23-12-2012
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Respuesta a La
clase obrera como combatiente de vanguardia por el socialismo, de Gustavo Robles
Elevación de la conciencia política de la
clase obrera
La respuesta de Gustavo Robles, publicada en Rebelión el 12.12.12 [*], merece una contestación, pero
en lo sucesivo me gustaría evitar un interminable intercambio de críticas y
contracríticas, y continuar esta discusión en el terreno de los principios, de
la teoría y las posiciones políticas en general, evitando las alusiones
personales.
En primer lugar que Robles no contesta. No
define si hay o no un movimiento destituyente de derecha. Tampoco entiende lo
que se ha planteado. Se niega a entender por qué razón se cita al ¿Qué
hacer? de Lenin, etc. La intención al escribir estas críticas a Robles
fue plantear cuestiones que hoy en día son vitales, sobre las que no hay un
verdadero debate dentro de la izquierda.
Reivindico totalmente la revolución
democrática, obrera y socialista. La cuestión es cómo se hace.
La oposición a este gobierno debe hacerse desde ese objetivo revolucionario. Ya
desde el Manifiesto Comunista1 esto
está claramente expuesto. Pero precisamente la revolución socialista es, en
primer lugar, revolución democrática2,
al mismo tiempo que obrera, y socialista. Entonces, una primera cuestión
es cómo avanzar hacia una revolución democrática a
partir de esta democracia burguesa, la forma más
perfeccionada de la dictadura de la burguesía3.
“No es socialdemócrata4 quien
olvida en la práctica que su deber consiste en ser el primero en
plantear, acentuar y resolver todos los problemas
democráticos generales.” (subrayado CAL).5
Resumiendo: cómo pasar de
la democracia burguesa actual a la revolución democrática —que será al mismo
tiempo obrera y socialista si quiere triunfar—; es difícil responder a este
interrogante porque no hay ejemplos de este paso en la historia, salvo períodos
transicionales como febrero-octubre de 1917 o similares, porque siempre se
partió de dictaduras. Las revoluciones comenzaban volteando dictaduras. Ahora se
trata de algo nuevo: avanzar hacia la revolución desde esta democracia
burguesa. No hay de quién copiarse directamente, no hay ejemplos en la
historia.
La alternativa no es entre la
oposición de cualquier manera a este gobierno kirchnerista, o
el seguidismo al gobierno.
Hay que oponerse a este gobierno, porque,
entre otras cosas que, por su carácter burgués, tarde o temprano el aspecto
progresista del “crecimiento con inclusión social” será frustrado desde el
mismo gobierno o éste será reemplazado por otro. No hay otro lugar para los
socialistas revolucionarios que la oposición. Pero la oposición ciega, de
cualquier manera, aliándose con lo más reaccionario de la derecha capitalista,
no es la forma de evitar el seguidismo al gobierno.
Al afirmar Robles que el
socialismo revolucionario tiene como objetivo el cambio social de raíz, y que
el rol de la clase obrera debe ser el de vanguardia en la lucha e instauración
del socialismo, no tiene en cuenta que para ser vanguardia en la lucha
por instauración del socialismo, hay que ser en primer lugar vanguardia en la
lucha por la revolución democrática: ése es el camino a recorrer para pasar de
esta democracia burguesa al socialismo. Olvidándose de este recorrido
fundamental, no se puede llegar al socialismo. La revolución socialista la
hace alguien, ese alguien sólo puede ser el
conjunto de los que viven de su trabajo y no del trabajo ajeno, dirigidos por
la clase obrera, y esto implica necesariamente construir el socialismo desde una
revolución democrática. O sea, La clase obrera como combatiente de
vanguardia por la democracia es una necesidad vigente, y no sólo fue
necesaria en la época del zarismo ruso.
La propia pregunta ¿Así reparten la
riqueza los K? implica necesariamente adjudicarle al gobierno kirchnerista todo
el poder y olvidar, en los hechos,dónde está el verdadero
poder. Es imposible quedarse tranquilo después de esta
pregunta, es necesario aclarar quiénes son los que realmente poseen la riqueza.
Hay que señalar que el engaño del gobierno
de CFK al vanagloriarse del “reparto” de la riqueza al que alude Robles, es una
oportunidad maravillosa —pocas veces o ninguna en la historia hemos tenido los
socialistas una oportunidad similar— para explicarle al
pueblo qué hay de falso en este “reparto”. Si no vemos la
diferencia entre el engaño del gobierno de CFK y el engaño de los gobiernos de
Menem-Cavallo-De la Rúa, es imposible ayudar al proletariado a elevar su
conciencia política revolucionaria. El problema precisamente es que la
izquierda actualmente existente no tiene como tarea central elevar la
conciencia revolucionaria de la clase obrera. Esta es la tarea
política central del partido revolucionario según el ¿Qué hacer?.6 Una
primera diferencia es que CFK cree en lo que dice, cree que
asociándose con los capitalistas puede distribuirse la riqueza. E intenta
llevarlo a cabo desde el gobierno. En este sentido es una JP
(juventud peronista) consecuente. La ideología del distribucionismo no es
nueva, ni comenzó con la JP de los años 60’/70’, y es sinceramente sostenida
por mucha gente, desde hace mucho tiempo y en la actualidad. Y sostenida
incluso por mucha gente valiosa. Al intentar llevar a la práctica esa ideología
distribucionista7,
el gobierno CFK pone en juego en los hechos, esa ideología. Y es
una inmejorable oportunidad para todos los socialistas revolucionarios para
ayudar al proletariado a visualizar lo utópica de esta intención. Haciéndolo en
sentido positivo, y no poniendo un signo igual entre este gobierno y los
gobiernos anteriores. La discusión sobre si justicia social bajo el capitalismo
o expropiación del capitalismo y construcción del socialismo es una discusión
que se remonta a los orígenes del socialismo, por lo menos. Es la discusión
entre reforma y revolución. Nótese que no es lo mismo reforma que
la imposición de los intereses del capitalismo en forma directa y brutal. Los
socialistas reformistas buscan la “justicia social” bajo el
capitalismo. Y de alguna manera los socialistas revolucionarios también, en el
sentido de que todos queremos las mejores condiciones de vida para el pueblo.
Los socialistas revolucionarios también peleamos por reformas, sólo que
adecuando esta lucha al objetivo más general de la revolución socialista. Este
interés común de reformistas y revolucionarios por mejorar lo más ampliamente
posible las condiciones de vida del pueblo, plantea la necesidad de una unidad
de acción en base a esta comunión de objetivos.
El hecho de que el gobierno de CFK se
vanaglorie del reparto, no quiere decir que la redistribución sea cero. Es
innegable el aumento de 5 millones de puestos de trabajo, 2,4 millones de
personas que no tenían los aportes suficientes pudieron jubilarse, más los 3,6
millones de niños y jóvenes hijos de padres sin trabajo o con trabajo informal
y a madres embarazadas cubiertos por la asignación universal por hijo.8 Se
podrá decir que es poco o no es tan poco, pero hay una diferencia abismal con
la década del ’90, y eso no se puede ignorar. Ningún socialista revolucionario
puede ser indiferente a esta marcada mejoría en la situación social. Las
implicancias de este mejoramiento son muchas y merecen un comentario aparte.
Es necesario aclarar que el aumento en la
redistribución del ingreso es mayor o menor según con qué se lo compare. Si se
lo compara con la década del ’90, es inmenso. Si se lo compara con lo que
debería ser, es bastante pequeño. Pero no hay que olvidar que bajo el
capitalismo es imposible la “justicia social” plena, con este o con cualquier
gobierno. Y que un gran aumento del bienestar depende inexorablemente de
grandes triunfos de las luchas obreras y de todos los asalariados en la lucha
de clases, más que de cualquier gobierno. En este sentido es notable la
diferencia entre éste y otros gobiernos burgueses. Con todas las limitaciones
que este gobierno tiene, le baja el martillo, transforma en realidades
tangibles muchas luchas del pueblo. Estas conquistas se deben a las luchas del
pueblo, pero otros gobiernos se niegan sistemáticamente a transformarlas en
realidades, con lo que las conquistas a lograr por las luchas del pueblo con
otros gobiernos son mucho más difíciles de concretar. A nivel de leyes, es
indudable el rol del gobierno. A nivel de paritarias también. Y los ya
mencionados nuevos puestos de trabajo, etc.
Otra aclaración habría que hacerla tomando
como ejemplo la ley de medios. Es conocida la posición en general de la
izquierda contra esta nueva ley de medios. Acá hay un error
teórico innegable. Si la izquierda hubiera elaborado un proyecto mejor, lo
hubiera instalado en la sociedad, y hubiera hecho una campaña lo
suficientemente amplia y eficaz como para que tuviera posibilidades de ser
votada en el parlamento, en ese caso es indudable que había que poner todas las
movilizaciones al servicio de la votación de esta ley de medios alternativa.
Pero esto no existió, y días antes de la votación por la nueva ley de medios
hubo una gran manifestación para su aprobación, a la que la izquierda no
asistió. Sobre los hechos consumados, entre la ley de medios de la dictadura, y
la nueva ley de medios, era obligatorio para la izquierda apoyar la
movilización y la votación en el parlamento.9
No se puede ignorar la relación de fuerzas
interburguesa, y la relación de fuerzas entre la burguesía, el proletariado y
el resto de la población. Hay que basarse en esa relación de fuerzas y actuar
para modificarla a favor del pueblo.
El hecho de que el gobierno de CFK se
“vanaglorie del reparto” no quiere decir que no haya algo de reparto. Hay un dilema
que no es tal: para decirle al pueblo lo que tiene de ilusorio a largo plazo
este reparto, no hay más que decirle al pueblo toda la verdad.
Pero ¿Por qué es tan imperioso “desenmascarar este engaño”, ¿Por qué ésta es la
prioridad política número uno? ¿Por qué la prioridad política número uno no
puede ser desenmascarar el “engaño de los destituyentes”? ¿Por qué el eje
principal de la política de izquierda es “desenmascarar” a este gobierno, al
mismo tiempo que la derecha destituyente lo difama de todas las formas
posibles? ¿Cómo ayudamos a la clase obrera a diferenciar el
“desenmascaramiento” de este gobierno de la difamación de este gobierno por la
derecha destituyente?
Volvemos a lo que dijimos más arriba. La
mejor forma de “desenmascarar” a este gobierno no es distorsionando la
realidad, negando que hay un grado de redistribución notable con relación a la
década del 90’, afirmar implícitamente que el gobierno tiene todo el
poder cuando no lo tiene, y negar que exista una derecha destituyente10.
La mejor forma no es llamar “paro general” (el paro no superó el 25% y no hubo
paro en la industria, donde trabajan los obreros) a una marcha, que además no
surge de las bases, a una marcha manejada por dos sectores de la burocracia
sindical en abierta alianza con la gran burguesía destituyente, marcha que la
mejor consigna que pudo enarbolar estuvo relacionada con el impuesto de
ganancias a los salarios. Esas no son las mejores formas de desenmascarar a
este gobierno.
La mejor manera de “desenmascarar” a este
gobierno es ayudar a que este “proyecto” del kirchnerismo de “crecimiento con
inclusión social”, adquiera el máximo desarrollo posible en la medida que sea
“crecimiento con inclusión social”, al mismo tiempo que se denuncie y se
impulse la oposición y la movilización contra todo ataque a los derechos de los
trabajadores.11 Como
bien dice Robles, la creencia en este proyecto está instalada en los
trabajadores: “De esta manera, el pueblo cree que el poder
está en quien gobierna, que en la democracia gobiernan las mayorías populares,
y que sin patrón no hay trabajo. Vivimos en esa cultura, y a partir de ella es
que debemos cambiar las cosas.” “Vivimos en esa cultura, y a partir de
ella es que debemos cambiar las cosas.” Hay una conciencia de masas que se
adquiere por experiencia de masas. Lenin explica esta conciencia adquirida por
la experiencia de masas, y toma el ejemplo del parlamento, y
plantea que la política bolchevique debe estar orientada a que las masas agoten
sus expectativas en el parlamento, que es la única manera que abandonen
definitivamente esa esperanza en el parlamento y pueda orientarse hacia una
revolución democrática, obrera y socialista. Ese agotamiento de las
expectativas en el parlamento se daría de manera óptima, por ejemplo, si se
lograra que todos los parlamentarios fueran obreros, porque quedaría al desnudo
que aun con todo el parlamento compuesto por obreros la dictadura del
capitalismo se ejerce igualmente. Pues bien, las masas deben agotar sus
expectativas en el “crecimiento con inclusión social” bajo el capitalismo, y es
obligación de los socialistas revolucionarios impulsar de todas las maneras
posibles esta experiencia para que se agote, se agote por las buenas, llegando
al límite posible de su optimización, y no al revés, boicoteándola.12 Esa
es la forma de cambiar las cosas a partir de esta cultura que está
instalada. La oportunidad histórica es inigualable. No recuerdo haber
vivido o leído de otra oportunidad histórica parecida en ningún país del mundo.
El resto de lo que dice Robles es tan
confuso y tan absolutamente infundamentado, que sería un despropósito intentar
desmentirlo renglón por renglón.
El gobierno no tiene ningún discurso
delirante, aunque esté equivocado. El populismo no es delirante, y el
reformismo tampoco. Son ideologías equivocadas (que por supuesto responden a
características e intereses de clase concretos). Este gobierno es consecuente
con su ideología de conciliación de clases, hasta donde puede serlo. Y este
gobierno trabaja mucho y bien intentando desarrollar esa política. No hay
ningún delirio. Hay sólo una creencia equivocada pero sostenida en la forma más
consecuente en que se puede sostener.
Nunca se habló del peligro de una
dictadura militar. Sí se dijo que dado que la izquierda diferenció
históricamente los distintos tipos de gobierno burgueses, los distintos tipos
de dictadura de la burguesía, por ejemplo una dictadura militar de una
democracia burguesa. ¿por qué no se puede diferenciar un gobierno burgués
populista, creyente de la conciliación de clases, y del crecimiento con
inclusión social bajo el capitalismo, de una derecha destituyente, de un
capitalismo de saqueo directo como el de la década del ’90? ¿Por qué no se
puede diferenciar la política de derechos humanos de este gobierno de la
política de derechos humanos del menemismo, con su indulto incluido? ¿Los
cientos de militares genocidas que han sido juzgados y condenados bajo
este gobierno es lo mismo que el indulto de Menem? ¿Acaso la clase
obrera como combatiente de vanguardia por la democracia no puede ni necesita
ver esta diferencia? Repito la frase de Lenin: “No es
socialdemócrata [bolchevique en este caso] quien olvida
en la práctica que su deber consiste en ser el primero en plantear, acentuar y
resolver todos los problemas democráticos generales.” ¿Se
está de acuerdo con esta concepción de Lenin ¿sí o no? ¿ya ha perdido vigencia?13
No se trata de defender el gobierno menos
malo frente al más malo. Lenin, decía por ejemplo, refiriéndose a las
elecciones, bajo el zarismo, que en el caso de que los liberales fueran más
fuertes que los centurionegristas14 y
los candidatos obreros más débiles que los liberales, es obligatoria la
unión de los obreros con la democracia burguesa (populista, etc.) contra los
liberales. Y en los casos en que los liberales sean más débiles que los
centurionegristas se requeriría formar un bloque general de la oposición para
derrotar a estos últimos.15 Más
allá del tema electoral, acá queda bien claro que Lenin tenía muy cuenta las
diferencias y los matices entre los distintos sectores de la burguesía. ¿Por
qué entonces hoy en la Argentina es común en la izquierda no se diferencie la
política burguesa del gobierno con la política burguesa de la oposición
destituyente?
Si en este momento gobernara alguien como
Macri, toda la lucha de la izquierda y de los trabajadores debería estar
centrada en los aspectos más defensivos, en recuperar conquistas, etc. Hoy en
día queda margen para avanzar y elevar los reclamos por mejoras, para
organizarse, para reunirse, para propagandizar y discutir, etc., etc. No es una
diferencia menor.
La “confusión” de un frente político con
una acción reivindicativa no es tal, el frente político destituyente es un
hecho. Lo que se afirma es simple: el 20 N fue más una manifestación de la
derecha destituyente que un emergente masivo del reclamo de las masas obreras.
Se puede no estar de acuerdo con esta afirmación, pero no tiene nada de
confusa.
En ningún momento en el escrito se ignora
a las corporaciones mineras, etc., simplemente se trataba de subrayar lo que se
dice en el párrafo anterior: el 20 N fue más una manifestación de la derecha
destituyente que un emergente masivo del reclamo de las masas obreras. El tema
de Robles del abrazo del gobierno con distintos sectores del capital
concentrado es tema del análisis de la lucha interburguesa, que excedía los
marcos del escrito. Y Robles pone en la misma bolsa sectores de la burguesía
muy disímiles, muchos de los cuales forman parte de la derecha destituyente,
otros no, otros más o menos; mezcla sectores burgueses con dirigentes políticos
burgueses de todos los colores y matices, imposible desentrañar toda esa madeja
sin dedicarle varios artículos aparte.
Pero hay una constante: no se habla de la
derecha destituyente, no existe, no se la nombra, sólo dice: “ve
acciones destituyentes en todas las críticas, por más razonables que estas
sean”. O sea que las acciones destituyentes son visiones, pero no
realidades. Sería interesante que la izquierda en general se hiciera cargo de
una afirmación como esa. Sustentar esa posición sin asumirla con plena
responsabilidad, sin fundamentarla, confunde a la clase obrera y a todos los
trabajadores. Y dado que esa derecha destituyente realmente existe, si la
izquierda niega su existencia, o si hace como que no la ve, o si simplemente la
ignora, si figura ausente en sus análisis, la izquierda inevitablemente tendrá
la responsabilidad histórica de haber asumido esa actitud. La izquierda debe
sentar posición clara y definida en esa cuestión.
Robles dice finalmente que: “hay
que oponerse a toda acción del capital concentrado…”,
lamentablemente Robles se opone a las responsabilidades del gobierno en esas
acciones del capital concentrado, pero ni habla de la política hacia el
capital concentrado, y no se opone en ningún momento a la política del capital
concentrado que se manifiesta en la derecha destituyente. Sólo a la política
del capital concentrado que se manifiesta a través el gobierno kirchnerista.
¿No es que había que oponerse a toda acción del capital
concentrado? ¿No es esto sí, por lo menos, realmente confuso?
“Muy bien: hay que ayudar al
proletariado a tener mayor claridad sobre la lucha interburguesa. Lástima que
Larriera se queda ahí…”. Lo que se queda ahí es el artículo, porque no
había espacio para más, porque es un artículo que se limita a señalar los
errores evidentes de Robles y a plantear mínimamente la orientación general que
es necesario tener.
Es necesario que la izquierda en general
tenga una posición clara sobre qué significa la clase obrera como
combatiente de vanguardia por la democracia, y sobre la existencia o no de
la derecha destituyente y su rol político objetivo. Esto es sólo una parte de
la tarea más importante del socialismo revolucionario que es la de ayudar al
proletariado a elevar su conciencia política, a adquirir una conciencia
política realmente revolucionaria. El proletariado no puede adquirir esta
conciencia sin esta ayuda “desde afuera”; la conciencia política que surge de
la lucha económica, sindical, es la conciencia reformista, burguesa, nunca
solamente con la lucha por las reivindicaciones económicas la clase obrera será“combatiente
de vanguardia por el socialismo”. La clase obrera debe conocer cómo
funcionan en realidad todas las clases de la sociedad, los
sectores de clase, a qué intereses responden, que política asumen, etc. Ayudar
a que la clase obrera adquiera esta conciencia es la tarea principal de la
izquierda, tarea que la izquierda no asume. Sólo con esta clara conciencia
podrá la clase obrera oponerse al gobierno sin favorecer a la derecha
destituyente, podrá desarrollar su independencia de clase, etc. Hablar
detalladamente de esta tarea fundamental excede los límites de este escrito.
Pero esta tarea es la responsabilidad principal e ineludible de la izquierda.16
[*] La clase obrera como combatiente de
vanguardia por el socialismo http://rebelion.org/noticia.php?id=160677
Notas:
1 K. Marx y F. Engels, Manifiesto Comunista, cap.
II, Proletarios y Comunistas, “Los comunistas sólo se distinguen de los
demás partidos proletarios en que (…)
2 Como es obvio, en una verdadera revolución participa la mayoría de la
población, es decir, la clase obrera, el conjunto de los asalariados, y todos
los que viven de su trabajo y no del trabajo ajeno, es decir, la base de la
pirámide social, inevitablemente para ser una verdadera revolución debe ser antes
que nada una revolución democrática.
3 F. Engels, El origen de la familia, la propiedad privada, y
el Estado, en Obras Escogidas de Marx y Engels,
Editorial Fundamentos, tomo II, 1975, pág. 339: “La forma más elevada
del Estado, la república democrática, (…) y que es la única forma de Estado
bajo la cual puede darse la batalla última y definitiva entre el proletariado y
la burguesía (…)
5 V. I. Lenin, ¿Qué hacer?, Obras Completas, Editorial
Cartago, 1969, Tomo VI, pág. 480, 1er párrafo.
7 Utópica bajo el capitalismo. Además de lo que se trata no
es de “distribuir” la riqueza producida bajo el trabajo asalariado capitalista,
sino expropiar al capitalismo, y que la producción misma sea “propiedad” de
“todo el pueblo”. “La sociedad, reorganizando de un modo nuevo la
producción sobre la base de una asociación libre de productores iguales”… F.
Engels, “El origen de la familia…”. (No debe interpretarse
esta frase de Engels en el sentido citado por Mandel de “El ideal de la
clase media, a saber, una sociedad de pequeños productores que posea medios de
existencia independientes…”, en “La concentración económica en
Estados Unidos, D. Guerin y E. Mandel, Amorrortu editores, Buenos Aires,
1973.)
8 Entre otras fuentes ver Documento de los curas en opción por
los pobres, “Buenas noticias” para la Navidad, en Página 12, domingo
9.12.12
9 En el partido bolchevique hay multitud de ejemplos en este sentido.
Ver, por ejemplo, V. I. Lenin, Obras Completas, Editorial Cartago, 1969, Tomo
XVIII, págs. 43-49
10 Existe una derecha destituyente contra Chavez en Venezuela, contra
Correa en Ecuador, Lugo en Paraguay, etc., ¿por qué ignorar la que existe en la
Argentina? Existió una derecha golpista contra Perón en 1955…
11 Sin abandonar en ningún momento ni en ningún sentido la estrategia de
la revolución socialista, y declarando abiertamente esa estrategia en todo
momento.
12 Por supuesto, a medida que se desarrolla este “proyecto” habrá
infinidad de oportunidades para señalarle a la clase obrera todas las trabas
capitalistas que dificultan e impiden finalmente su concreción plena, el rol de
los distintos sectores de clase y sus representantes políticos, etc., y de esa
manera contribuir a que la clase obrera agote la experiencia. Es por todo esto
una oportunidad inigualable.
14 ¿A quién se debe elegir para la Duma del Estado), V. I. Lenin, Obras
Completas, Editorial Cartago, 1969, Tomo XI, págs. 351/357.
16 Para esto ver V. I. Lenin, ¿Qué hacer?, en Obras
Completas, Tomo V, Editorial Cartago, 1969, págs. 405-494.
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