El tema del poder
Una
reforma constitucional revolucionaria es necesaria. Pero ¿con qué poder se
logra que sea así y con qué poder se garantiza la efectiva aplicación de esa
nueva constitución?
¿Con qué
poder se garantiza el cumplimiento de las leyes actuales?
Hoy en
día en la Argentina se ve claramente que no es suficiente que existan leyes, es necesario un poder que
garantice su aplicación.
Todas
las leyes del gobierno anterior, votadas en el Parlamento, han sido en su
mayoría, dejadas sin efecto en la práctica por decretos de necesidad y urgencia
(DNU) de este gobierno. ¿Cómo pudo hacerlo? Y si pudo hacerlo ¿Qué valor tiene
haber aprobado tantas leyes de redistribución del ingreso a favor del pueblo en
el gobierno anterior?
Un
gobierno vota determinadas leyes y el siguiente las dá de baja por decreto.
¿Dónde
está el Estado de Derecho?
En
documentos como el muy recomendable Manifiesto Argentino firmado por un
colectivo encabezado por Mempo Giardinelli,[1]
se desarrollan una serie de propuestas progresistas de gran valor, incluyendo
una reforma constitucional profunda y popular, pero prácticamente no se
menciona con qué poder se va a garantizar su aplicación. Vagamente está
flotando la idea de que si todos los
habitantes llegan a estar de acuerdo, se aplicará. Se proponen toda una serie
de controles para que las leyes se cumplan, para que no exista corrupción y sí
transparencia, y muchas otras propuestas en la misma línea. No hay un
señalamiento expreso de con qué poder se garantizará todo eso. Y estamos hablando
de uno de los proyectos más progresistas que existen en el país.[2]
También
el exjuez de la Corte Suprema de Justicia Raúl Zaffaroni opina que es
imprescindible una profunda reforma constitucional.[3]
Es
una Constitución que viene de 1853, que la reformaron a los ponchazos en el
’94, /…/ en el Derecho Constitucional Comparado nuestra Constitución es pésima
/…/ hay que repensar la función del Senado/…/tenemos una anarquía en
jurisprudencia que es loca /…/no podemos tener una democracia con monopolio de
los medios de comunicación /…/
Con
distintos matices la necesidad de una Reforma Constitucional radical es
reconocida por una buena parte de la población, si tenemos en cuenta muchos casos
que, a diferencia de Giardinelli y Zaffaroni, no lo expresan directamente o
incluso, sólo tienen una conciencia incipiente de su necesidad. Pero es un tema
que hoy está flotando en la sociedad.
Cabe
preguntarse: de dónde surge el tremendo poder de este gobierno que es capaz de
anular multitud de leyes anteriores solamente con decretos. Hay una sola
respuesta: del poder económico que, de múltiples formas, lo colocó en el gobierno,
lo apoya y lo sostiene. La fortaleza no surge del gobierno sino del gran
capital del cual depende.
Sin
poder no hay forma de que las leyes se apliquen, incluso la Constitución.
Existe
una “conciencia inconciente”
generalizada de que las leyes tienen intrínsecamente poder. Que el poder surge
de ellas mismas, o si surge del pueblo que ha impulsado su votación a través de
“representantes”, una vez votadas, son portadoras de ese valor y se manejan por
sí mismas, tienen un poder propio que obliga la obediencia de sus
disposiciones.
Esta no
es una idea que se pueda sostener racionalmente pero de hecho, está en la mente
de la población.
En
realidad no hay aplicación efectiva de las leyes sin un poder real que las
garantice.
En
gobiernos como el actual, de empresarios para empresarios, de redistribución
regresiva del ingreso del pueblo para los ricos, el poder que garantiza los
decretos del gobierno es el gran capital, el capital concentrado y centralizado
internacional.
Para que
existan leyes a favor del pueblo, y exista el poder que garantice su
aplicación, ese poder debe surgir del pueblo mismo dado que no hay otro lugar
del que pueda emerger.
Por más
organizado y conciente que esté el pueblo, nunca podrá imponer sus votaciones
democráticas mientras exista este CCyCI. Si con conciencia y organización el
pueblo llega a estar en condiciones de derrotar al CCyCI, debe hacerlo de la
única manera posible: expropiándolo. Esta expropiación es el primer paso
fundamental en la revolución social.
Para que
existan posibilidades objetivas de revolución social primero es necesario una
revolución democrática para que todo el pueblo pueda deliberar libremente y
resolver que alternativa de poder elige. Hay dos opciones principales: trata de
controlar el CCyCI manteniendo la vigencia del capitalismo, dentro del
capitalismo, o expropiar al CCyCI y comenzar la construcción del socialismo.
Pero la
necesidad mínima es neutralizar al
CCyCI que es el que impone a todos los gobiernos el llamado plan neoliberal o
sea la pobreza y la miseria de toda la población, la expropiación de todos los
dineros del pueblo y la derogación de todos sus derechos.
Esta
necesidad de enfrentar con éxito al CCyCI es perentoria para todo la población.
La unidad de acción se debe efectuar para promover esa tarea central. Sin esa
unidad de acción no hay salida para el pueblo, está de antemano condenado a la
degradación social más extrema.
Tanto
para el objetivo utópico, pero hoy asumido por la mayoría, de neutralizar al
CCyCI bajo el capitalismo, como para la única posibilidad de derrotarlo, su
expropiación, es necesario la creación de un nuevo poder de toda la población
con la fuerza suficiente para lograrlo.
Esta no
es una necesidad sólo de la Argentina, sino de todos los países del mundo, por
ejemplo, España, como lo relata Manuel Monereo, diputado de
Unidos Podemos por Córdoba, en España.[4]
El
camino que ha dado verdadero resultado en toda la historia del capitalismo es
el poder de los Consejos Obreros de la Rusia revolucionaria de 1917, en los que
se reunían y decidían la inmensa mayoría de la población, dirigidos por la
fortaleza, la claridad de conciencia y la consecuencia de la clase obrera.
La forma
actual debería inspirarse en esa experiencia histórica. Muchas cosas han cambiado
y en cada país es distinto, pero lo esencial de esos consejos sigue vigente.
Adaptándolos a la realidad actual serán el único poder suficiente para
enfrentar y derrotar al CCyCI.
La forma
concreta que adopten estos nuevos consejos o asambleas del pueblo, ejerciendo
una democracia directa, sólo se puede resolver teniendo en cuenta las
características de este momento histórico, del país, y de la idiosincracia de
su gente.
La tarea
urgente es la unidad de acción por una revolución democrática de todo el pueblo
para crear esos organismos en los que el pueblo pueda ejercer todo su poder
frente al CCyCI.
Carlos
A. Larriera
30.4.2018
[1] Mempo Giardinelli, El manifiesto argentino, historia de un desafía colectivo, Aguilar,
2015.
EL
MANIFIESTO ARGENTINO, Por una Alternativa Argentina,
LOS 28 PUNTOS DEL IDEARIO DE El Manifiesto Argentino, En la Ciudad de Santa Fe, 3 de Junio de 2017
[3]
Entre muchas entrevistas y
declaraciones podemos citar la realizada por el periodista Carlos Barragán a
Raúl Zaffaroni el 16.11.2016
[4]
28.4.2018 “El Proyecto europeo contribuye
a que Alemania domine al resto de países”, Entrevista de Lucía Tolosa a
Manuel Monereo, diputado de Unidos Podemos por Córdoba, http://epuntorojo.blogspot.com.ar/
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