Es necesaria la desdemonización del kirchnerismo
No hay ningún hecho que justifique el odio cerrado
de mucha gente con Cristina Fernández de Kirchner (CFK) corporizando al
kirchnerismo en general.
Este odio está metido hasta los huesos en gran
parte de la población, en base a la eficasísima campaña de los medios de
comunicación que “informaron” multitud de acciones del anterior gobierno que
nunca existieron, pero lo hicieron siguiendo la metodología de la “posverdad”,
es decir, “no importa si lo que decimos es verdad, sino que la gente lo crea”.
Por supuesto que para lograr esto contaron con el cuasi monopolio de todos los
medios de comunicación, TV, radio, diarios, periódicos, revistas, internet,
etc.
Para aquellas personas que se interesan en saber la
verdad y hacen pequeñas o grandes investigaciones por su cuenta, los sitios de
internet alternativos fueron suficientes para desenmascarar las mentiras de la
oposición destituyente al anterior gobierno, y las del gobierno actual. Pero
una gran parte de la población no realiza esta tarea. Y la prensa progresista
como Página 12 estaba también demonizada, y lo sigue estando.
Para crear esa falsa imagen tan negativa de CFK,
utilizaron también un aparato de propaganda que apuntaba a manipular la
subjetividad de las personas en lugar de argumentar, con algún fundamento, en
hechos reales. No sólo era y es Durán Barba, sino todo un equipo de publicistas,
argentinos y extranjeros, muchos designados por la Embajada de EEUU los que
organizaron la campaña “subliminal”[1] contra el
kirchnerismo.
El anterior fue un gobierno de clase media, que
respetó el funcionamiento general del capitalismo; por lo tanto no afectó la
concentración económica, la gran propiedad agraria, y la economía en su casi
totalidad en manos privadas, extranjeras y oligopólicas. Al mismo tiempo llevó
adelante una serie muy importante de reformas sociales, y crecimiento de la
infraestructura más que en ningún otro gobierno en la historia argentina, al
igual que la extensión de los derechos humanos.
Sin enfrentar directamente al capital concentrado y
centralizado internacional (CCyCI), que es el verdadero poder que domina en la
Argentina y el mundo, sentó en buena medida, las bases de un desarrollo
económico más integral, potenciando la ciencia y la tecnología, la educación,
la salud, el empleo, la jubilación, la interconexión de grandes distancias con
electricidad, el comienzo de la reconstrucción de los ferrocarriles, conductos
cloacales, agua corriente y en general fue construyendo las cimientos, hasta
cierto punto, de un mayor “crecimiento con inclusión social”. Además se liberó
de la carga de la deuda externa, si bien pagando millones de dólares, pero
muchos menos que el reclamo nominal que se hacía por la misma. El país adquirió
así un cierto grado de independencia económica, y el aumento de la cantidad de
escuelas y universidades, recuperación de las escuelas técnicas, retorno de más
de mil científicos al país y construcción de laboratorios para que pudieran
realizar su trabajo al nivel del adelanto tecnológico mundial. Llegó a fabricar
tres satélites totalmente en el país, lo que lo colocaba en el octavo lugar en
este rubro.
Sin embargo el CCyCI internacional permaneció
intacto, obtuvo grandes ganancias y continuó su concentración, centralización,
extranjerización, oligopolización y privatización. Hay que aclarar que el
proceso de concentración y centralización es imparable bajo el capitalismo, la
única posibilidad de hacerlo es expropiándolo, extremo al que nunca pensaron
llegar los Kirchner, porque no era su objetivo, porque no tenían suficiente
relación de fuerzas ni tampoco supieron construirla, o por otras razones.
A pesar de todo esto al CCyCI le resultaba
insoportable el gobierno kirchnerista por una multitud de razones. En primer
lugar porque dificultaba su saqueo abierto e implacable, como sí lo hace el
actual gobierno. Segundo porque mostraba que dentro del capitalismo se puede
vivir mejor, y eso fue incorporado cada vez más en la conciencia de la
población, que no podía saber que bajo el capitalismo es imposible mantener esa
mejoría mucho tiempo. El gran capital siempre termina anulando de una manera u
otra estas reformas. En tercer lugar porque gran parte de la población comenzó
a entender, aunque con distorsiones propias de la ideología de conciliación de
clases del kirchnerismo, la naturaleza del CCyCI, su poder económico mundial, y
ese aumento de la conciencia se volvía cada vez más peligroso para el poder del
gran capital.
Ahora se dice que CFK no puede ser candidata porque
tiene un techo limitado producto de esa demonización. No puede ser que existan
candidatos, no solamente CFK, que estén demonizados y por lo tanto no puedan
presentarse en las elecciones, o por lo menos vean muy restringida su
presentación.
Esto es inocultablemente una política del gran
capital. Demoniza al que le pone piedras en el camino, sin piedad, aún cuando
se dé el caso de que en lugar de piedras sean piedritas.
Lo más importante de todo es que el pueblo tiene
que tener claro quién es quién en la escena política nacional. Qué defiende de
cada uno, cada organización, cada partido, cada fracción interna dentro de los
partidos, etc.
Es necesario conocer las diferencias por un lado de
un gobierno con todas sus limitaciones como el kirchnerismo pero que tenía
sinceras intenciones de promover el “crecimiento con inclusión social”. Que
cree en la utopía que se puede lograr ese crecimiento bajo el capitalismo de
manera sustentable en el tiempo. Y por el otro un gobierno como el actual que
es de saqueo directo del CCyCI, no respetando ni siquiera las instituciones democrático
burguesas vigentes en el país. Estas instituciones están muy lejos de
corresponder a una verdadera democracia al punto que en la propia Constitución
se establece que “el pueblo no delibera ni gobierna…”. Baja
deliberadamente el salario real y la jubilación real, crea una desocupación
cada vez más generalizada, utiliza la represión directa sin ningún reparo,
justificándola en múltiples discursos, buscando intimidar al pueblo,
desanimarlo, quebrarlo, someterlo a la resignación, para continuar con su plan
de saqueo sin ningún freno, sin nada que lo dificulte.
En palabras de políticos y comentaristas
progresistas ha desaparecido o está desapareciendo el Estado de derecho. Se
define a la República democrática como una forma de gobierno que se maneja en
base al respeto a las leyes, empezando por la misma Constitución. Esto ha
desaparecido con el macrismo, es decir ha desaparecido la República, el llamado
Estado de derecho. Este gobierno anuló, con una gran cantidad de decretos,
falsamente de “necesidad y urgencia” (DNU) la mayoría de las leyes progresistas
sancionadas por el gobierno anterior, que sí fueron proclamadas respetando las
leyes, votándolas en el Parlamento. Además no solamente ha utilizado
masivamente falsos DNU sino que ha utilizado el veto presidencial a leyes que
había votado el actual Parlamento.
La principal necesidad de desdemonización del
kirchnerismo radica en poder ver la realidad objetivamente, ver las diferencias
entre un gobierno y otro, entre sus diferentes políticos, y en sus diferentes
objetivos: el anterior “crecimiento con inclusión social”, el actual, saqueo.
Y esa diferencia de objetivos se refleja en la
diferente política represiva. El anterior gobierno prometió no reprimir la
protesta social, y en lo que respecta al gobierno nacional, cumplió en un 90%.
El actual tiene como estrategia reprimir la protesta social, reprimir las voces
disidentes, reprimir todo lo que se interponga con mayor o menor fuerza a su
política de saqueo.
Esto último lo complementa con una política muy eficaz y sofisticada de engaño al pueblo. Este engaño debe ser combatido. Es imprescindible, imperioso, que el pueblo diferencie las políticas de uno y otro gobierno, sin que esto signifique la promoción de la adhesión al kirchnerismo. La población necesita comprender cómo funciona el mundo, en particular la ofensiva mundial despiadada del CCyCI.
En el anterior gobierno la lucha social se
encausaba principalmente en mejorar las condiciones de vida, ir por más, sin
sufrir prácticamente represión a la protesta social. En el actual la lucha
social cada vez más se dedica a evitar el asesinato, la represión, la cárcel
sin justificación, por la libertad de los detenidos políticos, en definitiva la
lucha es esencialmente defensiva, en lugar de centrarse en “ir por más”.
Sin la desdemonización del kirchnerismo es
imposible comprender cuáles son las distintas políticas que se llevan a cabo en
el país, y la mitad de la población seguirá sometida al engaño constante. El
poder económico tiene la gran capacidad de cambiar permanentemente su discurso
para encubrir cada nuevo paso que da en el saqueo que realiza.
Los cantos insultando al presidente rebelan que
buena parte del pueblo ha tomado nota de cuál es la política real de este
gobierno. El poder dominante tiene una gran capacidad de desviar
permanentemente la protesta política que va dirigida directamente al presidente
y al gobierno en general inventando constantemente chivos expiatorios en su
reemplazo. El gran capital provoca la crisis, la población aumenta cada vez más
la resistencia. El mismo poder económico trabaja para desviar esa protesta
hacia los representantes más cercanos al pueblo, que son los que molestan al
poder. Tira la piedra, esconde la mano, y señala otra mano de entre sus
enemigos. Trabaja permanentemente, inventando nuevos discursos engañosos muy
efectivos. Para eso cuenta con un gran aparato internacional de publicidad,
utilizando la misma crisis que provoca, y el consiguiente descontento que surge
en la población, para demonizar aún más al espectro político progresista.
La desdemonización del kirchnerismo es una
condición necesaria para avanzar en la conciencia general del pueblo, sin la
cual es imposible la victoria sobre el actual poder dominante mundial.
Carlos A. Larriera
6.4.2018
[1]
Con referencia, por ejemplo, a pasar imágenes por TV que son captadas por el
ojo humano y procesadas por el cerebro, pero que por su velocidad no son
registradas concientemente. Se pasa la propaganda “tome Coca-Cola” en forma
subliminal y aumenta el consumo de esa bebida. Es un caso particular de la
propaganda dirigida a la subjetividad pasando la barrera de lo conciente.
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