Para superar la coyuntura
y más allá de ella
Una
derrota en una lucha bien llevada, con táctica y estrategia correctas, deja
herencia. Otros pueden continuar la lucha porque se habrá mostrado un camino.
Una derrota que sea consecuencia de una táctica y una estrategia equivocadas no
deja herencia. Probablemente se produzca desánimo y desorientación, y pase
mucho tiempo antes que alguien haga un balance de la derrota y elabore una
nueva táctica y una nueva estrategia. Se habrá producido una interrupción de
continuidad. En el primer caso los mismos que sobrevivieron a la derrota podrán
continuar la lucha. En el segundo caso, probablemente serán otros, que no
estuvieron en la lucha derrotada, los que harán el balance y continuarán la
lucha con otra táctica y estrategia.
Hay
una lucha entre el gobierno y el capital concentrado y centralizado
internacional (CCyCI). El primero quiere continuar con el desarrollo industrial
con inclusión social dentro de los marcos limitativos del capitalismo. El segundo
son conglomerados empresarios internacionales que tienen a todos los países del
mundo como sus mercados, y no les interesa la suerte de ningún mercado interno
en particular, no les importa arrasar con todo desarrollo industrial y con toda
inclusión social, como hicieron en la Argentina en los ’90.
No
es solamente un problema entre el gobierno y el CCyCI. Atañe a todo el pueblo
argentino. Es necesario llevar a cabo un conjunto de medidas que frene la
ofensiva del CCyCI. Hay que luchar para que éstas se apliquen por este gobierno
y más allá de este gobierno. Se deben estatizar el comercio exterior y los
bancos. Este programa debe ser tomado e impulsado por la clase obrera y el
conjunto de los trabajadores, para que lo aplique este gobierno o los que le
sigan, luchar por este programa aún en la eventualidad de una derrota del gobierno
frente al CCyCI. Esta eventual derrota implicaría un avance acelerado del dominio
del CCyCI, lo cual sería tremendamente perjudicial para todo el pueblo, volveríamos
a algo peor que los ’90. Al adoptar consecuentemente la lucha por este programa,
la clase obrera optimizará la posibilidad de que se aplique urgentemente, y tendrá
un programa de lucha para enfrentar al CCyCI en cualquier circunstancia, incluso
más allá de este gobierno y de los que le sigan.
El
gobierno está en una encrucijada[1].
Puede salir o sucumbir. El CCyCI sigue con su ofensiva, manifestada de distintas
formas. Es un hecho que el “círculo rojo”, laboratorio político del CCyCI, da
por descontado que el gobierno no llega a las elecciones, lo que certifica que
la ofensiva destituyente continúa.
Hay
dos problemas coyunturales: la escasez de divisas (restricción externa) y la inflación.
Y un tercer problema más estructural que es el déficit fiscal. Si se estatiza
todo el comercio exterior se podría evitar la elusión del ingreso de divisas
por parte de los exportadores. Si además se estatiza la banca, se podría
controlar en buena medida la fuga de capitales, con lo cual se impediría el
egreso de divisas. Controlado el ingreso y el egreso de divisas, no habría
escasez de las mismas porque el país las produce en cantidad más que
suficiente.
Si
se estatiza la banca también se puede direccionar el crédito hacia la
producción, hacia la inversión en infraestructura, hacia la sustitución de
importaciones, etc. Esto bajaría los costos, lo cual reduciría la posibilidad
de una inflación de costos. Además se incrementaría la producción, lo cual iría
en contra de la inflación de demanda. La estatización del comercio exterior
permitiría controlar la inflación que se produce por traslado de los precios
internacionales al mercado interno.
La
inflación por oligopolios, la que más ha pesado en el país en los últimos años,
en principio no puede ser solucionada radicalmente bajo el capitalismo, porque
la dinámica de la concentración económica es natural en el capitalismo, es
parte de su ADN. Para esta tarea será necesaria la revolución social, la expropiación
del capital y la construcción del socialismo.
No
obstante el plan de crear muchas sucursales de mercados centrales puede dar
algunos resultados. También se podrían inventar algunas otras medidas con
efectos benéficos. El gobierno también intenta controlar la inflación por
oligopolios auditando los costos reales y convalidando sólo aumentos de precios
basados en verdaderos aumento de costos. Es una política que tiene sentido,
pero dadas las limitadas posibilidades que existen para controlar la inflación
por oligopolios, esta estrategia tiene pocas posibilidades de obtener logros
apreciables, aunque igualmente es importante que se avance en ese camino lo más
posible. Frenar algo o mucho la inflación protegerá en alguna medida el nivel
de vida del pueblo, reducirá el desgaste político que produce en el gobierno y que
favorece al CCyCI, y lo que tiene una importancia estratégica fundamental, en
la medida en que el pueblo participe en el control de precios irá adquiriendo
mayor conciencia sobre la política real de las grandes empresas, siempre y
cuando este proceso esté acompañado por verdaderas denuncias del gobierno y
explicaciones satisfactorias por parte del verdadero progresismo y la verdadera
izquierda.
El
déficit fiscal podría ser solucionado cambiando el sistema impositivo, modificando
la actual regresividad por una escala progresiva de impuestos en relación a la
ganancia y al capital acumulado, y evitando la evasión que permanentemente
ejercen las grandes empresas, tanto las agrícola-ganaderas como las
industriales, comerciales y financieras.
Es
necesario también derogar las leyes de Inversiones Extranjeras y de Entidades Financieras
instaladas en la última dictadura militar, y denunciar todos los 55 TIB
(Tratados Bilaterales de Inversión), y el sometimiento a tribunales como el
CIADI.
Sin
restricción externa el CCyCI no estaría en condiciones de presionar por una
devaluación, el gobierno podría administrar el tipo de cambio con tranquilidad.
Si
el gobierno hubiera tomado las medias propuestas la devaluación se podría haber
evitado. No es cierto lo que dicen políticos, economistas ortodoxos y voceros
del CCyCI acerca de la inexorable necesidad de la devaluación.
Las
medidas aquí propuestas constituyen un pequeño programa, que no solamente
debería aplicar el gobierno, sino que es un programa que necesita el país, el
conjunto de la población, todos los trabajadores, en particular la clase
obrera.
Debe
reclamarse al gobierno la aplicación de estas medidas, y ya sea que éste las
aplique total o parcialmente o no lo haga, es necesario seguir impulsándolas,
inclusive bajo futuros gobiernos. Es necesario que haya pronunciamientos de
toda la izquierda y el verdadero progresismo a favor de este programa, y que se
realicen encuentros, charles, actos y sobre todo movilizaciones para
impulsarlo.
Esta
tarea política cumplirá al menos dos objetivos: primero, optimizar las
posibilidades de que este gobierno lo aplique. Segundo: es un programa que irá
más allá de este gobierno, de permanente ejecución, que debe impulsarse hasta
lograr que se aplique y mantener su vigencia. De esta manera, aunque el
gobierno no ejecute estas medidas, y las tibias acciones que pueda seguir realizando
no alcancen para frenar la ofensiva del CCyCI, la clase obrera y el pueblo
habrán incorporado unos puntos fundamentales de un programa de lucha que se
mantendrá en el tiempo.
Obviamente,
el CCyCI ofrecerá la máxima oposición a su implementación. Aunque el gobierno
quiera sinceramente llevarlo adelante le será muy difícil obtener una relación
de fuerzas suficiente para lograrlo. Esta relación de fuerzas depende
fundamentalmente del grado de conciencia que tenga el pueblo de la situación. El
gobierno no ha tomado dentro de su estrategia la tarea de elevar la conciencia
de la población[2],
no ha impulsado una corriente dentro del FPV que trabaje en ese sentido. Ahora
lo necesita, pero no puede lograr en forma inmediata que el pueblo tome cabal
conciencia de la necesidad de tomar estas medidas. También aquí es una carrera
contra el tiempo, en el caso de que el gobierno finalmente intente aplicar este
programa.
La
verdadera izquierda no debe esperar a que el gobierno adopte estas medidas.
Debe impulsar sin demora de todas las maneras posibles este programa. Debe ser
parte de su programa. De esta manera las masas que quieran luchar para que no
se retroceda en el grado de redistribución del ingreso, empleo, etc., que se ha
logrado bajo este gobierno, podrán tener un programa, una serie de tareas por
las cuales luchar, lo haga o no el gobierno, lo haga o no el kirchnerismo
dentro y fuera del gobierno, o los futuros gobiernos, si los hay, del FPV.
Seguramente
el gobierno intentará algunas medidas, pero difícilmente estas incluyan la
completa estatización del comercio exterior y menos aún la de los bancos. Es
probable que desde fuera del gobierno se realicen distintos tipos de propuestas
y que el pueblo apoye más a unas que a otras en determinado momento, la lucha
por la más plena realización de este programa será larga y con avances y
retrocesos. Pero debe ser una lucha perseverante. En cada momento que exista la
posibilidad de llevar a la práctica un avance parcial hay que sumar todas las
fuerzas posibles para que se concrete y continuar la lucha por mayores realizaciones.
Solamente a título de ejemplo, sería el caso de que prosperara la propuesta del gobernador Uribarri de la
creación del Instituto Nacional de Comercialización Agropecuaria[3],
con todas las limitaciones que pueda tener. El programa se irá enriqueciendo, incorporando
nuevas iniciativas, como la del Movimiento Nacional Campesino Indígena, MNCI,
de desarrollar un Programa de abastecimiento de Alimentos estatal[4],
entre otras reivindicaciones. Otra posibilidad es que el gobierno implemente la
creación de un “organismo estatal de regulación del mercado agropecuario”.[5]
La lucha debe ser permanente, aprovechando al máximo cada oportunidad de
concretar un avance parcial, sin descuidar la estrategia general de
estatización del comercio exterior y los bancos.
No
todos los avances que el pueblo necesita llevar a cabo pueden lograrse bajo el
capitalismo. De ahí la necesidad estratégica de revolución social, de
expropiación de los capitalistas y de construcción del socialismo, que será
inevitablemente una larga etapa en la que sobrevivirán por mucho tiempo
elementos del capitalismo que tardarán en desaparecer. Hasta dónde se podrá
avanzar en determinadas reformas como éstas bajo el capitalismo y hasta dónde
no, es algo que no podrá resolverse completamente sino en la lucha misma. Es posible
que este programa no pueda ser aplicado totalmente bajo el capitalismo, que sea
necesaria la revolución social para hacerlo, habrá que ver. Pero lo que no cabe
duda es que hay que intentar su concreción desde ahora, avanzando lo más
posible, llegando al máximo que se pueda llegar bajo el capitalismo en la
Argentina en este momento. No cabe duda que será una lucha difícil para la que
habrá que contar con todas las fuerzas del pueblo, en especial la clase obrera
como clase dirigente. Esta será inevitablemente una lucha contra el CCyCI, que
también se verá dificultada en parte por la política del propio gobierno, que
quiere el apoyo de los trabajadores, pero no acepta para nada la dirección de
la clase obrera, que es fundamental para el triunfo de esta lucha. Todo está
por verse. Pero no hay otra forma de seguir avanzando, y retroceder sería volver
a una situación peor que la vivida en la década del ’90.
Hoy
en el gobierno se está discutiendo hasta qué punto avanzar en los controles del
comercio exterior y los bancos, de qué manera ejercer estos controles, cómo
contar con apoyo popular. Hasta ahora ha preferido realizar medidas parciales,
instrumentales, operativas, básicamente amigables con el capitalismo en lo
fundamental. Esto lo llevó a retroceder hasta la devaluación frente a la
ofensiva del CCyCI que venía provocando una gran inflación y una brecha
cambiaria insostenible. El gobierno optó por la devaluación en lugar de avanzar
con medidas radicales de algún tipo para control del comercio exterior y los
bancos. Hoy se encuentra todavía en esa encrucijada, aún después de haber
devaluado. Por ahora ha impedido que el CCyCI lleve su ofensiva devaluatoria
más allá de los 8 pesos, y está intentado estabilizar la subida de precios en el
punto más bajo posible. Pero son medidas insuficientes si el CCyCI sigue a la
ofensiva. Por eso en el gobierno se discuten alternativas de control del
comercio exterior.
Es
necesario que la verdadera izquierda apoye e impulse este programa
perseverantemente, que ayude a elevar la conciencia de la clase obrera y el
conjunto del pueblo, única posibilidad de que esta lucha se lleve adelante con
la profundidad necesaria.
Carlos
A. Larriera
3.2.14
[1] Es mejor hablar de encrucijada
en lugar de crisis o debilidad del gobierno, porque encrucijada implica la
existencia de una lucha, en cambio debilidad o crisis puede ser entendida como
que ya ha comenzado una dinámica hacia la derrota definitiva.
[2] Aunque desde el cambio de gabinete,
las declaraciones de Capitanich y otros funcionarios incluyen muchas denuncias,
que en parte ayudan a elevar la conciencia, dentro del marco general de confusión
que implica la política de conciliación de clases del gobierno.
[3]http://tiempo.infonews.com/2014/02/03/argentina-118019-hay-grupos-economicos-especuladores-y-mezquinos.php,
03.02.2014 , "Hay grupos
económicos especuladores y mezquinos", El gobernador entrerriano justifica el proyecto de creación de una
Junta Nacional de Granos, Por:
Martin Piqué
[4] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=180391&titular=tiempos-de-definiciones-,
04-02-2014, Soberanía
alimentaria y democracia o subordinación al capital financiero.
|
[5] http://pag-impar.blogspot.com.ar/2009_02_01_archive.html,
Proyecto de estatización del comercio exterior
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