos en la necesidad de remontar una cuesta demasiado difícil,
provocaría innumerables dificultades a esa construcción. ¿Dónde está el
beneficio para la izquierda actual? Mejor dicho ¿Dónde está el beneficio para
la clase obrera? La única respuesta posible es que la izquierda actual piensa
que una destitución del gobierno, o una derrota electoral del mismo ayudaría a
la izquierda a ganar la batalla ideológica contra la conciliación de clases que
conlleva el peronismo o el kirchnerismo, y que de esa manera la clase obrera
elevaría su conciencia hacia la independencia política de clase. La experiencia
histórica dice, como pasó reiteradas veces con el peronismo, que el
derrocamiento, la destitución, en este caso del peronismo, más que liberar a la
clase obrera de esa falsa ideología, la aprisionó aún más, pues el peronismo se
transformó en el recuerdo de una época en que mejoró notablemente el nivel de
vida, y ese recuerdo es doblemente difícil de desmontar cuando el peronismo
está ausente del gobierno.
Por
el contrario, mientras más se apoye el crecimiento con inclusión social bajo el
capitalismo, que es lo que impulsa el kirchnerismo, más fácil será explicar a
los trabajadores los límites de ese crecimiento, más fácil será explicar los
límites inexorables que plantea el propio capitalismo, y más potenciadas estarán
las posibilidades de explicar la necesidad de la construcción del socialismo
vía revolución social.
El
conjunto de todos los trabajadores, la masa como un todo, aprende de la
experiencia, precisamente, de masas. Mientras más se lleve adelante el
crecimiento con inclusión social, más tenderá a agotarse la experiencia de la
masa obrera con el kirchnerismo, al encontrarse con los límites capitalistas de
este crecimiento. Para que la clase obrera eleve su conciencia es necesario que
agote su experiencia con el
kirchnerismo peronista, que se pueda llevar el intento de crecimiento con
inclusión social a su máxima expresión posible bajo el capitalismo, de esa
manera se tomará conciencia de que los límites capitalistas son infranqueables
sin revolución social.
Hoy
estamos frente a una inédita y extraordinaria oportunidad histórica que la
izquierda actual no sólo desaprovecha, sino que en alguna medida obstaculiza,
al confundir a la clase obrera poniendo un signo igual entre el kirchnerismo y
el resto del capitalismo.
El
kirchnerismo es un movimiento heredero de alguna manera de los ideales de la JP
del ’70, que intenta sinceramente el crecimiento con inclusión social bajo el
capitalismo. El objetivo central del kirchnerismo no es encorsetar a la clase
obrera, como el peronismo de Perón, ni restablecer la plena dominación
capitalista, como realizan muchos populismos, sino que sinceramente busca ese
crecimiento. Si bien de hecho encorseta a la clase obrera y contribuye a
restablecer la plena dominación capitalista, no por eso deja de ser cierto que
buscar realmente ese crecimiento. Tenemos entonces un experimento histórico
inigualable. Ya no es necesario explicar en abstracto los límites capitalistas
del populismo. Ahora se los puede explicar con los hechos cotidianos, día por
día, obstáculo capitalista tras obstáculo capitalista.
El
verdadero marxismo tiene la oportunidad y la obligación de explicar paciente y
perseverantemente a la clase obrera las razones capitalistas por las cuales
este gobierno encuentra y encontrará a cada paso dificultades de todo tipo para
lograr el crecimiento con inclusión social. Pero no se trata de explicar, y al
mismo obstaculizar los intentos de crecimiento económico que impulsa el
gobierno. Se trata de ayudar lo más posible a que los obstáculos que pone el
capitalismo sean vencidos, uno a uno, y de la manera más radical. Y la
explicación debe apoyarse en este esfuerzo llevado al máximo de sus
posibilidades, porque de esa manera resaltará con absoluta claridad hasta qué
punto estos límites capitalistas son insuperables sin revolución social.
De
esta manera, mientras se lucha junto con los trabajadores por el máximo
crecimiento con inclusión social posible bajo el capitalismo, el marxismo
encontrará el escenario óptimo para explicar a los obreros los límites
infranqueables del capitalismo, podrá hacerlo explicando día por día la
naturaleza capitalista de los obstáculos que se presentan sucesivamente.
Carlos
A. Larriera
1.11.13
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