Alrededor
del caso Nisman
Existe
algo esencial para entender el caso Nisman pero casi nadie lo menciona y mucho
menos le da su verdadera importancia: desde el primer día EEUU e Israel rechazaron
cualquier investigación que no involucrara a Irán. Esto es fundamental y es un
eje que atraviesa todo el problema.[1]
Si
EEUU e Israel no querían que se siguiera ningún otro curso de investigación que
no fuera Irán, cabe pensar que alguno de esos otros cursos los involucraba
directa o indirectamente. Por consiguiente es indudable que EEUU e Israel
tuvieron algo o todo que ver con el atentado a la AMIA.
Por
otro lado, si exigían por todos los medios, que se condenara sin más a Irán, cabe
pensar que por ese lado nada podría involucrar a EEUU e Israel. Esto sin tener
en cuenta la campaña anti-Irán que han estado desplegando durante años.
Estas
reflexiones estaban y están al alcance de cualquier ciudadano común. No se
necesita la “ayuda” de algún servicio de inteligencia para darse cuenta.
Esto
quiere decir que todos los dirigentes
que siguen la política impulsada por EEUU e Israel actúan como sus operadores
políticos sin ninguna ingenuidad, con pleno conocimiento de que están tapando a
los verdaderos responsables del atentado a la AMIA al señalar a Irán como el
autor indiscutible y prohibir cualquier otra línea investigativa.
De la
misma manera si la CIA y el Mossad siempre tuvieron influencia directa sobre la
SIDE, no se puede pensar entonces que Stiuso, nombrado en 1972, haya pasado
toda la dictadura militar sin someterse a los designios de la embajada de EEUU
y de los servicios secretos norteamericanos e israelíes.
Tampoco
es creíble que Nisman obraba con ingenuidad al seguir las indicaciones de Stiuso
y EEUU. Siguió la misma línea. Tapó todo curso de investigación salvo Irán y
sobre Irán no hizo nada significativo. Sí podría haber habido ingenuidad en
Nisman en cuando a confiar que no le soltarían la mano.
Existe
también un hecho que revela claramente la intencionalidad de la acusación a
Irán: En los 20 años transcurridos desde el atentado a la AMIA la CIA y el Mossad
no han presentado una sola prueba. Si “sabían” que el responsable del atentado era
Irán no resulta creíble que no tuvieran o no pudieran conseguir pruebas.
Es
obvio que EEUU e Israel tapan la verdadera pista que, en mayor o menor medida,
los afecta, la desvían hacia Irán, que poco o nada tiene que ver, y no
pretenden probar nada, solamente que se acepte internacionalmente, sin juicio
previo, que Irán es el culpable.
En
este cuadro de situación ¿Cuál fue el objetivo del fiscal Nisman al presentar
una denuncia sin ningún fundamento acusando al gobierno de encubrimiento de la
“culpabilidad” de Irán?
La
acusación es tan endeble, infundamentada, imposible de comprobar, que es obvio
que ése no era el objetivo. ¿Cuál era entonces el objetivo? El mismo objetivo
que se ha perseguido en todas las campañas destituyentes de éste y otros
gobiernos (Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Honduras, Paraguay, Ucrania,
etc.) desprestigiarlos, desgastarlos y si es posible destituirlos. En este caso
instalar en la opinión pública la idea de que el gobierno está encubriendo al culpable
del atentado a la AMIA, y de esta forma difamarlo, quitarle votos y en lo
posible, destituirlo.
¿Cuáles
son las verdaderas causas de la muerte del fiscal Nisman? Hay varias
posibilidades, sólo enumeraremos dos o tres.
1) Que en la sesión parlamentaria del lunes
siguiente a su muerte habría quedado demostrada en forma irrefutable, la
absoluta falta de fundamentación de la acusación de Nisman y de esa manera, hubiera
quedado en evidencia que se trataba de un operativo político, lo cual hubiese terminado
perjudicando a la oposición política.
En esta hipótesis el objetivo
de la muerte de Nisman habría sido impedir que concurriera al Congreso.
2) Una segunda posibilidad es que el verdadero
objetivo fuera acusar al gobierno del asesinato de Nisman. Se trataría de
instalar que el gobierno intentó de esa manera impedir que se descubriera su supuesto
encubrimiento de la responsabilidad de Irán. Se promovería la idea de que el
gobierno es corrupto, pero impune, y cuando alguien amenaza esa impunidad, el
gobierno lo mata y continúa con su impunidad.
Aquí probablemente se correspondería con las
palabras de la Presidenta: “lo utilizaron vivo, lo necesitaban muerto”.
Ahora
bien, todos los datos recabados hasta ahora demuestran que la muerte de Nisman
fue suicidio. Pero las hipótesis que mencionamos apuntan a que lo mataron. Si
alguna de estas dos hipótesis fuera correcta, que hayan inducido a Nisman al
suicidio o que hayan perpetrado un asesinato supersofisticado, no cambia el
fondo del asunto. Nisman no murió por su propia voluntad, sino que de una
manera u otra, fue llevado a la muerte. Que todo fue un operativo contra el
gobierno –en especial contra la presidenta- está fuera de duda.
Hay
muchas formas de “inducir” al suicidio, una de ellas es: “si no te suicidás,
matamos a tu familia”. Sería probablemente, por ejemplo, el caso de Yabrán en
la Argentina. Una metodología mafiosa muy conocida. “Inducir” al suicidio se
puede lograr de muchas maneras.
¿Qué
pasó después de la muerte de Nisman? No se consiguió el objetivo perseguido, no
se desprestigió al gobierno lo suficiente, las perspectivas de votación al FPV
en octubre no han cambiado mucho.
Por
esa razón se produce una nueva ofensiva. Las denuncias de Lanata, la acusación
de Carrió, de Laura Alonso, de Patricia Bullrich, la presentación del fiscal
Gerardo Pollicita. Parches para enderezar un operativo chapucero que no viene
consiguiendo sus objetivos. Si los conseguirá de ahora en adelante está por
verse.
Lo más grave de todo es, como siempre, el grado en que la
población crea en las acusaciones contra el gobierno. Ese objetivo persiguen
primariamente todos los operativos destituyentes. Dado que la oposición
destituyente no controla el Poder Ejecutivo ni el Congreso, utiliza su gran
influencia en el Poder Judicial y en el cuasimonopolio de la TV, la radio y los
diarios, para sostener esta ofensiva contra el gobierno. También utiliza o
utilizaba hasta su intervención, a la SIDE.
Otra cuestión que no se tiene suficientemente
en cuenta y que es fundamental es la política exterior de EEUU, repetida en
innumerables países y en plena vigencia en la actualidad. Dentro de esta
política se encuentran los llamados golpes blandos, “revoluciones” naranja,
operativos destituyentes, provocación de guerras civiles, etc. Sin este marco
histórico e internacional no se puede entender ni evaluar el caso Nisman. Son
formas de destituir gobiernos que no son golpes militares clásicos, pero que
han tenido una gran eficacia en multitud de países. Los ejemplos son
innumerables y no es posible nombrarlos todos aquí. “Los derrocamientos de Fernando
Lugo en Paraguay y Manuel Zelaya en Honduras estuvieron en manos de parlamentos
que, en nombre de la "democracia", pusieron fin a un proyecto de
renovación en ambos países”, comenta, por ejemplo, Pedro Brieger.[2]
Y hay otros ejemplos en A. Latina contra
Correa, Evo Morales, etc., que fueron frustrados. El caso de Venezuela es
paradigmático, no sólo el golpe directo contra Chavez en 2002, luego derrotado,
sino el último intento contra Maduro finalmente también abortado. Las
permanentes campañas destituyentes en Venezuela son multifacéticas, y se
repiten constantemente.
Cabe
mencionar la política promovida por Zbigniew Brzezinski[3],
sintetizada en frases como: “ El populismo es la nueva amenaza”.[4] “Brzezinski dijo que la dominación
estadounidense ya no era posible debido a una aceleración del cambio social
impulsado por “la comunicación instantánea de las masas con medios como la
radio, la televisión e Internet”, que acumulativamente han estimulado “un
despertar universal de la conciencia política de las masas”.” [5]
Sobre la política de Brzezinski se
pueden leer numerosos artículos que, entre otras cosas, ejemplifican su
política destituyente recurriendo a variantes de golpes blandos.
También Thierry Meyssan habla de otras acciones
dentro de la misma política exterior de EE.UU.: “Tenemos que recordar que, desde el
desmembramiento de Yugoslavia, el estado mayor estadounidense ha experimentado
y puesto en práctica en numerosos países su estrategia conocida como «pelea de perros», que consiste en
matar miembros de la comunidad mayoritaria y matar después miembros de las
minorías para lograr que ambas partes se acusen entre sí y que cada
una de ellas crea que la otra está tratando de exterminarla. Fue así como
Washington provocó la guerra civil en Yugoslavia y, últimamente,
en Ucrania [6].”[6]
También se pueden citar escritos sobre
los intentos golpistas en Venezuela en autores como James Petras[7],
Atilio Borón, Modesto Emilio Guerrero y muchos otros.
Sobre el libro De la dictadura a la
democracia de Gene Sharp, concebido como un manual de autoayuda para la
desestabilización, se puede leer una interesante
nota de Walter Goobar.[8]
Las denuncias sobre las diferentes
técnicas de desestabilización, destitución y golpes blandos son abundantes y
pertenecen a prestigiosos estudiosos, politólogos, periodistas, etc. Y los
ejemplos de estas operaciones, muchos de ellos exitosos, abundan igualmente.
Habría que mencionar también el caso
local de la destitución de Aníbal Ibarra del gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires. Más allá de la responsabilidad que puede realmente haber tenido,
y como Jefe de Gobierno tenía obviamente responsabilidad, la acusación sirvió
para destituirlo y en los hechos reemplazarlo por el PRO de Mauricio Macri, que
todo indica que tenía mayor responsabilidad aún en la cadena de corrupción que
creó las condiciones de la tragedia.
Cabe mencionar que Macri pertenece a las
internacionales de derecha, que trabajan permanentemente en estos planes
destituyentes.[9]
Una nota editorial de La Nueva del 21.2.2015 Semejanzas dice: “El
chavismo venezolano que, en punto a prácticas despóticas, es el hermano mayor
del kirchnerismo, acaba de dar una prueba más de su discrecionalidad. Agentes
del servicio de inteligencia arrastraron al jefe comunal de Caracas acusándolo
de formar parte de un complot golpista. La conspiración, según el presidente,
Nicolás Maduro, contaría con el apoyo de Madrid, Bogotá y Miami. ¡Así de
disparatado! No hay que descartar en atención a la similitud de los dos
regímenes, que una estrategia igual o parecida a la de los chavistas sea puesta
en práctica, tarde o temprano, por Cristina Fernández. En su desesperación de
perder el poder a fin de año y ante la posibilidad de ser procesada, no sería
de extrañar que el gobierno inventase un complot para justificar luego una
represión enderezada contra la oposición.”[10]
Es un
excelente ejemplo, un intento fallido de golpe de estado en Venezuela se
presenta como una excusa del gobierno venezolano para reprimir a la oposición.
Se inventa un carácter despótico en el gobierno de Venezuela y se presenta como
un hecho irrefutable la semejanza con el gobierno argentino del que se teme que
invente también un golpe de estado para reprimir a su propia oposición interna.
Asombrosa capacidad de mentir, inventar realidades que no existen, intentar un
golpe de estado y denunciar al gobierno agredido como agresor para seguir
desgastándolo al mismo tiempo que se defiende a los golpistas frente la
aplicación de la ley.
Esto
guarda también similitud con la denuncia de Carrió de un autogolpe del gobierno
argentino el 1° de marzo, definiendo este golpe como el juicio político a
jueces y fiscales. En este “razonamiento” se presenta la misma manipulación: frente
a la posibilidad cierta de que una parte del Poder Judicial está llevando
adelante un golpe blando contra el gobierno argentino, entonces Carrió da
vuelta los hechos y acusa al gobierno de un autogolpe que consistiría en juzgar a los jueces y fiscales
golpistas.
Esta
capacidad de mentir, inventar, deformar, retorcer, dar vuelta los hechos,
presentar una realidad que no existe, es un núcleo fundamental en la estrategia
de desarrollo de las distintas variantes de “golpes blandos”.
En el
caso Nisman con nada, absolutamente nada, sin ninguna prueba, sin ningún hecho,
operan sobre la opinión pública instalando la presunción de que el gobierno,
más en concreto la Presidenta de la nación, mató a Nisman para seguir
ejerciendo su impunidad.
La
estrategia central es lograr que una parte importante de la población crea las
afirmaciones destituyentes, no necesariamente que lo crea la mayoría del pueblo,
pero sí que constituya un número suficiente como para sustentar la destitución
del gobierno. Esa es la búsqueda permanente. Fracasó el intento de
desestabilizar con los fondos buitres, fracasó otro intento en enero 2015 de
provocar una nueva brecha cambiaria, llegaron entonces a provocar o por lo menos,
a utilizar la muerte de Nisman, pero se empantanaron, no les salió bien, y
hasta es posible que les termine jugando en contra si llega a quedar en
evidencia para la mayoría de la población su operativo destituyente. Entonces
recurren a parches, reflotan el caso Boudou, sale Carrió como avanzada de un
posible golpe del Poder Judicial.
Pero
se encuentran con un gobierno que sabe defenderse, que les complica y les
desarma intento tras intento, que probablemente realice una movilización
multitudinaria el 1° de marzo en apoyo al gobierno y contra el golpe blando,
movilización que transformará en irrelevante el 18F, un gobierno que investiga
y encuentra pruebas fehacientes de delitos por parte de Stiuso, etc. Y que
seguramente. estará preparando alguna estrategia para desarticular a la parte
golpista del Poder Judicial.
La
oposición destituyente, representante político del capital concentrado y
centralizado internacional, ha acatado la orden de EEUU e Israel de acusar a
Irán y descartar toda otra línea de investigación. Esto pinta de cuerpo entero
a la oposición y le quita toda autoridad para opinar o acusar. Aún en el caso
extremo de que hoy alguien ingenuamente crea en la política de EEUU, de ninguna
manera se puede acatar sus órdenes incondicionalmente como hace esta oposición.
El
gobierno ha aceptado “luchar contra el terrorismo internacional” en general e investigar la pista iraní. Pero nunca
denunció a los enemigos de EEUU como terroristas. Y con la pista iraní propuso
empezar por interrogar a los acusados iraníes. Esto podría ser una forma de
descartar la pista iraní sin un enfrentamiento abierto con EEUU en el caso de
efectuarse los interrogatorios y revelar fehacientemente la inexistencia de la
responsabilidad iraní. Sería una táctica comprensible desde el punto de vista
de la relación de fuerzas con EEUU. En cambio, que EEUU ordene a sus operadores
políticos argentinos que no se lleven a cabo esos interrogatorios genera
inevitablemente la sospecha de que lejos de que puedan producirse evidencias de
la culpabilidad iraní, en esos interrogatorios se puedan conocer elementos que
señalen responsabilidades de EEUU e Israel en el atentado a la AMIA.
El
capital concentrado y centralizado internacional impulsa esta ofensiva a través
de sus representantes locales porque necesita hacerlo para superar su propia
crisis. Necesita apoderarse de los mercados internos de todos los países,
empezando por los de Rusia y China, pero también los de los llamados países
“emergentes”. Los populismos de América Latina (Argentina, Bolivia, Venezuela,
Ecuador, etc.) constituyen un obstáculo para sus planes, al que busca eliminar
tarde o temprano. La oposición destituyente es su herramienta política en todos
estos países.
En
Argentina la probabilidad del triunfo del FPV en octubre ha llevado a una
desesperación creciente de la oposición. Ha intentado y seguirá intentando
desprestigiar al gobierno frente a la mirada del pueblo para que pierda las
elecciones y en una apuesta de máxima destituirlo antes de que cumpla su
mandato.
Hasta
el fallo contundente del juez Rafecas, la posibilidad de un intento de golpe
blando liderado por el Poder Judicial no podía descartarse. Ahora esa
perspectiva parece diluirse e incluso el fallo parece ser el principio del fin
de este operativo destituyente. Seguramente se sucederán intentos de
revitalizarlo pero probablemente sin mucha efectividad. Lo que hace pensar en
la probabilidad de un nuevo operativo mucho más agresivo que el actual.
La
movilización proyectada para este 1° de marzo en contra del operativo
destituyente y en defensa de los avances democráticos y de las mejoras logradas
bajo este gobierno promete ser multitudinaria. Es bueno y es necesario que lo
sea.
Carlos
A. Larriera
27.2.2015
[1] Nadie puede pedir que me calle sobre el caso
Nisman: Cristina Fernández, 31.1.2015, Stella Calloni, La Jornada, “La causa AMIA fue obstaculizada por Washington y Tel Aviv desde el día
posterior al atentado contra la mutual judía, imponiendo la culpabilidad del
gobierno iraní, sin haber podido presentar ninguna prueba hasta este momento.
Incluso ahora los mensajes desde Israel están marcando claramente que se
mantenga esta misma línea, lo que lleva a un camino sin salida, a favor de los
intereses estratégicos de ambos países.”
[2] El
golpe de estado contra Lugo fue perfecto, Pedro Brieger, 25.4.2013, Telam.
[3] Estratega del Pentágono, ex asesor de
Seguridad Nacional de EE.UU. Fue consejero de
Seguridad Nacional del gobierno del presidente de Estados Unidos Jimmy Carter. Descripto por el presidente Barack
Obama como “uno de nuestros pensadores más destacados”.
[4] Ver “El
populismo es la nueva amenaza”, Miradas al Sur n° 237, domingo 2 de
diciembre de 2012.
[6] ¿Quién está
detrás del atentado contra Charlie Hebdo?, Thierry Meyssan, http://www.voltairenet.org/article186413.html
[7] Quieren
provocar un golpe, James Petras, 23.2.14,
[8] Manual
de autoayuda para golpes de Estado suaves, por Walter Goobar,
[9] Ver, por ejemplo, “14.04.2013 | Fuerzas
internacionales y aliados locales buscan impulsar una restauración
neoconservadora, La derecha española
quiere imponer un ‘Partido Popular’ latinoamericano, por Martín Ferreyra,
[10]
Artículo de tapa del diario La Nueva, de Bahía Blanca, (ex.-La Nueva Provincia)
del 21.2.2015, Editorial, Semejanzas, http://www.pressreader.com/argentina/la-nueva/20150221
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