sábado, 3 de agosto de 2013

El significado político de la influencia del Papa

El significado político de la influencia del Papa La palabra del Papa tiene una enorme influencia. Es innegable. No solamente sobre los católicos más fervientes, sino sobre la mayoría de los católicos que no son practicantes, incluso de los que tradicionalmente han tenido fuertes críticas al aparato de la Iglesia Católica. Pero el Papa es el Papa. Y cuando el Papa se muestra humilde, despojado, preocupado por el pueblo, les resulta inevitable creer en sus buenas intenciones. Incluso muchos progresistas hablan bien de la política del Papa. En las misas de los domingos se hace campaña desde el púlpito contra este gobierno. Esto tiene gran influencia sobre los católicos. Hace acordar, por ejemplo, al ’55. Es impensable que la línea que se baja en la Iglesia Católica argentina vaya en contra de la política del Papa. ¿Cómo se compatibiliza esto con el hecho de que progresistas elogien la política del Papa, siendo que al mismo tiempo defienden a este gobierno? Lo que no ha logrado la oposición de extrema derecha lo está logrando el Papa. Todos los ataques contra el gobierno han sido resistidos por muchos progresistas con firmeza y con sus propios argumentos. Pero quedan desarmados cuando esta política aparece disimulada detrás de la convocatoria permanente que hace el Papa al diálogo entre todos los sectores políticos, como si la oposición no fuera a utilizar ese supuesto diálogo futuro para imponer sus políticas. La oposición ha demostrado poca capacidad de convencer a la población. No es casual, ya que sus verdaderos planes son inconfesables, absolutamente saqueadores. Pero el Papa sí es convincente para muchos sectores de la población que atraviesan todas las clases sociales. Esa es la política del Papa, prestigiar a la oposición considerándolos partidarios del diálogo, y abrir grietas en los defensores de gobiernos populistas. No es casual que esta política del Papa coincida con la línea bajada en la reunión de la Internacional de derecha reunida en Rosario y Buenos Aires. Como no es casual que coincida con la política supuestamente dialoguista de Capriles en Venezuela. Es la misma estrategia, que antes los fracasos de los intentos anteriores de las derechas destituyentes, ahora se recurre a la influencia del Papa. Carlos A. Larriera 3.8.13

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