La
necesidad de inventar un enemigo
Muchos
gobiernos intentan inventar un
enemigo, con la finalidad no explicitada de “justificar” la represión interna
—a su propio pueblo— y la invasión y destrucción de otros países.
La demolición
de las torres gemelas es uno de los máximos ejemplos de esta política, dado que
probablemente fue un autoatentado. Al quedarse sin el supuesto comunismo
soviético como discutible principal enemigo, EEUU necesitaba inventar otro, que
finalmente fue “el terrorismo internacional”.
Al alegar
la existencia de este enemigo, el estado norteamericano buscaba, por un lado, “legitimar” las agresiones militares
a otros países, como en el caso de Irak, invasiones que sólo tenían en realidad
un objetivo económico, el saqueo para aumentar la masa y la tasa de ganancia de
los grandes conglomerados empresarios, y ocupar territorios con la finalidad de
posicionarse mejor para una futura agresión hacia China y Rusia. Y, por el otro,
poder reprimir internamente sin afectar —en apariencia— los derechos
democráticos fundamentales, lo que tiene un cierto parecido con una situación
de guerra, en la que el Estado toma medidas dictatoriales con la excusa del conflicto
bélico.
Esta política
se viene repitiendo continuamente desde la caída de la URSS, pero no es una
novedad. Es ampliamente conocido el caso de Pearl Harbor, en el que todo indica
que EEUU permitió el ataque a esa base naval y militar en Hawaii, de manera de
encontrar una “justificación” para entrar en la Segunda Guerra Mundial.
La
probabilidad de que EE.UU. haya tomado la decisión de realizar un autoatentado
en las Torres Gemelas se comprende mejor si se compara la dimensión del
genocidio y destrucción de Medio Oriente —Irak, Siria—, etc., con el horror de
la matanza de 3.000 personas (y 6.000 heridos) el 11-S de 2001 en Nueva York.
¿Qué escrúpulos pueden tener para matar 3.000 quienes están matando cientos de
miles en el exterior? Si tenían ese plan genocida, el autoatentado de las Torres
Gemelas tiene completa lógica: lo necesitaban para llevarlo adelante. Un
artículo de Tom Engelhardt[1],
si bien por un lado cree que fue un atentado, por el otro proporciona un
informe muy detallado del grado de destrucción que ha producido EEUU en Medio
Oriente, la infinidad de bombas de varios tipos que han arrojado, etc. Leyendo
ese informe, al ver la dimensión del genocidio, no puede haber duda de que EEUU
tenía planificado hacer lo que ha hecho y sigue haciendo en Medio Oriente antes de las Torres Gemelas, y que
solamente lo pudo llevar a cabo utilizando como excusa —muy convincente por el
tamaño de la tragedia— a esa masacre.
De todos
estos autoatentados y similares hay multitud de pruebas producto de distintas
investigaciones de personas que se animaron a hacerlo. También está
permanentemente desmentido por el poder dominante su carácter de “autoatentados”
o equivalentes. Pero lo que es evidente es la lógica de éstos. Está fuera de discusión que EEUU necesitaba crear
un nuevo enemigo y eligió el terrorismo. Refuerza esta interpretación recordar
personajes como Bin Laden, el ex-jefe de la organización terrorista Al Qaeda, que
era el mismo que trabajaba para la CIA en Afganistán. ¿Quién puede decir
fehacientemente que Bin Laden no siguió trabajando para la CIA en Al Qaeda,
mientras fue su jefe?
Parece
evidente que todos o la mayoría de los movimientos terroristas en el mundo, son
creados por servicios de inteligencia en especial de EEUU e Israel[2].
Si los crean de la nada o se infiltran en algunos que ya existen no cambia el
fondo de la cuestión. En el caso del terrorismo “musulmán” se puede suponer que
utilizan, manipulan a muchos integrantes de estas organizaciones para llevarlos
a cometer los atentados.
Pero los
ejemplos de invención de un enemigo son innumerables y se pierden en el fondo
de la historia, antigua, media y contemporánea. En el capitalismo existen desde
que éste alcanzó cierto grado de desarrollo.
La razón
de esta creación de autoatentados es
la necesidad del capital concentrado de los países con más desarrollo
capitalista de aplicar su política de saqueo y genocidio en todo el mundo
ocultando su verdadero sentido, persiguiendo opositores y creando miedo en toda
la población para poder controlarla.
Como en
el caso del actual gobierno argentino, no pueden decir cuál es su verdadero
objetivo, y necesitan culpar a un tercero.
El caso
del nazismo contra los judíos y otros es
característico. Pero no se trata de una oposición absoluta entre nazismo y
democracia burguesa (en cualquiera de sus grados de profundización parcialmente
democrática). Todos estos estados y gobiernos representan la dictadura del
capital y en la actualidad principalmente del capital concentrado, y no pueden
evitar disciplinarse en mayor o menor medida a los términos de su política.
El caso
de la guerra es también paradigmático. Los distintos gobiernos capitalistas han
utilizado las guerras para fomentar el nacionalismo reaccionario, frenar y
desviar la lucha de clases, y reprimir a los que persisten en distintas
protestas bajo la acusación de traición a
la patria. Nosotros tuvimos un ejemplo menor con la Guerra de las Malvinas.
El
gobierno de Cambiemos también necesita
crear un enemigo que asuste a la población y le “permita” la represión a todo
opositor. En el Diario
Registrado del pasado domingo 11 de septiembre
se relata:
“El secretario de Seguridad de la Nación, Eugenio Burzaco,
sostuvo que "un trabajo profundo" de las fuerzas de seguridad habían
permitido detectar "argentinos que se han formado" en el grupo
terrorista Estado Islámico, pero luego lo negó y aseguró que se había referido
simplemente a "una línea de investigación".”
El gobierno macrista
está continuamente probando formas de reprimir y de crear un enemigo para justificarla.
Ésta es una más.
Es la misma necesidad en
los principales países capitalistas de todo el mundo, llevar adelante su
política de saqueo sin que el pueblo tome conciencia de lo que se trata
realmente, reemplazando la responsabilidad del capital concentrado y su
gobierno por la del enemigo que hayan logrado instalar.
En nuestro país es
fácil de comprender. ¿Cómo hace este gobierno para impedir las crecientes
protestas del pueblo sin reprimirlo? ¿Y cómo lo reprime sin que se produzca una
reacción mayor en toda la población? Se puede citar el ejemplo de la revolución
iraní de 1979, que mientras más ametrallaban a las manifestaciones contra el
Sha, más crecían y se multiplicaban.
Inventar una guerra,
un enemigo terrorista, o enemigos más o menos semejantes es un recurso para
cambiar la conciencia de la población y frenar su creciente rebelión.
América Latina es el continente más pacífico en cuanto a la guerra entre naciones. En nuestro país la necesidad que tienen de inventar un enemigo es todavía mayor que en otros países porque aquí no hay conflictos étnicos graves, ni religiosos, ni con países limítrofes, etc., y por lo tanto no se pueden incentivar este tipo de enfrentamientos y utilizarlos como excusa para crear una dictadura más o menos camuflada bajo la apariencia de “democracia”, ni para justificar la represión interna, como pasa hoy en EEUU y Europa. Hay que inventar algo. Y como todavía no se ha inventado un enemigo terrorista para el país, hablar de supuestos “argentinos formados en el Estado Islámico” es uno de los intentos para lograrlo. Qué grado de desarrollo tendrá esta línea de engaño no se puede saber. Pero si acusan a algún ciudadano argentino de ser, de alguna manera, miembro del ISIS, ¿cómo pueden tener certeza el resto de los ciudadanos de si esto es verdadero o falso?
No se puede descartar
que, en algún momento, el capital concentrado internacional llegue al extremo
de instrumentar atentados como los de la Embajada de Israel o la AMIA.
No es cuestión de
anticiparse previendo hechos que tal vez no sucedan, pero es necesario estar
prevenido, porque algo tienen que inventar. En nuestro país también necesitan fabricar
un enemigo, porque es un gobierno que responde a los intereses del capital
concentrado internacional, cuya política, aquí y en todo el planeta, tiene la
misma necesidad de saqueo, y en muchos casos utilizan el autoatentado para “justificarla”.
Es necesario que la
población esté prevenida, que desarrolle anticuerpos
contra estos operativos, impidiendo que puedan someternos, manipularnos y
reprimirnos.
Carlos A. Larriera
28.9.2016
[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216768, 16-09-2016, Una visión retrospectiva del 11-S: quince años de guerra aérea de
Washington, ¡Bombas lanzadas!, Tom Engelhardt.
[2]
Ver en el artículo Elementos fascistas en el macrismo, de Carlos A. Larriera, Rebelión, las
llamadas 19 y 20 en que figuran los links relacionados con el tema.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216697, 14-09-2016, El 11-S y los
nueve objetivos de la ocupación de Afganistán, Nazanín Armanian.
http://tiempoar.com.ar/articulo/view/60051/las-diversas-hipa-tesis-que-se-apoyan-en-el-autoatentado, Domingo
11 de Septiembre de 2016, Edición 2082, Torres Gemelas, 11S, 15 años, Las diversas hipótesis que se apoyan en el
autoatentado.
http://tiempoar.com.ar/articulo/view/60050/para-controlarte-mejor-por-telma-luzzani, Sábado 10 de Septiembre de 2016, Para controlarte mejor, por Telma Luzzani.
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