Incertidumbres
En este momento todo, o casi todo, es
incierto. Las incertidumbres ocupan todo el escenario político, económico y
social.
El miedo a perder el trabajo provoca una
gran angustia en buena parte de la población. Ya no es algo que denunciaban
algunos políticos pero que no penetraba en la conciencia como un peligro real.
Hoy la situación es muy distinta, porque en todos lados hay quienes pierden su
trabajo (uno o varios compañeros de trabajo, un pariente, un vecino, un amigo).
Es evidente que en estas condiciones se ha generalizado la conciencia de que
cualquiera puede quedar desocupado y que es imposible prever cuando le va a
tocar o no a cada uno. Esta incertidumbre genera una gran preocupación en la
mayoría de la población.
El resultado de las elecciones
presidenciales de octubre es todavía impredecible. Aún no se han realizado las
PASO, por lo que falta confirmación definitiva de las fórmulas presidenciales
que se presentarán en la primera vuelta, y, por supuesto, no se sabe quiénes irán al ballotage. Massa, después de muchas idas y
venidas, cabildeos, dudas, etc., se ha incorporado al frente opositor, pero
como coalición, no como integrante
del llamado Frente Patriótico, con lo
cual el Partido Renovador mantiene su total independencia política. Es muy
posible que una de sus discusiones con Alberto Fernández fuera sobre este tema.
Finalmente el nombre de la coalición se denominará Frente de Todos.
Otra incertidumbre es la política que va a
intentar desarrollar Alberto Fernández. ¿Coincide realmente en lo fundamental
con los Kirchner? Es indudable que es más tibio, que no aspira a reformas más o
menos radicales, como Néstor y Cristina. Además la coyuntura económica, la
verdadera pesada herencia que recibirá el ganador de las próximas elecciones
presidenciales, limita mucho la posibilidad de la realización de grandes
cambios. En principio parecería que Fernández está determinado a elevar el
consumo, el mercado interno, crear condiciones de vida más o menos normales
para todos los trabajadores, activos y jubilados, recuperando el salario, la
jubilación, etc. Si es capaz de no ceder a las presiones, y mantenerse en esa
política mínima, la situación puede mejorar modestamente, y darnos un tiempo
para recuperar aliento e intentar, sobre esa base, profundizar las reformas.
Pero qué realizará Fernández en el gobierno es una incógnita imposible de
resolver en este momento. Más incertidumbre.
Por otro lado Fernández parece tener mucha
confianza en su capacidad de negociación. Pero con el poder económico mundial
(occidental)[1]
toda su habilidad no es suficiente para enfrentar la política inflexible de
éste. Además lograr unir a todo la oposición para ganar las elecciones, no es
lo mismo que gobernar con una política común. Esto último será mucho más
difícil.
Da la impresión de que Fernández no tiene
una evaluación clara y científica del grado de concentración y centralización
del gran capital mundial (occidental), y de las consecuencias que esto tiene,
la necesidad de saqueo indiscriminado de todo el planeta. Para enfrentar y
vencer a un enemigo hay que conocer su estrategia.
Si Fernández se limita a implementar brillantes tácticas, tarde o temprano se encontrará frente a un enemigo que no
solamente no podrá vencer, sino que ni siquiera le permitirá implementar las
modestas reformas que tiene en mente. Si efectivamente no ha previsto la
verdadera estrategia del capital, esto
llegado el momento, le puede generar desconcierto. Ése es uno de los peligros,
una de las posibilidades. Otra incertidumbre.
Un peligro cierto es la incorporación de
Massa como cabeza de lista para diputados nacionales por la Provincia de Buenos
Aires.
Si, como es probable por su trayectoria,
Massa actuara como caballo de Troya dentro del eventual nuevo gobierno, esta
posibilidad, entre otras, no hay que descartarla.
La decisión de CFK de configurar la
fórmula presidencial con Alberto Fernández como presidente y ella como vicepresidenta,
fue una jugada política maestra, digna de una gran estadista, que generó
confusión en todo el resto del espectro político, desarmando sus planes
electorales y obligándolos a buscar desesperadamente una nueva estrategia con
posibilidades de éxito. CFK pasó a condicionar gran parte del curso político
electoral a partir desde ese momento.
Esta táctica brillante lo es con seguridad
en términos electorales, pero es impredecible su efectividad en términos de
futura eventual gobernabilidad. A esta altura es evidente que CFK ha priorizado
ganarle a Macri, aún a costa de que sean elegidos, de alguna manera, en
distintos puestos, políticos en los cuales no se puede confiar plenamente, y
que potencialmente pueden actuar como caballos de Troya en un próximo gobierno
progresista.
Se puede decir sin temor a equivocación
que, al priorizar la victoria electoral, CFK ha optado por depositar en su capacidad
política gran parte de las posibilidades de enfrentar los embates de los
posibles enemigos internos en el nuevo gobierno.
Que la batalla es durísima y no termina en
las elecciones es indudable. El problema de fondo es que la única posibilidad
de derrotar la ofensiva del gran capital mundial es expropiándolo. Mientras
mantenga su poder económico, siempre podrá boicotear toda la política de un
gobierno progresista, y siempre podrá volver, como ahora, en las próximas
elecciones. Sin expropiarlo nunca se lo podrá vencer, a lo sumo conseguir “treguas”
relativamente breves, como en alguna medida fueron los doce años anteriores. No
hay que olvidar, no obstante, que el último gobierno se basó en la fuerza de la
rebelión popular que estalló en diciembre del 2001 y, de alguna manera, bajo
distintas formas, ha perdurado hasta hoy.
No es meramente una lucha entre el
progresismo populista y el gran capital mundial. Es, en esencia, la lucha de
clases internacional entre ése gran capital y todo el pueblo que vive de su
trabajo.
La alternativa de expropiación no parece
estar en los planes de Fernández, aunque hay voces dentro del kirchnerismo que,
hasta cierto punto, se manifiestan a favor. Por ejemplo, Amado Boudou dijo en
un reportaje hace unos meses atrás que había
que estatizar a Edenor y Edesur.
Qué hará Fernández con Aerolíneas
Argentinas e YPF, entre otras empresas, es también incierto. Es evidente que la
necesidad de estatizarlas es ineludible.
También es difícil predecir, con cierta
aproximación, los próximos pasos que dará el macrismo. En realidad no hay que
pensar en el macrismo como si fuera el origen de todas las políticas
regresivas. Es el poder económico mundial el que establece las orientaciones
generales, e incluso las decisiones diarias del gobierno a través de entidades
como el FMI. También la embajada de EEUU incide permanentemente en la política
local, a través de un complejo entramado de relaciones, una red cuyos últimos
operadores son gente común insospechada de seguir sus orientaciones.[2]
Macri ya está agotado, ha perdido mucha
credibilidad, no pueden contar con él para que siga engañando, ya sea para
ganar las próximas elecciones, como para seguir mintiendo en un eventual
próximo mandato gubernamental.
Lejos de una derrota de la política
económica del macrismo, por el contrario, ésta ha tenido un gran éxito, porque
su objetivo era destruir el mercado interno, provocar desocupación masiva,
bajar el salario real y disminuir las jubilaciones al mínimo para, finalmente,
eliminar todas las actividades estatales destinadas a atender y mejorar la vida
de la población: educación, salud, vivienda, ingresos, etc., etc., con el
deliberado objetivo de desintegrar completamente el tejido social, generar
impotencia generalizada al no contar nadie con condiciones de vida mínima,
destruir la solidaridad, quebrar la capacidad de lucha, de organización, de denunciar, de protesta y
movilización. Todo ha sido logrado, en gran parte, aunque todavía falta seguir
destruyendo más a la población, pero Macri ya ha perdido la capacidad de
hacerlo.
Lo que viene sucediendo en la Argentina durante
todo este gobierno es una prueba piloto llevada adelante por el gran capital mundial
(occidental) con el fin de establecer, gradualmente, una dictadura sin golpe
militar basándose, para ello principalmente, en el engaño masivo a la
población. Sintéticamente, mientras engañaban y entretenían al pueblo con
falsas promesas y difamaciones contra el gobierno anterior, nos robaban en
forma descomunal. La primera parte del ensayo general de destrucción de la
estructura social en base al engaño ha logrado un gran avance, pero ha agotado
sus posibilidades por el momento, con un Macri que no puede seguir garantizándolo.
Tienen que reemplazarlo, necesitan reelaborar la estrategia, inventar nuevos
engaños que sean efectivos, cambiar la figura de Macri por otra que parezca que
sí va a estar a favor del pueblo.
Esto no pueden hacerlo obligando a Macri a
renunciar, como sería lógico, porque al mismo tiempo estarían desprestigiando toda
la política general del llamado “neoliberalismo”. Ése es el problema que están
tratando de resolver, dar de baja a Macri sin hacer lo mismo con el programa
“neoliberal”. La candidatura de Pichetto a la vicepresidencia va en esa dirección.
Otra incógnita es lo que hará Massa con
los cargos que obtenga en el nuevo gobierno, en caso de ganar. Todo indica que
su actuación política está influenciada por la embajada de EEUU. Los Argenleaks y Politileaks revelaron que hablaba con integrantes de la embajada y
criticaba al gobierno kirchnerista, cuando todavía era funcionario.
Generalmente los vínculos con la embajada una vez comenzados no se pueden
romper.[3]
La política de Massa, de apoyar en el parlamento todas las leyes regresivas de
los primeros años del macrismo, y luego, en la decadencia del mismo pasar a
tener un discurso abiertamente condenatorio del gobierno, coincide al milímetro
con lo que es natural suponer que ha sido la política de la embajada. Apoyar
todo mientras el engaño funcionaba, pasar a la oposición cuando la debilidad de
Macri es manifiesta. Porque siempre Massa ha sido una especie de muletto de Macri, una alternativa
política destinada a reemplazarlo porque se sabía desde el principio que la
capacidad de engaño del macrismo tarde o temprano se iba a agotar.
Lo que sucedió es que Massa no ha podido
acumular la cantidad de votos suficiente para reemplazarlo, por eso (sin estar
ausente la embajada) han jugado otras cartas: Lavagna y una frustrada Alternativa
Federal, que terminó siendo Lavagna-Urtubey, por un lado, Pichetto con el
oficialismo y Massa en el Frente de
Todos.
Ya que Massa no tiene votos suficientes,
la estrategia es que tome una posición muy crítica con el gobierno, y de esa
manera, reservarlo para un posible futuro.
De forma similar a lo que sucede con
Massa, y la postulación de Lavagna parecen ser iniciativas impulsadas por el
capital dominante (sin que la embajada de EEUU sea ajena a esto) para restarle
votos al populismo progresista, en este caso al Frente de Todos, evitando que gane en la primera vuelta.
En general los analistas opinan que
Lavagna le restaría votos principalmente a Macri. También puede hacerlo con el Frente de Todos, es difícil pronosticar
a quien le quitaría más votos.
En el caso de que Lavagna reciba gran
parte de los votos del macrismo, se podría llegar a plantear un escenario que
lo superara en votos, de manera que el ballotage sería Fernández-Fernández vs. Lavagna-Urtubey. En ese caso tendría
posibilidades de ganar el ballotage, contando con todo el apoyo de la derecha,
incluído el macrismo, y el poder del dinero por parte del gran capital
occidental.
Todavía Lavagna no figura con más del 10%
en las encuestas, por lo que solamente se pueden hacer hoy especulaciones sobre
su posible rol en el futuro.
Si las elecciones se realizaran en forma
absolutamente limpia, sin fraude, sin campañas sucias contra la coalición
opositora “Frente de Todos”, sin
ningún tipo de maniobras en el proceso electoral, esta coalición seguramente
ganaría en la primera vuelta. De ahí la necesidad de que algún candidato les
quite los votos suficientes para que no pueda hacerlo.
¿Por qué Lavagna? Porque, en primer lugar,
no tienen mucho para elegir. En segundo lugar tiene que ser una figura que no
tenga enemigos declarados. No es casual que el discurso de Lavagna se centre en
la unidad, en la “antigrieta”, etc., por más que su postulación lejos de unir
provoque todo lo contrario.
Evidentemente, como ha sido siempre (por
ejemplo) la política de Durán Barba, se trata de buscar votos en la franja del
medio, en los que no quieren ubicarse en ninguno de los dos polos de la llamada
“grieta”.
Principalmente aquellos que hoy dicen que
a Macri no lo votan nunca más, por todo el daño que ha hecho, pero a Cristina
mucho menos. Muchos han dicho hace tiempo: “Macri no, Cristina menos, no sé,
votaré a Massa…”. Pero hay muchos centristas que sin ser tan tajantes prefieren
votar a alguien que se les presente como favorable a la unidad, etc.
Lavagna, si alguna vez tuvo una imagen más
o menos decorosa, hoy se ha revelado como alguien al que no le tiembla el pulso
a la hora de hacer daño al pueblo.
En los últimos días fue noticia la
candidatura de Pichetto a la vicepresidencia. Hasta donde puede cambiar el
panorama electoral este nombramiento es prematuro vaticinarlo.
El apagón energético[4]
que se debió fundamentalmente a la falta de mantenimiento, de inversión, de las
empresas de energía privatizadas, por su dimensión debería abrirle los ojos a
la parte de la población que aún cree en el gobierno. Los múltiples mecanismos
que lleva adelante el poder económico para mantener a buena parte de la población
engañada, como la posverdad, las fake news, el silencio de la prensa, etc., hacen
que también exista incertidumbre sobre el daño que podría causar a la imagen
del gobierno.
Otra novedad importante es la publicación
de la plataforma del Frente de Todos.
En otras épocas las plataformas de los partidos políticos cumplían requisitos
formales pero no eran conocidas en profundidad por la población. La gran expectativa
y la esperanza de muchas personas de que la fórmula Fernández-Fernández nos
saque del abismo provoca que se preste mucha atención a los planes de su
eventual futuro gobierno, y se adopten los puntos principales de la plataforma
como propios, y estando muy atentos al cumplimiento por parte de los distintos
dirigentes del Frente de Todos.
Sería la primera vez, por lo menos en
mucho tiempo, que muchos ciudadanos tomarán conciencia determinada sobre políticas
del gobierno indispensables. Nociones como mercado interno, consumo, educación,
salud, deuda externa, FMI, etc., se internacionalizarán como necesarias, obvias
e indiscutibles, incorporándolas al diálogo cotidiano.
Lo indudable es que de ganar el Frente de Todos tendrá enormes
dificultades para gobernar a favor del pueblo, aunque fuera en modesta medida.
Este gobierno ha destruido casi todos los avances sociales logrados durante el
anterior. La impagable deuda externa con el FMI es un problema central. Se
habla de negociar plazos y montos anuales con el FMI. Pero éste puede negarse
rotundamente, y probablemente lo haga, porque su objetivo estratégico es la
apropiación de las riquezas naturales del país por parte del gran capital
mundial (occidental). El método es conocido, el FMI contestaría: “si no pueden
pagarme con dólares, páguenme con Vaca Muerta, el petróleo, el litio, los
acuíferos, la pampa húmeda, la Patagonia, etc.”
Existe una posibilidad de salida pasajera
de esta encerrona, nos referimos a la posible ayuda financiera de Rusia y
China. En la vida cotidiana muchas veces para pagar una deuda, se contrae otra
más accesible por sus condiciones de pago. Este es el rol que podrían cumplir
Rusia y China. En el corto plazo puede ser un respiro. Qué harán estos países
en el mediano y largo plazo es otra historia.
Incertidumbres, muchas incertidumbres.
El único verdadero camino es una revolución
democrática de todo el pueblo, en cuyo marco éste pueda decidir cuál será el curso
a seguir: optar entre expropiar o intentar controlar al gran capital. Hoy
estamos lejos de eso, lo que no impide establecerlo como estrategia, y trabajar
activamente en esa dirección.
Mientras tanto, en cuanto a la votación,
no hay duda alguna de que el triunfo de la fórmula Fernández-Fernández
significaría, en alguna medida, una mejoría en el nivel de vida de la población
y un aumento de las condiciones democráticas, en cuyo marco se estará en
mejores condiciones para seguir luchando.
Carlos A. Larriera
20.06.2019
[1] El gran capital mundial era en las
últimas décadas principalmente el de Estados Unidos, pero hoy en día debe
compartir su predominio con Rusia y China, de modo que es más ajustado a la
realidad hablar del gran capital occidental. Al nombrar simplemente gran capital en este texto nos referimos
fundamentalmente al occidental (principalmente EEUU).
[2] La
libreta negra, el imperio contra la integración de América Latina, Novela, Fernando Braga Menéndez, PROSA
AMERIAN Editores, 2013.
[4]
Rescatamos
una de las muchas intervenciones de Federico Bernal, director de OETEC, en los últimos
días consultado sobre el tema: “
No
es un apagón …/… ni se trató de un corte de luz, como los que tuvo esta esta
gestión y como cualquier otra gestión antes.
Esto fue el colapso total del sistema
eléctrico nacional, que es muy diferente. Se vino abajo el sistema eléctrico
nacional. Primera vez que ocurre en la historia de la República Argentina. En
la historia eléctrica de la República Argentina, por supuesto.
Esto no se puede descontextualizar de lo
que viene ocurriendo en materia energética desde que Macri asumió. Y yo rechazo
con datos oficiales esta creencia de que las empresas están invirtiendo. De
hecho, la causa de este colapso …/… obedece a la nula inversión y a la anarquía
del mercado que vive el sector energético de la República Argentina.”
https://www.youtube.com/watch?v=ebjnw5-8icE,
Federico Bernal en A24, MMD, 17.6.2019: “*PALIZA
ÉPICA* Director del Observatorio de Energía puso en fila a los globos y los
destrozó por intentar cubrir a Macri por el apagón”, Revolución Popular 2,
publicado el 17.06.2019.