Distinguir populismos
progresistas de movimientos fascistas
Movilización sábado despedida de Cristina Fernandez de Kirchner diciembre 2015
Hoy en
día hay una gran confusión que tiene que ver con las movilizaciones de
protesta, los reclamos de renuncias de presidentes, y otras cuestiones
relacionadas.
En
primer lugar hay que tener en cuenta que hay dos clases sociales bien
definidas, más una clase media heterogénea que sigue al que tenga más fuerza en
cada momento de la situación política, económica y social.
Con esto
queremos decir que hay solamente dos políticas fundamentales, la de la burguesía,
sobre todo la gran burguesía y la de la clase obrera. Todo el resto son
posiciones intermedias que se acercan a una u otra. Esto en cuanto a tener
objetividad acerca de a qué responden las distintas ideologías y posiciones
políticas concretas.
En las
últimas décadas se ha desarrollado la política de los llamados golpes blandos[1],
sistematizados por el ideólogo Gene Sharp[2],
y llevados adelante principalmente por la política exterior de EE.UU., junto al
resto del capital concentrado y centralizado internacional (CCy CI). Se basa
fundamentalmente en tomar muchos aspectos de las auténticas movilizaciones
democráticas y revolucionarias, imitándolos falsamente e introduciendo
elementos fascistas que favorecen sus verdaderos fines.
Para
muchos se trata de legítimas protestas en las que participan ingenuamente,
hasta que los resultados, esto es el acceso al poder de un gobierno de
ultraderecha, fascista o semifascista, ultrarepresivo y antipueblo los hace
arrepentirse. Para entonces el primer objetivo de los golpes blandos se habrá
cumplido, derrocar a gobiernos progresistas que obstaculizan la concreción
irrestricta de los intereses del CCyCI.
Pero no
es solamente la falsa imitación de auténticas movilizaciones democráticas, sino
que también introducen fuerzas de choque, como las guarimbas venezolanas, que
realizan acciones violentas destinadas a crear un clima de caos en el país de
turno, y provocar la represión del gobierno que quieren derrocar, para acusarlo,
precisamente, de represor y aumentar progresivamente el clima destituyente.
No se
trata de que los gobiernos progresistas no repriman en alguna medida, pero
es en lo esencial una actitud defensiva
frente a estos movimientos con características claramente fascistas. Ocurre que,
usualmente, estos gobiernos progresistas se manejan dentro del estado
capitalista y la respuesta a la ofensiva destituyente utiliza siempre, en mayor
o menor medida, los métodos capitalistas de responder a los disturbios
sociales.
Parte de
estos golpes blandos son las revoluciones naranjas, una de las últimas la
acaecida en Ucrania, que dio lugar a un gobierno fascista y a muchos que
participaron que hoy están arrepentidos.
Un
ejemplo más actual es lo que está ocurriendo en Venezuela.
Los
golpes blandos tienen distintas características, y se adaptan a la situación
política de cada país.
Los
nazis producían grandes movilizaciones de masas, pero eso no impedía que fueran
profundamente reaccionarias.
Hay
tradiciones en la izquierda, que asignan a toda
movilización un carácter progresista y hasta revolucionario. Pero no es así y
es fundamental que todos los partidos de izquierda y progresistas y el pueblo
en general, tengan clara la diferencia entre uno y otro.
Para
esto es imprescindible aprender a discernir la orientación objetiva de cada
movilización, y a qué clase social responden. En los tiempos que corren esto se
ha vuelto una necesidad imperiosa.
Las
movilizaciones y en general todo tipo de luchas verdaderamente democráticas son
generadas esencialmente por necesidades del pueblo no satisfechas, como
condiciones de vida, libertades democráticas y otras. Y se basan en una
conciencia cada vez más clara de la realidad, del rol antipueblo de determinado
gobierno, etc.
Las
movilizaciones fascistas, las de los golpes blandos, también se basan, en
alguna medida, en las necesidades populares pero fundamentalmente, en la
desesperación irracional frente a la insatisfacción de esas necesidades,
fabricando un chivo expiatorio como los judíos en el nazismo. Unas son auténticas,
basadas en una conciencia creciente del papel que tienen cada uno los partidos
y del gobierno. En las otras, las derechas (representantes políticos del CCyCI)
aprovechan la desesperación popular, la ignorancia, engañan al pueblo y lo utilizan
empujándolo a movilizaciones irracionales como las de los nazis contra los
judíos. Nunca hubo una prueba concreta de que los judíos eran los causantes de
la crisis económica alemana. Tampoco hay ninguna prueba de que en el gobierno
anterior de nuestro país “se robaron todo”. Pero, por ejemplo, a Cristina
Fernández de Kirchner muchos la insultan, la llaman chorra, etc. Con los judíos
en la Alemania nazi, salvando las distancias, pasaba algo similar.
Pero hoy
la política de los golpes blandos se ha sofisticado, perfeccionado y responde a
organizaciones internacionales del CCyCI y no solamente a la política interna
de cada país en particular.
Una
necesidad imperiosa de la hora actual es saber diferenciar a unos y a otros.
Carlos
A. Larriera
13.6.2017
Pueden
verse todos los artículos del autor en el blog
[1]
Golpes blandos, la nueva tendencia en la
región, Santiago O’Donnell, Página 12, 1.9.2016,
[2]
Según
el documentalista Ruaridh Arrow “el doctor Gene Sharp propone 198 técnicas para
su estrategia de una revolución no violenta. Sharp es el experto en
revoluciones no violentas más famoso del mundo. Su obra ha sido traducida a más
de treinta idiomas.”
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