La izquierda y el
ballotage
En el ballotage está en juego la vida del pueblo.
Si gana Macri se perderán todas las mejoras obtenidas en estos doce años y se
retrocederá aún más en todos los derechos.
Esto es así porque Macri es un empresario miembro
de las internacionales de derecha, de fundaciones y de ONGs que defienden los
intereses del gran capital concentrado, y éste necesita saquear el país aún más
de lo que lo hizo en la década del ’90. La escala que han alcanzado los grandes
conglomerados internacionales así lo requiere, es la única forma que tienen de
mantener o aumentar su tasa de ganancia (como conglomerados empresarios, forma que adopta el capital concentrado
y centralizado internacional).
La izquierda argentina en general y el FIT en
particular, con sus diferencias de matices, afirman que, tanto Massa como
Macri, como Scioli son lo mismo, son burgueses cuyo programa es el ajuste y que
por lo tanto, es indiferente que gane uno o el otro. En base a esta
“caracterización” llaman a votar en blanco.
Que los tres defienden al capitalismo es cierto.
Pero Massa es un invento electoral del capital concentrado, al cual se debe en
totalidad, Scioli viene de una familia PyMe, y se ubica desde esa cosmovisión,
como lo dijo su asesor el economista Miguel Bein[1],
y Macri es un gran empresario. Macri es parte del capital concentrado
internacional, como empresario y como político. Es la vanguardia de la ofensiva
de la derecha para erradicar los populismos de toda América Latina e imponer un
régimen tipo el Consenso de Washington. Es decir, piedra libre para los grandes capitales: todo lo que
se oponga a su superganancias será considerado delito y castigado como tal. La dictadura del capital en su máxima
expresión.
Desde esta perspectiva no son lo mismo. Todo verdadero marxista debe saber diferenciar
meticulosamente las diferencias entre todos los sectores burgueses. Debe saber
caracterizar como actúan en la lucha de clases estos distintos sectores, los
conflictos que hay entre ellos, saber aprovechar estos conflictos, saber en qué
medida pueden apoyar algunos avances democráticos (burgueses), movidos por sus
propios intereses, o son directamente partidarios de un estado cada vez más
opresivo, etc. Para algunas cosas, en algunas situaciones concretas y hasta
cierto punto por un período de tiempo acotado, el proletariado puede y deber
hacer algún tipo de acuerdo con los sectores burgueses más democráticos, por
más inconsecuentes que sean a través del tiempo. Esto como ejemplo.
En la democracia burguesa, como es la actual, es decir, en el capitalismo, el
crecimiento económico, la industrialización, la profundización de la
democracia, inevitablemente favorece en lo económico al capitalismo, pero
también favorece, y tanto más cuanto más revolución
burguesa se produzca, al proletariado. No hay otro camino hacia el socialismo
sino a través de una revolución democrática que se apoye en el más amplio
crecimiento económico capitalista
posible.
Lenin ha escrito mucho sobre todo esto. Tomemos
sus escritos de 1905, realizados poco antes del estallido de la revolución en
ese año. Lenin decía, por ejemplo: “la
socialdemocracia (el bolchevismo), que actúa en el terreno de la sociedad
burguesa, no puede participar en la política sin marchar en algunos casos
aislados, al lado de la democracia
burguesa”.[2] Más adelante dice: “…de aquí se desprende que la total independencia clasista del partido
del proletariado en el presente movimiento “democrático general”, es una
condición indispensable. Pero de esto no se desprende, ni mucho menos, que la
revolución democrática (burguesa por
su contenido económico-social) no sea de un interés enorme para el proletariado.” [3]
Y más adelante: “…Pero la idea de que la
revolución burguesa no expresa en lo más mínimo los intereses del proletariado
es completamente absurda…” “…tesis elementales del marxismo, relativas a la
inevitabilidad del desarrollo capitalista sobre la base de la producción
mercantil…” “…la clase obrera está plenamente interesada en el desarrollo más amplio, libre y rápido
del capitalismo”. [4]
Lógicamente Lenin aquí está hablando de la revolución burguesa, pero salvando las
distancias, es indudable que al proletariado le conviene el más amplio
desarrollo del capitalismo y de la democracia burguesa. Su objetivo es la
revolución democrática, único camino por el cual se puede acceder a la
expropiación del capital y al comienzo de la construcción del socialismo, pero
para llegar a esa revolución democrática se debe avanzar a través del más
amplio desarrollo del capitalismo y la democracia burguesa.
Lo que debe quedar claro es que oponerse a algo
absolutamente, solamente porque es “burgués” ata de pies y manos al
proletariado, lo inhibe de toda lucha política, y lo somete más que nunca a la
dictadura más directa de la gran burguesía. Todo va a ser burgués mientras
estemos en el capitalismo. En el marco del capitalismo el crecimiento
industrial será inevitablemente burgués, la democracia será inevitablemente
burguesa. Para no “contaminarse” de burguesía habría que oponerse, por lo
tanto, desde esta perspectiva, a todo
crecimiento industrial¸ a todo
aumento de la democracia. Obviamente esto es un absurdo.
En cuanto a la política del proletariado en cada
coyuntura sólo se puede determinar situándose en la realidad concreta en cada
caso.
En relación con los criterios para votar en la segunda vuelta de las elecciones, los
sistemas electorales en Alemania y en Rusia eran muy distintos. Dice Lenin: “En Alemania se procede a la segunda vuelta
para elegir a uno de los dos candidatos que han obtenido el mayor número de
votos en las elecciones primarias. La segunda vuelta, en el caso de los
alemanes, resuelve exclusivamente cuál de los dos candidatos que han obtenido
más votos debe ser elegido.” [5]
“En
Alemania sólo se puede hablar de elegir el mal menor: los vencidos en
las elecciones primarias [(…)] no
pueden tener otra aspiración.” […]
“La ley
electoral rusa ofrece a la democracia obrera en la segunda vuelta un campo más amplio para la lucha contra los liberales que la ley alemana.” [6]
“Siempre
que los liberales sean más fuertes que los centurionegristas [7], y los candidatos obreros sean más débiles
que los liberales, es obligatoria
—tanto teniendo presentes los objetivos políticos de la organización de la
democracia en general como la necesidad de llevar a los candidatos obreros a la Duma — la unión
de los obreros con la democracia burguesa (populista, trudovique, etc.) contra los liberales.”
“En las asambleas electorales provinciales no;
en ellas predominarán, sin duda alguna, los casos en que los liberales sean más
débiles que los centurionegristas y, por lo tanto, se requiera formar un bloque
general de la oposición para derrotar a estos últimos.” [8]
En resumen, Lenin decía que en Alemania se debía
votar al mal menor y en Rusia, en el caso
de que los centurionegristas fueran más fuertes que los liberales (kadetes),
era necesario formar un bloque general de la oposición (incluidos los kadetes)
para derrotar a los centurionegristas. O sea que aplicado a la Argentina de hoy, con
más razón habría que votar al FPV (menos de derecha que los kadetes) contra
Macri (si se piensa bien una derecha bastante parecida a los
centurionegristas).
Estos criterios para la segunda vuelta electoral
se resolvieron en el V Congreso (de Londres) de abril-mayo de 1907 del POSDR[9],
y se ratificaron en la III Conferencia
del POSDR de agosto de 2007 y en la VI Conferencia (de Praga) de 1912.
Lo que está en juego en las elecciones es el marco para el desarrollo de la lucha de
clases, desde el punto de vista de los intereses de la clase obrera y el pueblo
en general, en la
Argentina de hoy. En un gobierno del FPV, de Scioli, un
gobierno, obviamente, democrático burgués, inevitablemente burgués, incluso con
todas las dudas de que hasta qué punto implicará una continuidad en lo esencial
de la política kirchnerista (obviamente también un gobierno democrático
burgués), no cabe duda que el marco en que se moverá la clase obrera brindará una posibilidad
mucho mayor de desarrollo de la lucha de clases que bajo un gobierno de Macri, algo
así como los centurias negras actuales. Los verdaderos marxistas no pueden ser
indiferentes ante esta disyuntiva. Votar al FPV no es decirle al proletariado
que Scioli es bueno, ni tampoco que es un “verdadero” kirchnerista. Es
simplemente defender el mejor marco para la lucha de la clase obrera. Durante
estos últimos doce años, en comparación con años precedentes, el marco ha sido
mucho más favorable para la lucha de clases que durante gobiernos anteriores.
El gobierno se comprometió a no reprimir la protesta social, y si bien eso no
se cumplió en su totalidad, la comparación con gobiernos anteriores es
ampliamente favorable. Ese marco se debe mantener lo más posible y por
supuesto, ampliarlo. Bajo Macri lo más probable es que toda la lucha se
circunscriba a lo defensivo, defenderse de los cierres de fábrica, de la
desocupación, con esa desocupación ni hablar de aumentos de sueldo o
paritarias. La represión a los dirigentes combativos nos obligará a ocupar una
gran parte del tiempo en rescatarlos de la cárcel, etc. Si la izquierda actual no
ha aprovechado todas las posibilidades de desarrollar la lucha de clases en
estos doce años, si se ha limitado a la lucha sindical, en el más puro estilo de
los “economistas” criticados por Lenin en el ¿Qué hacer?, si ha despreciado el inmenso avance en la lucha
democrática de la juventud kirchnerista (su incorporación honesta y sincera a
la lucha política), esto no quiere decir que no se pueda aprovechar en el futuro,
si bajo un gobierno de Scioli se mantienen aproximadamente las condiciones
sociales de los últimos doce años, las posibilidades de profundización de la
lucha de clases.
No es un momento más, es un momento crucial de la
lucha del pueblo, bajo ninguna circunstancia
se puede dejar que gane Macri, todo marxista verdadero debe votar al FPV,
no para defender a Scioli, no recomendando creer en Scioli, sino para impedir
que gane Macri. La clase obrera necesita el mejor marco para desarrollar la
lucha de clases, el obrero conciente comprenderá perfectamente el sentido de
este voto. Dejar al proletariado en manos de un gobierno macrista sería renegar
del marxismo, darle la espalda al proletariado.
Carlos A. Larriera
4.11.2015
Pueden
verse todos los artículos del autor en el blog
[1] –Scioli dijo que usted es su referente económico. Imagino entonces
que existe un conocimiento mutuo, ¿cuál es el pensamiento económico de Scioli?
–Su ideología es
la de un dirigente de la pequeña y mediana industria. Viene de una familia
empresaria. Su padre era un mayorista de electrodomésticos y, en su momento,
uno de los dueños de Canal 9. Él tiene esa mentalidad de empresa. Tuvo su
propia empresa antes de la política. Todo eso hace que esté muy consustanciado
con el mercado interno, con la industria local, con el crédito. Es una persona
que se siente muy cómoda hablando con empresarios pequeños y medianos, no
necesariamente con los más grandes.
(Entrevista de Claudio Scaletta a
Miguel Bein bajo el título “Lo que viene es una agenda distinta”, publicado en Página 12 el 27 de septiembre de 2015)
[2] V. I. Lenin, Dos tácticas de la socialdemocracia en la
revolución democrática, Obras Completas, Tomo 9, Editorial Cartago, 1969,
pág. 41.
[3] Ídem, pág. 43.
[4] Íbidem, pág. 44.
[5] V. I. Lenin, Obras Completas,
Tomo 18, Editorial Cartago, 1969, La
segunda vuelta de las elecciones en Rusia y las tareas de la clase obrera, pág.
43.
[6] Ídem, pág. 45.
[7] “Los Centurionegristas, o sea la “Unión del
pueblo ruso”, los monárquicos, el Partido de la Ley y el Orden, el Partido Comercial e Industrial
y el Partido de la Renovación Pacífica.”
“Los centurionegristas defienden al gobierno zarista actual. Están a favor de
los terratenientes y los funcionarios, del poder de la policía, los consejos de
guerra, y los pogroms.” “Los centurionegristas luchan por el mantenimiento de
la vieja autocracia, a la privación de derechos del pueblo, a la dominación
ilimitada de los terratenientes, los funconarios y la policía sobre el pueblo.”
“Los centurionegristas no quieren dar al pueblo ninguna libertad, ningún poder.
Todo el poder es para el gobierno zarista. Los derechos del pueblo: pagar
impuestos, trabajar para los ricos y pudrirse en la cárcel.” “Los
centurionegristas defienden los intereses de los terratenientes feudales. Nada
de tierra para los campesinos. Solamente los ricos podrán comprar tierras a los
terratenientes, por acuerdo voluntario.” “Los centurionegristas, utilizando
todos los medios de lucha, pueden lograr que el pueblo se vea definitivamente
arruinado y toda Rusia sometida al salvajismo de los consejos de guerra y los
pogroms.” V. I. Lenin, Obras Completas, Tomo 11, Editorial Cartago, 1969, ¿A quién se debe elegir para la Duma del Estado?, pág.
351.
[8] Ibídem, pág. 46.
[9] Partido Obrero SocialDemócrata
de Rusia, el partido de los bolcheviques.
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