La derrota en el ballotage presidencial en perspectiva
Este
artículo es un borrador escrito en los primeros días posteriores al ballotage
de la Ciudad de Buenos Aires. Sorprendió que Macri ese mismo día diera un giro
en su discurso y dijera que iba a “mantener lo ganado”. Este hecho se prestaba
a múltiples interpretaciones. Se arriesgaba a perder votantes duros del
macrismo y al mismo tiempo no tenía garantías de conseguir simpatizantes del
kirchnerismo. Evidentemente era una indicación de Durán Barba, pero ¿Qué
objetivo perseguía? ¿Daría resultado? Releyendo este borrador, inconcluso,
resulta evidente que, aunque sea retrospectivamente, ayuda a comprender lo que
sucedió. Por qué razón el Frente para la Victoria, que hasta entonces tenía una
buena ventaja en las encuestas, finalmente perdió la elección en el ballotage.
Salvo correcciones gramaticales, se dejó el borrador sin modificar, para
conservar la frescura del momento en que se lo escribió. Se agrega la firma del
autor, que no figuraba por su carácter inconcluso.
(Escrito
en los días inmediatos posteriores al ballotage de la Ciudad Autónoma de Buenso
Aires con el título “Sobre el caos político actual”) “La situación política actual presenta
una mezcla bastante inusual. Por un lado es casi seguro el triunfo del Frente
para la Victoria (FPV) con la fórmula Scioli-Zannini. Por otro lado el
desbarajuste de la oposición es notorio. Pero la jugada de Durán Barba
introduce elementos que pueden tener efectos muy negativos.
Lo
primero que hay que destacar es la razón fundamental del crecimiento del FPV.
La política del kirchnerismo, en particular de la presidencia de Cristina es
hacer obra. A partir de la derrota de la 125, en 2008, esta política se
incrementó enormemente. Se dice que la presidenta dijo: “prefiero que
me hechen por lo que hago”. Es distintivo del kirchnerismo, desde
Néstor, no hacer anuncios de futuras obras, sino anunciar las obras ya
realizadas. En lo esencial se ha mantenido esa política. Visto en profundidad
esto significa que el gobierno ha estado permanentemente planificando y
desarrollando multitud de proyectos de obra muy concretos y sus anuncios de las
realizadas han sido generalmente sorpresas para la población.
Hay
que destacar que ha llevado adelante una especie sui generis de
desarrollo desigual y combinado, impulsando diversas iniciativas separadamente
con el objetivo de que en un futuro cercano confluyan produciendo resultados
específicos. Se pueden enumerar el desarrollo de ciencia y tecnología, la
generalización de la educación, la creación de más de diez universidades en el
Gran Buenos Aires y en varias provincias, la repatriación de más de mil
científicos, los cinco millones de netbooks para primarios y secundarios, las
obras de infraestructura (carreteras, autovías, ahora ferrocarriles,
aerolíneas, electricidad, etc.), el impulso de la cultura, de la industria
cinematográfica, de la biotecnología, la promoción de la industria, de la
sustitución de importaciones, con todas las debilidades del caso, los planes
Pro.Cre.Ar de vivienda, Progresar para los estudiantes, la lista es larguísima.
Y los resultados se van anunciando.
Todo
esto, a nivel político, y su secuela electoral, es que la población ve,
percibe, que se hacen obras, a todos los niveles, obras que mejoran
su vida cotidiana: educación, salud, vivienda, salario, jubilación, empleo,
acceso a la cultura, a la ciencia, a la tecnología, a la universidad, etc.,
etc.
La existencia hace la conciencia, y
este es el efecto que se produce. La existencia inevitablemente afecta a la
conciencia, en mayor o menor medida, más o menos determinante, pero es
inevitable.
Un campesino piensa como campesino,
un obrero como obrero, un patrón como patrón, un kioskero como kioskero, un
camionero como camionero, etc. De qué manera las obras que han mejorado el
nivel de vida de la población, afecta a cada persona en particular, se reflejan
en apoyo al gobierno y aún más en el voto, es de naturaleza variable. Pero no
cabe duda que en líneas generales eso es lo que ha sucedido.
De hecho, se enfrentan dos formas de
hacer política: una, con obras para el pueblo, otra con palabras, con frases.
El triunfo de la primera es notorio. La política de hacer obras para el pueblo
del kirchnerismo atraviesa a toda la oposición política y la pulveriza. Si la
oposición no tuviera el cuasimonopolio de los medios de difusión probablemente
ya hubiera desaparecido totalmente.
La
caída en picada de Massa es un ejemplo notorio. Y en el balotaje de la Ciudad
de Buenos Aires también se vio reflejado. Que Durán Barba haya debido tomar
nota de que la población mayoritariamente no quiere perder las mejoras
obtenidas certifica la victoria política del kirchnerismo. ¿Qué efecto puede
tener que Macri haya reivindicado en gran medida la obra del gobierno?
Evidentemente Durán Barba pensó que ese giro en el discurso no le haría perder
muchos votos macristas, pero podría ganar muchos votos indecisos. Es una
apuesta muy arriesgada, muy difícil de lograr, pero no deja de ser inteligente,
aunque siniestra. Durán Barba evidentemente piensa en el electorado centrista,
el que no apoya al gobierno pero no quiere perder lo ganado, y esa franja va
desde los tibios simpatizantes del gobierno a los tibios simpatizantes de
Macri. El miedo a perder lo ganado podría haberla decidido a votar al FPV.
Ahora podría votar a Macri sin perder lo ganado. Pero ¿hay votantes de esas
características? ¿No se dan cuenta de que Macri no va a cambiar su política?
¿Puede ser que tomen en serio el giro discursivo de Macri? Sí existen, y es una
amplia franja. No se trata de que le crean o no a Macri, se trata de que quieran creerle.
Y son muchos los que constituyen esa franja centrista que pueden querer creerle a
Macri. Durán Barba lo sabe y apuesta a ello. Es peligroso, puede tener un
porcentaje de éxito. Aunque es muy difícil que impida el triunfo del FPV, no
deja de tener su peligro.
Pero
hay algo más siniestro en la estrategia de Durán Barba: ensuciarle la victoria
política al kirchnerismo. Si el escenario hubiera continuado siendo que el
macrismo mantenía su oposición a todas las mejoras realizadas por el gobierno
quedaría cada día más en evidencia que la obra del gobierno era buena, que la
oposición no era honesta, la existencia hace a la conciencia, las obras hacen
tomar conciencia al pueblo, en mayor o menor medida, de las buenos intenciones
y realizaciones de este gobierno, la oposición se vería cada vez más como
charlatanes, difamadores del gobierno, desinteresados de las mejoras para el
pueblo. La diferencia se iba haciendo cada vez más nítida, y a medida que
transcurriera el tiempo ese proceso se acentuaría hasta hacerse insostenible.
El giro en el discurso de Macri tiende a borronear todo ese proceso, justamente
porque apunta a la amplia franja del electorado centrista que quiere creer
en sus palabras, para no cambiar, para no arriesgar, para no ser criticado por
apoyar al gobierno ni por votar a Macri. Está por verse si este efecto
confusionista es amplio o apenas una brisa, pero el sentido que tiene es ése.
Toda
la política de la oposición (de todo el frente Cambiemos), del conglomerado de
empresas de Clarín, de La Nación, no ha sido en ningún momento demostrar con
argumentos y con hechos que el gobierno escorrupto, que se roban toda la
plata de los argentinos, que es una dictadura, etc., etc. Su política
siempre ha sido lograr que la población crea que así es. Y hasta
ahora lo ha venido logrando en gran medida. Pero estábamos entrando en una
coyuntura en la cual la existencia de las obras del gobierno, hacían cada vez
más a la conciencia del pueblo. Un proceso lento, molecular, pero inexorable.
La campaña difamatoria de la oposición se acercaba cada vez más a aparecer como
caricatura ante los lectores de los diarios o los oyentes de la radio o los
espectadores de la televisión. A partir del fracaso de la operación Nisman
contra el gobierno, todos los planes desestabilizadores del gobierno han sido
cada vez más caricaturescos. Y la población de a poco, molecularmente, va
tomando nota.
En
este escenario el discurso de Macri dice: “siempre estuvimos de acuerdo
con las obras buenas de este gobierno, nosotros las vamos a mantener, por
supuesto, nuestras diferencias con el gobierno no pasan por ahí, estas mejoras
deben continuar pero mejorándolas…”. A todo aquel que crea en este
discurso se le borronea la identificación entre las obras y el gobierno, se
inclina a pensar que es algo normal, que todos los gobiernos lo hacen, que no
hay ningún mérito especial, que no es una política exclusiva de este gobierno,
etc. Macri miente, pero ¿cuántos lo ven así y cuántos quieren creerle?
La política de la derecha sigue orientada a lograr que la gente crea,
no que la gente sepa, constate, etc.” (Carlos A.
Larriera, escrito en los días inmediatamente posteriores al ballotage de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires)
Carlos A. Larriera
11.01.2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario